Como cualquier hombre de negocios de su nivel, el propietario de Grupo Salinas —TV Azteca, Elektra y otras empresas— sin duda es criticable. Pienso que prácticamente todas las personas que nos expresamos en los medios acerca de política y negocios hemos cuestionado alguna vez a Ricardo Salinas Pliego.
Toco el tema por la portada de Proceso de este domingo. Admiro a ese semanario, pero creo que en esta ocasión se equivocó y ha dado una mala lección de periodismo. Porque una cosa es la crítica periodística por simple vocación informativa y otra muy distinta el pleito personal o por razones de otro tipo.
Queda claro que se llevan muy mal los editores de la revista Proceso y Salinas Pliego. Inclusive el segundo ha demandado a la revista, por daño moral me parece.
Por ese motivo, esto es, porque están enfrentados en los tribunales, los directivos del semanario fundado por Julio Scherer deberían ser particularmente objetivos cuando se ocupen del mencionado empresario.
Este domingo, me parece, la objetividad ha brillado por su ausencia en la portada y en dos reportajes de Proceso. Desgraciadamente.
Aunque sin duda es noticia, creo que no era para tanto el reportaje al que Proceso dedica su portada: la concesión que tiene Salinas Pliego —o alguna de sus empresas— relacionada con el Campo de Golf Tangolunda, de Huatulco, Oaxaca.
Sintetizo la información:
√ Organizaciones empresariales de ese destino turístico han solicitado a Fonatur que no renueve la concesión al dueño de Elektra porque este no ha organizado grandes torneos que promuevan a Huatulco.
√ Se quejan los hoteleros de Bahías de Huatulco de que Ricardo Salinas Pliego haya preferido Puerto Vallarta —creo que más bien Nuevo Vallarta o Nuevo Nayarit— para que se celebre el @MexicoOpenGolf patrocinado por Grupo Salinas.
Mis comentarios a la nota de Proceso:
√ Resulta obvio que Salinas Pliego tomó una decisión racional al llevar su torneo de golf internacional a un destino turístico —Vallarta— mucho mejor conectado por vía aérea que Huatulco. No olvidemos que el aeropuerto de Puerto Vallarta es el séptimo más importante de México (2 millones y medio de pasajeros al año), mientras que el de Bahías de Huatulco se ubica en el lugar 24 (apenas 400 mil pasajeros).
√ Sería absolutamente inadecuado un torneo de golf de calidad global en un destino turístico al que llegan muy pocos vuelos.
√ Si los hoteleros de Huatulco quieren que la situación cambie, son ellos quienes están obligados a ponerse las pilas, esto es, quienes deben negociar con líneas aéreas —es decir, PAGAR y hacer presión de otro tipo— para que aterricen y despeguen más aviones comerciales, y ya después mejorar su oferta de hoteles, que no son precisamente los mejores de México.
√ Ni Salinas Pliego ni nadie que no tenga más intereses en la región les va a hacer el trabajo a quienes sueñan con hacer de Huatulco, sin invertir para ello, un destino turístico de clase mundial.
√ La agresividad de los hoteleros de Huatulco no debe dirigirse contra Salinas Pliego, sino contra las líneas aéreas —Aeroméxico, Volaris— y contra la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes que tienen en el abandono a no pocas regiones de México, a las que no resulta sencillo llegar porque no hay vuelos suficientes... o que simple y sencillamente no cuentan con vuelos.
√ La agresividad de los hoteleros de Huatulco deben dirigirla, como autocrítica, a ellos mismos: les falta mucho para hacer la tarea.
√ Por lo demás, si le quitaran el campo de golf de Huatulco al empresario Salinas Pliego —no sé si hay razones válidas para ello— , tal vez hasta le harían un favor al dueño de TV Azteca, ya que seguramente operarlo le representa pocas ganancias, si las tiene, y mucha distracción para sus ejecutivos.
√ Hasta donde estoy enterado, un campo de golf normalmente no es rentable por su operación; las ganancias se logran porque el campo es un imán para vender casas o condominios en los terrenos del mismo. Lógicamente, tal negocio inmobiliario no puede hacerlo Salinas Pliego en esa enorme cancha de hierba si no le pertenece.
√ No pretendo dar lecciones de empresarialidad inmobiliaria a quienes editan Proceso, pero creo que pudieron haber cuestionado a los hoteleros de Huatulco acerca de si, además de echarle bronca a Salinas Pliego, tienen planes realmente eficaces —es decir, dinero disponible de sus bolsillos— para proyectos que hagan del campo de golf de esa población un verdadero atractivo; no solo proyectos y planes como el de buscar incrementar la conectividad aérea, sino también para transformar positivamente el campo, algo que de ninguna es barato. ¿O pretenderán que el gobierno les financie?
La otra nota
En fin, la mala lecha de Proceso no está en la nota sobre el campo de golf que opera Salinas Pliego en Huatulco —información que hasta podría ser interesante con los ajustes necesarios—; la mala intención se evidencia en el segundo reportaje, que no venía al caso porque se ha comentado tanto que ya no es noticia: que el dueño de Grupo Salinas busca impugnar una resolución judicial, relacionada con pago de impuestos, que no le favoreció.
Hasta el presidente López Obrador se refirió al tema hace un mes cuando precisó que hay diálogo entre el empresario y el SAT para resolver el problema, esto es, para que Ricardo Salinas pague lo que corresponda.
Proceso publicó la segunda nota —la de los impuestos— solo para darle fuerza a la primera —la del campo de golf—, y justificar de esa manera poner a Ricardo Salinas Pliego en su portada, con el evidente propósito de dañar la imagen de este empresario.
Pero eso, más que periodismo, claramente es una venganza, un desquite porque Salinas Pliego demandó a la histórica revista. Así no.
Proceso no destaca la tragedia de las mexicanas en Europa
El reportaje que sí vale la pena de la edición de Proceso que ha empezado a circular no fue destacado en la portada: la violencia machista, y aun violencia vicaria, que sufren no pocas mexicanas que se casaron con europeos y padecen el infierno de vivir con hombres iracundos que las agreden y muchas veces no las dejan ni siquiera convivir con sus hijos.
Lo peor del caso —muy bien presentado por los reporteros del semanario— es que la Secretaría de Relaciones Exteriores de México nomás no ayuda a las compatriotas en problemas en el llamado Viejo Continente.
El odio a Salinas Pliego impidió a los editores de Proceso destacar su mejor reportaje, que de haber tenido mayor visibilidad habría ayudado a tantas mujeres en problemas porque se casaron con europeos que pensaban eran menos machos que los de acá..., pero eran peores.