A través del legislativo federal, y en especial de la Cámara Alta se dio certeza a una de las propuestas con mayor sensibilidad y responsabilidad social como es el esquema de Programas Sociales cuando se elevó a término constitucional a fin de garantizar el apoyo y la asistencia al modificar el Artículo 4° de la Constitución.
Sin duda fue una de las tareas más significativas al convertir una propuesta en un mecanismo que la misma población tendrá el derecho de recibir con una política social que ha trascendido de forma favorable justo cuando se necesitó. Empero, es indispensable fortalecer y ahondar en esa tarea o responsabilidad institucional del estado dado que hay un porcentaje todavía mayúsculo en el país que sigue padeciendo la pobreza extrema.
Esto no significa que los programas sociales no estén dando resultado, sino que hay que ir más a fondo y seguir insistiendo hasta multiplicarlos o extender a cada rincón de la geografía del país. En otras palabras, que todos los mexicanos y mexicanas tengan acceso a los apoyos de distintas índoles pues esos mismos beneficios pueden llegar a ser la diferencia para resarcir o contribuir a descender los índices de pobreza consolidando un sistema de bienestar universal y aplicando una política social integral con programas, acciones y estrategias que sean complementarios, para dar solución a los problemas sociales.
Hay que recordar que, en México, existe un porcentaje elevado de municipios marginados, así como diferentes sectores que se encuentran alejados en comunidades, especialmente grupos indígenas que necesitan una política de ayuda urgente, sobre todo con un sistema de salud de cobertura universal de calidad que asegure su atención.
Y han surgido propuestas que se lograrían ir adoptando en la siguiente etapa de gobierno una vez que el presidente Obrador termine su gestión. Una vez que llegue ese periodo, se pueden sentar las bases de un proyecto de nación con las características que mencionamos anteriormente a través de una política y programas de cuidados, para asegurar el bienestar de las personas, justamente fortaleciendo la red de asistencia social, pública y privada, y de protección jurídica eficiente.
Con ello, es necesario también promover el ingreso a la educación de la población rural, impulsando el acceso a la universidad de las y los jóvenes. Por ello, es necesario que el diseño de un programa de nación vaya acompañando estas acciones que hoy en día nacen de la misma participación ciudadana, pero también de los actores que cumplen esa responsabilidad de plantear mecanismos que pueden lograr, indudablemente, avanzar en el crecimiento y desarrollo del país.
Finalmente, los programas sociales son, hasta este momento, un esquema de ayuda cuya responsabilidad ha tenido una respuesta muy atinada del gobierno para que el beneficio sea una tarea que siga considerando la necesidad.
Aunque esa necesidad tiene más fronteras que hay que tomar en cuenta de acuerdo con muchos indicadores, pero como también lo mencionan los protagonistas que ya trabajan en un proponer una alternativa con pleno conocimiento de causa cuyas decisiones ayudarán, sin lugar a dudas, a minimizar y descender los índices de pobreza que todavía aquejan al territorio nacional pues estamos hablando que más del 45% de la población vive todavía en pobreza.
Por ello, hay mucho trabajo por realizar a futuro, especialmente en políticas sociales con responsabilidad pues hay que seguir fortaleciendo los Programas Sociales para asegurar que millones de mexicanos tengan una mejor calidad de vida.