Yucatán no sólo ha sido ejemplar en el tema de seguridad, lo ha sido por dar prioridad a su gente, y porque en sus gobiernos estatales y en la mayoría de los municipios, prevalece un sentido de democracia y diálogo con una visión que hace que el estado destaque sobre casi toda la república.

La entidad ha sido gobernada por el PRI, PAN y ahora por Morena, es decir, la gente vive la democracia y la alternancia. El actual gobernador Joaquín Mena no tiene empacho en trabajar de manera coordinada con la presidenta municipal de Mérida, la panista Cecilia Patrón quien gobierna la ciudad más importante del estado y recientemente se ha convertido en la alcaldesa mejor calificada.

Puerto Progreso

Sin embargo, en el municipio de Progreso donde se encuentra el principal puerto turístico y de carga que ofrece toda clase de servicios portuarios de altura, el alcalde panista Erik Rihani González, quien de por sí, llegó con cuestionamientos a ocupar el cargo, parece actuar de manera beligerante y con muy poco sentido, más con revanchismo que con inteligencia.

Es lamentable que mientras el gobernador de Morena tiene como prioridad el desarrollo del puerto, el alcalde se encargue de obstaculizar los esfuerzos y logros que se han venido gestando.

El gobernador de Yucatán, Huacho Díaz Mena, luego de realizar una importante gira por Italia aseguró que Yucatán se conectará con todo el mundo precisamente por el Puerto de Progreso, en su visita, por cierto, estuvo en el Arsenale de Trieste, lugar especializado en la reparación, mantenimiento y reconversión de cruceros y barcos de gran tamaño. La intención es que Puerto Progreso se convierta en un destino para los cruceros, lo que atraerá más turismo al puerto y al estado.

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Para lograrlo se necesita tener la infraestructura y equipamiento de almacenamiento energético para estar a la altura de lo que es, un gran puerto, un gran destino turístico y un importante centro de negocios, con servicios públicos de primer nivel, calles y vialidades adecuadas y orden.

Se trata de tareas que corresponden netamente al municipio, que para ofrecer y atraer la inversión y el desarrollo portuario y económico, requiere ponerse a la altura. Sin embargo, el presidente municipal pareciera que prioriza otras cosas que no están en línea con la modernización del puerto y la ciudad, y que por el contrario, se convierten en freno para la integración.

Primero el peatón

La peatonalización de áreas urbanas ha demostrado tener múltiples beneficios, tales como la reducción de la contaminación, la mejora de la calidad de vida y el fomento de la actividad económica local. Ciudades como Ámsterdam y Copenhague son ejemplo de cómo estas medidas pueden transformar positivamente el entorno urbano.

Lamentablemente, ante la importante expectativa de desarrollo del Puerto de Progreso y en total contrasentido, se ha anunciado la reapertura del malecón tradicional al tránsito vehicular. La decisión ha generado opiniones divididas entre residentes y comerciantes, y contrasta con las tendencias globales que priorizan los espacios peatonales para mejorar la movilidad y el medio ambiente.

Por otro lado, en Mérida, una ciudad que crece a pasos agigantados, con iniciativas como la siembra de árboles para mejorar el entorno urbano, se toman acciones claras y eficaces encaminadas a lograr una ciudad moderna y sustentable. Para complementar estos esfuerzos, bien valdría considerar la peatonalización de calles céntricas como la avenida 47 o incluso el Paseo Montejo, para potenciar los beneficios al ofrecer espacios más agradables y seguros para la población local y el turismo.

Otro punto a destacar es la ampliación de la infraestructura urbana y de servicios, con el cambio de luminarias, la llegada del gas natural para los hogares, el comercio y la industria y, muy importante, para la generación de la electricidad que demanda la Península. En obras como las dos plantas de generación Mérida IV y Valladolid y la ampliación de la capacidad del ducto Mayakan, los tres niveles de gobierno trabajan de manera conjunta para lograr uno de los proyectos energéticos más ambiciosos de México y Latinoamérica.

No progresa

Todo lo anterior que ocurre en Mérida es un buen ejemplo de que las autoridades pueden ponerse de acuerdo para trabajar en el ámbito de sus responsabilidades con un mismo fin, el desarrollo y el bienestar de la población.

Una situación que no se ve en Puerto Progreso y siendo la segunda ciudad en importancia del estado no puede quedarse atrapada en la lucha de vanidades políticas, sino sumarse al progreso.

Conservar vías peatonales que ya se habían conseguido y que favorecen a la población, el comercio local y promueven el turismo, es algo fundamental. Las autoridades, independientemente de su extracción partidista, deben estar abiertas a considerar tendencias y beneficios asociados al diseño de políticas urbanas que promuevan ciudades más sostenibles y habitables.

X: @diaz_manuel