Me parece una excelente iniciativa del gobernador de Querétaro: Estoy convencida como psicóloga y también como habitante de este estado, que el acceso a las redes sociales a temprana edad, sólo les genera a los niños y adolescentes estrés, ansiedad, depresión e intentos de suicidio.

Y es que los jóvenes han encontrado en las redes sociales cómo agredir a otros la mayoría de las veces ocultando su foto de perfil y odiando como una fuga de sus propios dolores y soledades. Y con todo el odio agreden a otros sin piedad.

También los jóvenes sienten un constante vacío al ver en redes sociales que otros pueden tener ropa y tenis de marca, celulares de última tecnología. Ven sus viajes... ¡vaya!, sus felicidades que son falsas porque cuando son reales no da tiempo de querer tomar video de esos momentos y bueno, muchos jóvenes que presumen en dichas redes diariamente sus vidas perfectas, con sus cuerpos perfectos. Es abrumador para el menor de edad que siente que jamás podrá tener lo que tiene el otro al que ven en las redes sociales.

Obviamente la sensación de soledad y de vacío es una constante de niños y adolescentes cuando ven que otros sí pueden viajar y tener vidas llenas de lujos y novios y novias a granel con autos último modelo y casas enormes.

Si hay algo de lo que me arrepiento es haberle dado a mis hijos cuando eran pequeños iPads para que jugaran y se divirtieran con los juegos que su tía, mi hermana que en paz descanse, les compraba a cada rato.

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Desde ahí la adicción a un aparato con pantalla ha sido interminable.

Apoyo al 100% la iniciativa del gobernador Mauricio Kuri de prohibir redes sociales para jóvenes entre 15 y 17 años. Pero debe de ir a un lugar más profundo.

¿Cuál sería el castigo y para quién? ¿ Para ellos? ¿Para los papás? Me parece que los padres tendrían que tener responsabilidad en esto, pero las reglas no están claras.

Lo claro sí es que el uso de redes sociales en niños y jóvenes no les traen nada bueno a sus vidas. Y justamente el exceso de estas redes alejan al joven de los padres.

Y ahora viene a colación este tema, el cruel caso de Fátima. Una chica adolescente en Iztapalapa, que generó conmoción. A ella le gustaba el K-Pop, que es todo un culto a lo coreano, con grupos musicales, bailables, canciones.

Vi que en redes sociales le hicieron un cartel donde mencionan que ser fan no es un crimen…. El odio sí lo es.

Yo lo he vivido en carne propia. He sido juzgada y condenada al odio por comentar los programas que me gustan, por la música que escucho, por las películas que me parecieron muy buenas….

Sí gobernador, como madre de dos adolescentes, apoyo su iniciativa. No más redes sociales para menores de edad.

Es cuanto.