El diagnóstico y objetivo de las propuestas en materia de energía que han planteado las candidatas presidenciales son casi idénticos, principalmente en lo que se refiere al desarrollo de energías verdes, sin embargo, hay una diferencia de fondo que vale la pena analizar.
Las coincidencias
Ambas coinciden en el diagnóstico. Concuerdan en que AMLO se equivocó al impulsar energías fósiles como el petróleo y sus derivados, el combustóleo y otros altamente contaminantes, caros e ineficientes que tienen un impacto negativo en la economía y en el cambio climático.
También, coinciden en que se deben impulsar las energías renovables, innovar y trabajar en el almacenamiento de gas natural y de electricidad, en modernizar las redes de transmisión, y en que Pemex tiene que dar un cambio y dedicarse a la generación de energías renovables.
Las diferencias
En lo que no coinciden, es en el perfil de quién se encargará de ese importante y trascendental sector. Contradictoriamente Claudia considera “buenos” a los neófitos que nos han puesto en la catástrofe, que vinieron hacer negocios y a robar a manos llenas.
Hablar de continuidad implica estar de acuerdo en el papel que desempeñó Rocío Nahle como secretaria de energía, aunque sólo se preocupó por ser la “líder de proyecto” de Dos Bocas y en exprimir contratos y negocios para hacer crecer su patrimonio personal sin que el sector avanzará ni un solo paso. El sexenio de AMLO fue un “gasolinazo” permanente, el precio actual de la gasolina regular rebasa los 24 pesos y de la autosuficiencia energética que prometió el presidente, ni hablemos, en general crecieron las importaciones de todos los derivados del petróleo como gasolinas y diésel, aceites, gas LP y gas natural.
También esta de acuerdo con personajes como Octavio Romero, que como él mismo ha dicho, es un ingeniero agrónomo que de energía no conoce gran cosa y con su socia, Elvira Daniel, que tienen a Pemex en la quiebra.
En CFE esta de acuerdo con Manuel Bartlett, el “dinosaurio” responsable del fraude electoral más grande de la historia de México, un ex secretario de gobernación de los más represivos y ex funcionario de la temida Dirección Federal de Seguridad, que en CFE ha hecho toda clase de negocios a través de su concubina y de su operador Miguel Reyes, director corporativo de CFE Energía y que ha ayudado a hacer realidad la obsesión de este gobierno por destruir cualquier avance en energías renovables.
También significa que estuvo de acuerdo con los cambios que AMLO hizo en los órganos autónomos como la CNH y la CRE para colocar a sus incondicionales. En la CNH, puso primero a Rogelio Hernández, un amigo cercano de su hijo José Ramón, el de la Casa Gris, quien sin experiencia alguna fue director de Fertilizantes en Pemex y en 2020, lo nombraron director de la CNH, como todos los amigos de los hijos de Andrés, Rogelio salió una fichita insostenible y acabó por salir, pero claro, sin tener consecuencias, fue premiado y hoy aparece dentro del flamante equipo de la candidata del continuismo.
En la CRE, con honrosas excepciones, el resto, empezando por su presidente Leopoldo Vicente Melchi García, sirven de oficialía de partes de CFE y peor aún, de Manuel Bartlett, no deciden ni su propia agenda, no hacen estudios ni fijan tarifas conforme al mercado o las condiciones de inversión sólo actúan de manera discrecional favoreciendo a empresas allegadas a los intereses de AMLO y su familia.
Por cierto, en el sector privado organizado, Rocío Nahle creó con una de sus incondicionales, Lizeth Perla Padilla, una asociación denominada “Energía Puesta en Marcha” que de la noche a la mañana se convirtió en la principal interlocutora con las autoridades energéticas, es decir, cualquier persona o empresa que quisiera reunirse con Nahle o con algún alto funcionario del sector, tendría que pasar primero por ella.
Junto a la evidente discrecionalidad de ésta, hay otras asociaciones donde sus presidentes son de menor perfil, pero igualmente serviles frente al poder, como la AMGN y algunas cámaras especializadas que se convirtieron en filtros de los negocios entre la 4T y sus empresas consentidas, como Sempra, Simsa o Carso de Carlos Slim, y con Perla como encargada de todos los arreglos con la CRE, CNH, CENAGAS, ASEA.
Incluso el CCE que preside Francisco Cervantes, como principal representante del sector empresarial no tuvo la influencia de Perla y prácticamente estuvo supeditado a la influencia y amiguismo que representa para poder interceder por sus agremiados.
La oferta de la continuidad
Pero la mayor diferencia entre ambas candidatas estriba en que por órdenes de AMLO, Claudia apuesta por la “rectoría del Estado”. El control absoluto del gobierno implica, con las leyes que le hereda, que el gobierno explote los recursos, sin inversión, sin tecnología, sin innovar.
Es decir, con Claudia se mantendrá todo igual, incluyendo a personajes que de forma arbitraria se convirtieron en importantes interlocutores como Perla y otros que trabajan induciendo y manipulando para obtener que las empresas apoyen a Claudia, claro, si es que quieren seguir trabajando en México.
X: @diaz_manuel