Quiero ser extremadamente clara con este tema, y para ello es necesario dar un breve resumen histórico de cómo llegamos a esto. El gobierno de Peña Nieto heredó del gobierno de Calderón la bajada de vuelo de Mexicana de Aviación. En esos años las protestas afuera de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) ubicada entre Xola y Lázaro Cárdenas, en la colonia Narvarte no menguaban, y “algo” tenían que hacer.
El gobierno priista de Peña Nieto se ufanaba que durante su sexenio no hubo una sola huelga. Lo decía con orgullo, y esto era porque se la pasaron “maiceando” líderes sindicales, o acabando con los movimientos sociales mediante el uso de la fuerza.
Quien fuera el secretario del trabajo en esa época, Alfonso Navarrete Prida, fue el encargado de las relaciones obrero patronales del país. Su labor fue desactivar cualquier lucha, social o sindical que se interpusiera en el camino del buen Quique. Y así lo hizo, de forma muy diligente, hay que reconocer.
Mientras, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México se llevaban a cabo huelgas de hambre por parte de los trabajadores, un plantón permanente y una movilización constante que llamaba la atención de medios y de pasajeros, era de vital importancia acabar con ese foco rojo.
Así que después de pasar meses evaluando la salida que se le iba a dar al conflicto de Mexicana de Aviación, se tomó la determinación de hacer parecer a Enrique Peña Nieto como un gran estadista, pues había logrado -a través de sus secretarios tanto el del trabajo como el de comunicaciones Gerardo Ruiz Esparza- sentar a la mesa de negociación a los acreedores de Mexicana.
Es así como Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), Banco Mercantil del Norte S.A. de C.V. (Banorte) y Banco Nacional de Comercio Exterior, S.N.C. (Bancomext) aceptaron ceder las deudas que Nuevo Grupo Aeronáutico sostenía con estas entidades, desde el pago por turbosina que no realizó la administración de Gastón Azcárraga, hasta el préstamo por mil millones de pesos a Bancomext autorizado para enfrentar las consecuencias de la pandemia de AH1N1, en 2009 y que no fue pagado.
Fue así como el 3 de abril de 2014 quedo debidamente constituido el “Fideicomiso Mexicana MRO”. Fue identificado bajo el número 2100, y se encuentra en Banco INVEX. Dato importante, desde su creación, se dispuso que su vigencia o duración sería de 10 años. Tal y como data en un documento oficial sobre este particular cito textual:
“AICM actúa como fideicomitente en tercer lugar y fideicomisario y por otra parte Banco INVEX, S.A. (INVEX) en carácter de fiduciario; con la finalidad de transferir al Fiduciario los derechos de cobro que tiene a su favor el AICM sobre la Compañía Mexicana MRO, S.A. de C.V. para ser aportados como patrimonio del Fideicomiso.”
No fue ninguna casualidad que el día siguiente, el 4 de abril del 2014 saliera la sentencia de quiebra de Mexicana de Aviación, misma que hoy cumple 10 años, y no ha podido ser ejecutada por diversos motivos.
El asunto es que cuando se crea este fideicomiso, se nos hizo saber a los trabajadores que era con la finalidad de “emparejar” las liquidaciones de nosotros. Con fecha 6 de abril del 2014 el gobierno de Peña Nieto anunció de manera oficial:
“El fondo del fideicomiso ya cuenta con el MRO, que tiene un valor estimado de 100 millones de dólares, y se incrementará con los recursos que se obtengan de la venta de los nueve aviones que pertenecieron a Mexicana. El MRO tiene un gran potencial; la idea, dijo, es maximizar el valor del taller de mantenimiento y posteriormente proceder a su venta mediante una subasta pública internacional para obtener el mayor beneficio posible, esto si así lo decide el Comité Técnico del propio fideicomiso.”
Sin embargo, una auditoría en 2018, arrojó que para diciembre del 2017 en dicho fideicomiso había 147 millones 269 mil 24 pesos. Desde su creación en 2014 hasta la fecha, nadie del Comité Técnico del Fideicomiso ha rendido cuentas. Por lo menos en lo que atañe al gremio de sobrecargos, no hemos tenido nada de información de a cuánto asciende el dinero del fideicomiso.
Se vendieron los motores que tenía Mexicana, y se nos entregó ese dinero; se esperaba que nos dieran también el del Fideicomiso 2100, pero los que están dentro de su Comité Técnico han hecho de él su “modus vivendi”; jamás nos han preguntado si queremos esperarnos a la venta del MRO.
El dinero no se dispersó porque se está pensando en tener un “mayor beneficio”, sin embargo, no queda claro para quién. Esto solamente ha sido redituable para algunos cuantos, y no para el grueso de los trabajadores de Mexicana de Aviación.
El Fideicomiso 2100 llegaba a su fecha de fenecer. Pero los sindicatos y la partes decidieron prorrogar. Sin embargo tiene que decirse, en el caso de mi sindicato, el de sobrecargos (Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación – ASSA) jamás nos preguntó a los agremiados si estábamos de acuerdo con solicitar una prórroga, o ya de plano dispersar el dinero que está dentro del fideicomiso; y repito: dinero que no sabemos a cuánto asciende, por la opacidad con la que se manejan.
Esto hace más ruido (e inevitablemente enfada) porque justamente una promesa de campaña de la ahora secretaria general de ASSA fue transparentar estos recursos. La señora lleva más de un año al frente del sindicato y ha sido incapaz de realizar una sola asamblea para abordar el tema del Fideicomiso del MRO.
Todo lo contrario, mantiene al frente de estos trabajos a gente indeseable, que ha estado ahí desde el principio, sin informar absolutamente nada y sin dar resultados; yo no entiendo por qué siguen cobrando honorarios por formar parte de este “Comité Técnico”.
¿En qué momento nos volvimos “invisibles” los trabajadores? Por lo menos mi sindicato no se dignó a preguntarnos si estamos de acuerdo con la prórroga. Ni ventajas, desventajas, requisitos y consecuencias que vienen aparejadas con esta prórroga.
Lo digo fuerte y claro: han pasado 10 largos años, en los que solamente unos cuantos se han servido con la cuchara grande; el resto estamos mirando nada más cómo otros gozan de “privilegios”, sin rendir cuentas.
La prórroga se pactó para finalizar en octubre del 2025 ¿serán suficientes 18 meses más?, ¿por fin se dignarán a transparentar las cuentas del Fideicomiso?, ¿están dispuestos a dejar de cobrar los miembros del comité técnico?, ¿la información y datos duros que han ocultado durante una década como si fueran secta, la van a transparentar en 18 meses?, ¿en octubre de 2025 pactarán una nueva prórroga?, ¿ya sabemos quién es el dueño del MRO?, ¿quién se está quedando con las ganancias generadas durante dos lustros, y contando? Así es queridos lectores, son muchas preguntas, y no veo que en el futuro inmediato aparezcan las respuestas.
El tufo de “cambiar para que no cambie nada” inunda el ambiente, hiede, y me da asco.