Francisco Labastida Ochoa y José Narro, el exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) presentaron el proyecto: “Punto de Partida” durante su presentación en el encuentro “Colectivo por México”, con el cual buscan ser oposición al actual gobierno federal. Cuauhtémoc Lázaro Cárdenas fue el gran ausente.
Durante su discurso, Labastida indicó la idea de crear un nuevo espacio opositor es porque desde su perspectiva, “no se han tomado las mejores decisiones para el país desde que Andrés Manuel López Obrador asumiera la titularidad del Ejecutivo Federal en diciembre de 2018″.
El excandidato a la Presidencia de la República por el PRI, Labastida Ochoa, y quien fuese el primer candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional en haber perdido las elecciones del 2000 (frente al exgobernador y ahora expresidente Vicente Fox Quesada) indicó que el proyecto tiene como objetivo frenar al gobierno de el Presidente López Obrador y un posible triunfo de la Cuarta Transformación en 2024.
Desde el “punto de vista” de Francisco Labastida Ochoa las decisiones del actual gobierno “no son las mejores” ; pero desde su perspectiva, sí lo fueron cuando él siendo Secretario de Gobernación, en el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León dijo a coordinadores parlamentarios que era prioridad para el gobierno “aprobar a la brevedad, la transformación del Fobaproa” porque podría crearse un temor financiero con severas consecuencias.
Mientras, hacía su labor José Ángel Gurría, el secretario de Hacienda. En una reunión privada propuso a diputados priístas la creación de un “consejo” integrado por representantes de los sectores bancarios, empresariales y académicos para que dirigieran los pasos de lo que sería el nuevo Fobaproa.
En ese entonces Labastida iniciaba ya su verdadero “punto de partida”: proteger a su hermano Juan Enrique Labastida Ochoa…
En la madrugada del 14 de mayo de 1998, Francisco se reunió con los coordinadores parlamentarios del Congreso de la Unión para poner en la mesa de discusiones la prioridad del gobierno de Ernesto Zedillo: aprobar el Fobaproa, ante los riesgos que se creara un efecto de alarma financiera.
El Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), fue aprobado durante el sexenio de Zedillo. La deuda de los bancos pasó a ser deuda pública. Una de las deudas bancarias más grandes del país que hasta la fecha, nosotros los ciudadanos seguimos pagando y los seguiremos haciendo durante muchos años más.
El Fobaproa fue creado en 1990 por iniciativa de los partidos Acción Nacional y el Revolucionario Institucional; sí, el PAN y el PRI para cubrir a los bancos en caso que existiera una crisis que los pusiera en riesgo. Decidieron poner en “jaque” a los ciudadanos. La estrategia fue debatida en el gobierno de Salinas de Gortari, pero fue puesta en marcha con Zedillo en 1995.
Al saber que la deuda generada por los bancos era impagable, el “punto de partida” de la Labastida en 1999, fue apoyar para que esa deuda se convirtiera en “pública”.
En 2021, según estimaciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público el adeudo ascendió a más de un billón de pesos.
Irónico que Francisco Labastida después de promover el Fobaproa ahora presente el documento “Punto de Partida” junto a un grupo de políticos, entre ellos José Narro y algunos miembros de la sociedad civil, en el que plantean propuestas para “recomponer el desarrollo del país”, pues consideran que las decisiones de la administración federal han hecho que se cuente con un Estado “omiso, autoritario y que militariza”.
Labastida, ¿no fue “autoritaria” la decisión que apoyaste para que la deuda generada por los bancos se hiciese pública?
Los viejos políticos olvidan que sus “puntos de partida” siempre han sido sustentados por la corrupción; convencidos que el “poder” lo otorga la impunidad.
El instrumento del costoso rescate de los banqueros conocido primero como Fobaproa y ahora como IPAB, no solo cometieron irregularidades prominentes políticos y empresarios sino también en la banca de fomento, como Banrural.
“Irregularidades” de las que forma parte Juan Enrique Labastida Ochoa, hermano de el excandidato presidencial del PRI quien se benefició por un crédito de 8 millones de dólares que le otorgó dicha institución -fuera de la normatividad- a la empresa “Camarón 77″ para promover proyectos de cultivo de camarón en Sinaloa; Estado del que fue gobernador Francisco Labastida.
La denuncia fue presentada por el contralor interno de Banrural del Pacífico Norte, Jorge Octavio Navarrete Peralta, despedido del cargo precisamente por darla a conocer a sus superiores que estaban vinculados a Francisco Labastida Ochoa.
La documentación del caso, fue registrada en 1995 cuando Labastida era secretario de Agricultura. Navarrete Peralta establece que en 1995 se percató que se estaban otorgando créditos fuera de la “normatividad” entre otras irregularidades; señalando como caso muy particular los créditos que fueron otorgados al hermano de Francisco Labastida Ochoa para llevar a cabo los “proyectos para el cultivo del camarón, créditos que se otorgaron en millones de dólares.
Existieron otros, no liquidados que fueron otorgados a cercanos colaboradores de Labastida por diversas instituciones bancarias.
Labastida afirmó en la presentación del documento: “No vamos bien y lo que se requiere es mirar hacia adelante. Ignoremos las disputas transitorias y sumemos el de unidad. Todos tenemos la responsabilidad frente a la nación, ha llegado la hora de emprender el camino del reencuentro de la confianza”, expresó.
¿Confianza, Labastida? Después de contribuir afano para que esa mega deuda se convirtiese en pública? ¿Solo para favorecer a poderosos empresarios y banqueros entre ellos a tu hermano?
¿Confianza, Narro? En 2015, el último año de tu gestión como rector de la Universidad Nacional Autónoma de Mexico, la Dirección General de Responsabilidades, Inconformidades y Registro Patrimonial elaboró un informe en el que se denunciaban graves irregularidades en el manejo del presupuesto universitario y en la contratación de bienes y servicios para la realización de la Olimpiada Nacional 2014, que tendría como una de sus sedes la UNAM. Se pedía a Narro explicara las irregularidades descubiertas por su órgano de control: el desvío de recursos, violaciones a la normatividad, negligencia y omisión.
Narro olvida que durante su pésima gestión como secretario de Salud en el sexenio de Enrique Peña Nieto dejó en el abandono más de 300 hospitales.
El “punto de partida” de Labastida y Narro está afianzado en la corrupción en la conveniente amnesia; seguros de que los mexicanos lo olvidamos todo. Su verdadero propósito que no ocultan: es frenar el movimiento que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, evitar que triunfe en las elecciones presidenciales de 2024.
¿Podrán todas estas coloridas alianzas detener en 2024 la Cuarta Transformación?