La tercera luna
Salieron todos a mirarla
Era, era así de grande
Que más de uno pensó en el Padre Eterno
Se secaron las risas
Y se fundieron las luces
Y comenzó el infierno
La gente huyó a su casa
Porque por una noche
Regresó el invierno
EMMANUEL
¿Quién hubiera imaginado que Putin se vería amenazado por un ejército de 24,000 hombres que él mismo creó? (Respuesta: muchos). Lo interesante —y lo definitivamente humillante para el autócrata ruso—, es que el cuasi ejército que Putin dejó nacer y crecer, el Grupo Wagner, marchara contra Moscú y que durante más de 700 kilómetros de recorrido (de Ucrania a las inmediaciones de la capital rusa) ¡nadie los detuviera!
La organización mercenaria, cuyo líder es Prigozhin, arremetió contra el gobierno de Vladimir Putin en razón de que —es lo que este grupo esgrime— el ministro de Defensa, Shoygu, y el jefe del ejército ruso, Gerasimov, debían ser destituidos ante el fracaso de la guerra de esa nación contra Ucrania. La realidad ha sido, entre otras cosas, que los líderes militares formales del gobierno moscovita nunca han querido reconocer la existencia —y el poderío— del Grupo Wagner, lo cual obviamente ha enemistado a esta organización con el gobierno central.
El hecho es que Prygozhin cruzó de vuelta la frontera de Ucrania hacia Rusia y marchó a través de las ciudades de Rostov y Voronhez sin ningún tipo de resistencia de las fuerzas armadas rusas… Mas, de pronto, decidió detenerse y no intentar entrar a Moscú (Prygozhin dijo que lo hacía para evitar un baño de sangre). Y si bien nadie entiende por qué Prygozhin cambió su decisión, lo que sucedió antes —la nula resistencia del ejército ruso— debe ser realmente vergonzoso para Putin.
Pero esto aún no termina, independientemente de que el líder de Wagner decidiera frenar su avance y migrar a Bielorrusia. Imposible pensar que Prygozhin podrá vivir en paz. Ley de vida o, debo decir, ley de “golpes de Estado” fallidos, cualquiera, dónde sea… Si bien se supone que en Bielorrusia él y su gente no serán procesados, yo le doy una semana de vida. Putin ni olvida ni perdona.
Prygozhin, exvendedor de hot dogs en San Petersburgo, sabe que será eliminado. Mientras todavía pueda, el gobierno de Moscú liquidará a un individuo que, por cierto, no es mucho mejor ser humano —que ya es un decir— que el propio Vladimir…
He llegado, entonces, a lo fundamental de este suceso. Me explico:
Lo que aconteció muestra la vulnerabilidad del régimen de Putin. También los arreglos que tuvo que buscar/lograr con otros grupos de poder, empezando por los militares rusos, para sostenerse donde está. Esos mismos arreglos que hoy lo hacen vulnerable. La sublevación de Prygozhin es un golpe a Putin que no se puede ocultar ni frente a la sociedad ni ante el mundo ni de cara a sí mismo.
Sin tratar de adivinar el resultado de los eventos de ayer (en estos momentos, francamente, nadie puede hacer más que simples conjeturas), es importante analizar cómo Wagner, un grupo de bandidos, encabezado por un ex cocinero, convertido en matón y oligarca, favorito de Putin, se volvió tan peligroso para su propio amo. Ningún país había mantenido antes a un ejército privado de veintitantos mil elementos y Vladimir ¡lo usó en una guerra convencional para equilibrar su ejército contra un adversario, en este caso Ucrania! Un enfrentamiento entre Wagner y el ejército regular ruso era inevitable ya que los dos estaban bajo comandos separados y luchando a partir de estrategias diferentes (también, es cierto, ambos grupos obtuvieron resultados inferiores a los esperados y se culparon mutuamente por el fracaso).
Pero independientemente de lo anterior, hay una LECCIÓN que derivar: no hagas crecer un monstruo si no lo tienes atado a una cadena que te permita controlarlo. Y es que eso es exactamente lo que le sucedió a Putin: a través de Wagner apoyó los intereses estratégicos rusos en Siria y en media docena de países africanos, incluidos Sudán y Malí. El Estado ha operado como una maquinaria militar mientras hace más grande y poderoso a un grupo de la milicia (en África, por ejemplo, uno de los principales intereses de Wagner es obtener concesiones de minas de metales preciosos).
Una vez que la mascota está fuera de su jaula, cuesta mucha energía, dinero y prestigio volver a controlarla. En el caso particular de Rusia esto fue especialmente arriesgado dado que ocurrió durante la principal contraofensiva de Ucrania.
Así, una arista importante para el pueblo de México: la similitud de lo que ha venido haciendo López Obrador con las Fuerzas Armadas en nuestro país (algunos dicen que también con el crimen organizado). La “compra” de lealtades en medio de un proceso presidencial sumamente adelantado y, por lo visto, no precisamente del todo controlado por AMLO…
El que juega con fuego se puede quemar. ¿Nuestro mandatario no me cree? Sugiero le pregunte a su amigo Putin; sus “creaturas” se le fueron encima…