Dice el refrán: “El espantapájaros engaña solo dos días a los pájaros; a los tres, se cagan en él”. Putin ya se cagó en la OTAN. Ya se cagará en las sanciones de Europa y Estados Unidos contra empresas y bancos rusos.
“El ajedrecista Putin mueve pieza en el tablero y dice: ¡jaque!”. Esa era la Rayuela, de La Jornada, del pasado 22 de febrero.
La Rayuela editorializaba con muy pocas palabras la información más importante que ese día daba a conocer el mencionado diario: que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, había firmado “un decreto para reconocer la independencia de las repúblicas populares de Donietsk y Lugansk, que ocupan sólo parte de las regiones ucranias homónimas, llevando la confrontación con Ucrania, Estados Unidos y la OTAN al máximo nivel de tensión al ordenar, también, que las tropas rusas ingresen en esos territorios en ‘misión de mantenimiento de la paz’…”.
Lo demás era esperable: el ejército ruso ha invadido a la indefensa Ucrania. El jaque se convirtió en jaque mate cuando quedó claro que Europa y Estados Unidos no se la jugarán militarmente con la sociedad ucraniana. La OTAN demostró que solo era un espantapájaros y Putin se ha cagado en la inútil alianza militar de numerosos países europeos y dos de América del Norte.
Uno de los principales participantes en la OTAN, el presidente francés Emmanuel Macron, dijo en 2019 que la Organización del Tratado del Atlántico Norte estaba en “coma cerebral” y pronosticó que la Unión Europea estaba al borde del precipicio, esto es, que se encontraba cerca de “desaparecer geopolíticamente”.
Putin seguramente hizo el mismo diagnóstico y movió sus piezas. Si el 22 de febrero de este año, hace apenas tres días, el dictador ruso dijo “jaque” a Europa y Estados Unidos, hoy sabemos —debido a la forma irresponsable y cobarde en que la OTAN abandonó a Ucrania— que el presidente de Rusia puede expresar, satisfecho: “jaque mate”.
¿Que ya hay fuertes sanciones de Europa y Estados Unidos contra empresas y bancos rusos y tales medidas serán más fuertes en el futuro? Ya se cagará Putin en tales amenazas.
La partida ha terminado. La derrota de Estados Unidos y Europa, incapaces de dar la pelea, anticipa un mundo distinto. Imposible saber ahora si será mejor o peor.
¿Qué debe hacer México? Meterse lo menos que pueda en tal conflicto. “Cuando dos elefantes se pelean quien más sufre es la hierba que pisan”. Conviene que el presidente López Obrador no olvide este proverbio africano.