Cómo mexicanos debemos siempre agradecer a la providencia y a todos los santos y dioses que Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, no haya coincidido con ese amasijo de intereses y torpeza llamado Partido Acción Nacional (PAN), simplemente bajo un gobierno blanquiazul, nunca se habría tenido ni el oficio político, ni la mística, ni el patriotismo para salir avante, cómo ya México lo ha hecho bajo las administraciones AMLO y Sheinbaum.

Tan solo hiela la sangre el imaginar a un Vicente Fox respondiendo, mostrando apuro y temor, haciendo que Trump se diera cuenta y demandar al país cualquier tipo de barbaridades contra nuestra soberanía y dignidad misma. Ya ni que decir de un Felipe Calderón, seguramente permitiendo la entrada de tropas militares gringas y cualquier otra cantidad de obscenas concesiones dadas al país de las barras y las estrellas. Pero vaya, ocioso es continuar enumerando los supuestos, que afortunadamente no sucedieron, y que fue a la 4T a la que tocó lidiar con la turbulencia, con diligencia, honor y dignidad; con una innegable mezcla de patriotismo y de una ejemplar pericia política, que hoy son reconocidos a lo largo y ancho del planeta.

Definitivamente, en este caso aplicaría a nuestro país el famoso refrán aquel de “Dios aprieta pero no ahorca”.