Javier Treviño escribió ayer sobre la función de los expresidentes, con E: el colaborador de SDPNoticias ejemplificó con 11 de ellos y un ex primer ministro, todos extranjeros. Javier no mencionó a ninguna expresidenta, con A: no por machismo, sino por la realidad de la política global. Treviño solo hizo referencia a cierta ex primera ministra.
Los y las ex, aunque dejen sus cargos en el gobierno, siguen sigue siendo de gran importancia para un país. Cuando son personas con liderazgo y talento, su experiencia, conocimientos y redes de contactos pueden ser valiosos activos que benefician tanto a la nación como a la comunidad internacional.
A continuación, se detallan algunas de las razones por las cuales su rol, después de dejar el poder, sigue siendo relevante:
- Diplomacia: Los expresidentes suelen tener relaciones sólidas con líderes mundiales y pueden desempeñar un papel crucial en la mediación de conflictos, la promoción de la cooperación internacional y la defensa de los intereses nacionales.
- Asesoramiento: Sus conocimientos y experiencia pueden ser de gran valor para los gobiernos actuales, especialmente en momentos de crisis o en la toma de decisiones estratégicas.
- Legitimidad externa: La presencia de un expresidente en eventos internacionales puede reforzar la imagen y la credibilidad de un país.
- Apoyo a causas sociales: La lucha contra la pobreza, la protección del medio ambiente o la promoción de los derechos humanos, por ejemplo.
- Estabilidad política: Un expresidente que actúa como figura unificadora puede contribuir a la estabilidad política de un país, especialmente en momentos de polarización.
- Transmisión de conocimientos: Pueden compartir sus experiencias y conocimientos con las nuevas generaciones de líderes políticos a través de conferencias, libros o programas de mentoría.
Es importante destacar que el papel de un expresidente debe ser complementario al del gobierno en funciones y no debe interferir en sus decisiones.
En resumen, la función de un exgobernante va más allá de su mandato. Su experiencia, influencia y compromiso con el bien común pueden seguir siendo de gran valor para una nación, siempre y cuando se respete el principio de separación de poderes y se trabaje en colaboración con el gobierno en funciones.
¿Lo han hecho así los expresidentes mexicanos? Creo que no, con una excepción. Veamos:
1.- Enrique Peña Nieto ha dedicado su vida después de la presidencia a conquistar novias guapas.
2.- Felipe de Jesús Calderón Hinojosa huyó a España para alejarse de los fiscales de Estados Unidos que han perseguido a su aliado Genaro García Luna, preso en Estados Unidos por trabajar para el narco.
3.- Vicente Fox Quesada. Creó un psiquiátrico, lo llamó en su honor Centro Fox, se internó para curarse pero escapó y vaga por el mundo como muerto viviente.
4.- Ernesto Zedillo Ponce de León. Se ha dedicado a los negocios en Estados Unidos aprovechando las relaciones que hizo con empresas transnacionales a las que benefició.
5.- Carlos Salinas de Gortari. Otro que huyó. Para que lo protejan las leyes de un país europeo, se nacionalizó español. Disfruta la dicha inicua de darse la gran vida en todo el mundo. Como Salinas no tiene empresas productivas, entonces cabe concluir que financia sus lujos con las utilidades de su único negocio, altamente rentable: la política.
6.- Miguel de la Madrid Hurtado. Mucho mejor expresidente que presidente, lejos del poder modernizó el Fondo de Cultura Económica. Lo más importante que realizó no fue editorial, sino una denuncia en entrevista con Carmen Aristegui: confirmó que Salinas de Gortari se robó el dinero de la partida secreta, pero la mafia del poder lo obligó a desdecirse.
7.- José Guillermo Abel López Portillo y Pacheco. Quizá consciente de que había causado un desastre económico, tranquilizó a su conciencia casándose por la iglesia con la actriz Sasha Montenegro. Escribió un libro de memorias en dos tomos, Mis tiempos, de güeva. Antes de que falleciera, se supo que había sido agente de la CIA, como Echeverría y Díaz Ordaz. A López Portillo se le recuerda por sus frases célebres: “no pago para que me peguen”, “defenderé el peso como un perro”, “vamos a administrar la abundancia”.
8.- Luis Echeverría Álvarez. El expresidente peor calificado… después de Salinas. A Echeverría se le acusó con evidencia contundente de genocidio.
9.- Gustavo Díaz Ordaz Bolaños. Otro genocida. López Portillo lo nombró embajador en España después de la caída del franquismo. Una burla.
10.- Adolfo López Mateos. Buen presidente, brillante como expresidente. Lejos del poder no tuvo tiempo de hacer tonterías: lo salvaron los aneurismas cerebrales.
11.- Adolfo Tomás Ruiz Cortines. No fue un expresidente demasiado activo. Pero aceptó una chamba que le ofreció su sucesor López Mateos. No cobró sueldo: como casi todos los corruptos ex, no tenía problemas económicos.
12. Miguel Alemán Valdés. Corruptazo como presidente, afuera del gobierno evidenció que era uno de los hombres más ricos de México y quizá del mundo.
13.- Manuel Ávila Camacho. Otro corrupto. Se compró una lugar en el jet social mundial. Cito a Wikipedia: “A su residencia llegaron personajes de las altas esferas: Rita Hayworth, Emil Ludwig, Carlos Chávez, José Clemente Orozco, Manuel Suárez y Suárez, Juan Rulfo, Dolores del Río, Carlos Pellicer, Eleanor Roosevelt, Harry S. Truman, los príncipes Felipe de Edimburgo y Bernardo de Holanda, los duques de Windsor, Fulgencio Batista, Orson Welles”.
14.- Lázaro Cárdenas del Río. Muy buen presidente. Rara avis, no se enriqueció. Vale la pena hablar con detalle de su ejemplar viva al dejar la presidencia:
- Una de sus principales actividades fue su trabajo en la Comisión del Río Balsas, donde promovió el desarrollo de proyectos para mejorar la economía y las condiciones de vida en la región.
- Cárdenas jugó un papel importante en la fundación del Instituto Nacional Indigenista.
- Fue un crítico de los gobiernos posteriores y participó en la vida política apoyando causas sociales y políticas que consideraba justas.
- Cárdenas se mantuvo como una figura influyente en la política mexicana hasta su muerte en 1970, reconocido por su compromiso con la justicia social y el desarrollo económico del país.
- Si bien no se dedicó a una sola actividad principal una vez fuera del poder ejecutivo, sus acciones se centraron en consolidar los cambios que había impulsado durante su mandato y en mantener una influencia política significativa.
- También desarrolló otras actividades importantes: mediación en conflictos internacionales; promoción de la educación, fortalecimiento de las organizaciones campesinas, y difusión de sus ideas.
- Lázaro Cárdenas sigue siendo un referente político y social en México.
15.- Abelardo L. Rodríguez (alias Abelardo Rodríguez Luján). No vivió como expresidente porque Calles no lo dejó verdaderamente ser presidente. Por aceptar el papel de pelele, llegó a ser un hombre muy próspero. Otro corrupto, pues.
16.- Pascual José Rodrigo Gabriel Ortiz Rubio. Tampoco fue expresidente ya que nunca fue presidente. Renunció al cargo: no pudo con el maximato de Calles, autoproclamado jefe máximo de la Revolución mexicana.
17. Emilio Cándido Portes Gil. Otro pelele de Calles que, por tal motivo, no fue presidente y, lógicamente, jamás pudo ser considerado expresidente.
18. Plutarco Elías Calles (alias Francisco Plutarco Elías Campuzano). Desde que dejó el poder y hasta que llegó Cárdenas a la presidencia, Calles fue el jefe de jefes. Tres presidentes fueron sus empleados. Cometió el error de pensar que iba a controlar a Cárdenas, y lo apoyó para llegar a la presidencia. Quiso seguir mandando, pero Cárdenas lo expulsó. Se fue a La Jolla en San Diego, California.
18.- Álvaro Obregón Salido. Gran expresidente, si no por otra cosa, porque no hizo nada malo después de su presidencia: lo asesinaron.
¿Qué clase de presidente será Andrés Manuel López Obrador? Como Cárdenas:
- Cuando sea absolutamente inexcusable, defensor en el debate político de sus ideas y sus logros.
- Mediador en conflictos externos. En la actualidad está haciendo falta un expresidente latinoamericano con prestigio y con tiempo disponible para buscar, sin otras distracciones, salidas a la crisis de Venezuela.
- En la política interna, leal colaborador de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo donde ella le pida colaborar. Claro está, sin cometer el error de intentar influir en las distintas áreas del gobierno 2024-2030.