Dante Emiliano cursaba el primer año de secundaria y soñaba con ser ingeniero como su hermano. Pero como bien dijo su madre, “le cortaron las alas”. El martes 20 de mayo recibió tres impactos de bala en el abdomen y falleció a las puertas de casa de su abuela. De nada le valió su desesperado grito: ¡No me quiero morir! Ni alertar que se le terminaba el aire. A los pocos minutos falleció. Dante Emiliano tuvo el mal tino de ser niño bajo la égida de un gobierno indolente y cruel que no se preocupó nunca por ellos.
El asesinato del jovencito de Paraíso, Tabasco, es un signo inequívoco del fracaso en materia de seguridad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y de su fallida y criminal política: “abrazos no balazos”.
Basta voltear a ver las infamias que han tenido que padecer las niñas, niños y adolescentes en este sexenio, para darse cuenta lo difícil que ha resultado ser niño en el México actual.
En estos casi seis años de administración de Andrés Manuel López Obrador, ha prevalecido el caos, el terror y la tragedia, y los niños han sido un sector severamente afectado.
Los ejemplos y los datos están a la vista de todos.
En seguridad. Más de 12 mil niños han sido asesinados en el sexenio de López Obrador. El equivalente a 6.7 homicidios de niñas, niños y adolescentes al día. Los estados en los que mayor prevalencia de homicidios de personas de 0 a 17 años han ocurrido en esta administración son Guanajuato con mil 499 casos, Michoacán con mil 119 y Estado de México con 842 homicidios de infantes.
De cada cien carpetas de investigación que se abren en las que los niños y niñas son víctimas, 97 quedan impunes y sólo 3 carpetas llegan a algún tipo de sentencia y casi siempre resoluciones favorables a los agresores.
En salud. A los niños les quitaron sus tratamientos para quimioterapias, y la crisis de desabasto de medicamentos había cobrado hasta 2022 la vida de más de 3 mil niños y niñas. El Movimiento Nacional por la Salud Papás de Niñas y Niños con Cáncer, la Fundación Nicoatole, Cero Desabasto, Causa en Común, Fundación Renaser y Jusdena A. C., denunciaron que el grave problema de desabasto de medicamentos y quimioterapias que se sufre desde hace más de tres años ha ocasionado la muerte de más de 3 mil niñas y niños, quienes no debieron fallecer de haber tenido sus tratamientos en tiempo y forma, y además de miles que han tenido graves repercusiones en su salud.
A los niños también les quitaron las vacunas bajo este régimen obradorista. En 2019 y 2020, la vacunación del gobierno federal dejó a 6 millones de bebés y de niñas y niños hasta los 6 años de edad sin vacunas porque no las compró o lo hizo con retraso y tampoco ahorró dinero, como prometió AMLO. Peor aún: compró menos dosis. Por eso, cuando las familias buscaron las vacunas obligatorias para sus niños, no las encontraron, dejándolos desprotegidos contra la hepatitis B, tétanos, difteria, rotavirus, neumococo o sarampión. Todas, enfermedades prevenibles por vacunación.
En educación. A los niños les quitaron las escuelas de tiempo completo. Fue el 28 de febrero de 2022, cuando la dependencia dirigida por Delfina Gómez publicó las reglas de operación del programa la Escuela es Nuestra para ese año, donde las eliminó y mediante las cuales 3.6 millones de niños y niñas recibían alimentos en sus planteles y tenían actividades educativas o deportivas en horario extendido.
A los niños les quitaron sus libros de texto para cambiarlos por los de la denominada Nueva Escuela Mexicana.
Parte del reclamo radica en la escasa información de ciertas asignaturas de vital importancia para el desarrollo de la niñez. Los nuevos textos limitan a las infancias conocimientos clave, por lo que se pueden crear confusiones y lagunas mentales dejándolos sin herramientas suficientes. Y es notorio que ciertas partes tienen una alta carga ideológica socialista y de adoctrinamiento.
En desarrollo social. A los niños también les han quitado a sus papás. Debido a la pandemia por la Covid-19 y en muchos de los casos a causa de una mala política para combatir la peste, se estima que en México hay aproximadamente 131 mil niñas, niños y adolescentes en situación de orfandad, por el fallecimiento de sus padres o sus principales cuidadores. Y a estos miles de huérfanos, habríamos de sumar a quienes se encuentran en la misma circunstancia a consecuencia de los altos niveles de violencia por la que lamentablemente atraviesa nuestro país.
Las imágenes en video de Dante Emiliano momentos antes de exhalar su último aliento debieron haber resultado desgarradoras para cualquier persona. A quienes por alguna razón las vimos nos estremecieron, nos dolieron y a muchos también nos llenaron de cólera.
Pero no fue así con quien se jacta de ser el presidente más humanista pero que en el fondo es un ser tan dañado que en él ya solo cabe el odio, el rencor, y la perversidad.
Andrés Manuel López Obrador, siendo el responsable de salvaguardar la seguridad de todos los mexicanos; y el primero que debió haber mostrado vergüenza, en ofrecer disculpas por su incapacidad, por sus políticas fracasadas en la materia, y por no haber podido proteger a Emiliano, optó por victimizarse -como es su costumbre- y arremeter contra sus adversarios por “magnificar la violencia” para afectarlo a él y a su gobierno.
Y no se puede dejar de mencionar que autoridades de Tabasco, tan ineptas como la mayoría en Morena, salieron a decir que Emiliano no era un niño porque ya tenía 12 años. Además de insinuar que habría estado de alguna manera ligado a sus victimarios y una sarta de estupideces.
Así que para quienes se preguntan ¿por qué murió el niño Dante Emiliano? Ya se puede saber que fue asesinado porque en el México de Andrés Manuel López Obrador la vida de un delincuente vale más que la de un niño. Y porque para las autoridades los niños de 12 años ya están en edad de morir.
La madre de Dante Emiliano, Claudia Hernández Estrada, declaró que al gobierno obradorista “se le salió de las manos la delincuencia” y pidió respeto a la memoria de su hijo.
“Desafortunadamente ya no lo veré realizarse. Le cortaron las alas”, escribió su madre.
Insisto. Qué difícil ser niño en el México actual.
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