Se crucificó a Maradona, de lejos, el mejor futbolista de todos los tiempos, por una adicción a la cocaína, una droga que esta no sólo lejos de proporcionar ventajas deportivas, sino antes todo lo contrario; Maradona jugó e hizo magia como nadie, a pesar de su adicción, contrario a lo que no pocos tontos y/o ignorantes afirman.
Y cabe una duda: ¿no es peor un jugador cómo Messi, qué dadas sus condiciones de franca discapacidad de nacimiento (de diversa índole) haya sido, en los hechos, diseñado en laboratorios cual hombre biónico? Además, por si fuera poco, la sombra de la duda cae en su consecución del mundial de Qatar 2022 respecto a evidentes ayudas arbitrales (un penal marcado por partido), un DT/caballo de Troya dirigiendo a México, rival directo de grupo de Argentina y aún más porquerías.
¿Porqué, quien nos garantiza que a Messi no le suministran fármacos, además de todo, para optimizar su rendimiento, si la FIFA lo tiene cómo su hijo predilecto?
Ahora vemos los asquerosos actos deshonestos para que Messi gane la porquería de torneo llamado Leagues Cup, atropellando a los clubes mexicanos, con el necio (que no prosperará) afán de meter a la fuerza a los Estados Unidos a un deporte qué jamás prenderá en aquel país; los directivos mexicanos no tuvieron empacho en vender a nuestro fútbol; seguro Mikel Arriola volvió a los grandes y sucios negocios que acostumbraba realizar en el sexenio peñanietista, traicionando a su propio país. En fin, felicidades al futbolista hormonas y de laboratorio Lionel Messi, por la obvia y evidente consecución de este torneo celebrado en los Estados Unidos denominado “Leagues Cup”.