No es sorpresa para nadie que Donald Trump encabeza las preferencias electorales en Estados Unidos. Si bien el retiro de Joe Biden de la contienda presidencial podría sumar puntos al partido Demócrata, Kamala Harris se encuentra hoy, a la luz de los sondeos previos a la convención de Chicago, por debajo del expresidente en los estados clave.

Ayer Donald Trump, acompañado de James Vance, su compañero de fórmula, declaró en una entrevista concedida a Fox News que no descartaba una intervención directa, por parte de las fuerzas estadounidenses, contra los cárteles de la droga en México.

Si bien Trump no ha sido el primero en sugerir esta clase de iniciativas (lo hizo Ron DeSantis cuando buscaba ganarse a la base electoral del Trump en las primarias del Partido Republicano) sí que es el primero que luce dispuesto a ejecutarlo.

Se trata, sin duda, de un comentario escalofriante. Muchos pensarán que no se trata más que de una más de las declaraciones sin sentido propias de Trump, y que no las llevaría a cabo. Bien, vale recordar que si el republicano vuelve a la Casa Blanca, habrá sorteado decenas de obstáculos legales, y no estaría capacitado para buscar la reelección. Por lo tanto, se sentiría libre de atar y desatar sin el temor de consecuencias legales o políticas.

Por lo tanto, sin el ánimo de provocar reacciones sensacionalistas, no es descabellado señalar que Trump sí que sería capaz de enviar fuerzas especiales a territorio mexicano.

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Se trataría, pues, de una violación abierta a la de soberanía nacional y a la integridad del territorio. La pregunta es ¿Qué haría la presidente Claudia Sheinbaum ante un evento de tremenda agresividad por parte de Estados Unidos?

¿Callaría ante el ultraje  de la soberanía? ¿Repudiaría con palabras las acciones de Estados Unidos?¿Impondría algún tipo de sanción contra el principal socio comercial de México y de quién depende buena parte de la estabilidad política y macroeconómica?

¿Alzaría la voz ante organismos internacionales aunque ello supusiese la ruptura definitiva de las relaciones bilaterales entre México y el vecino del norte? Pocos querrían estar en sus zapatos.