En más de una ocasión hemos abordado el tema en aras de que por fin exista una auténtica impartición de justicia en Veracruz. Y, finalmente, estamos en ese proceso porque las instancias federales y los organismos autónomos han considerado, con fundamentos sólidos, la serie de anomalías que sucedieron, suceden y sucederán si las cosas siguen bajo el flujo del autoritarismo.
A pesar de ello, es relevante los avances significativos que pueden convertirse, muy pronto, en una realidad que logre superar el deterioro de jurisdicción que existe en Veracruz. De hecho, desde que iniciaron las denuncias ciudadanas se comenzaron a desnudar la serie de anomalías. El caso de los seis jóvenes detenidos por el delito de ultraje fue, tan solo, la punta del Iceberg de la descomposición en materia de procuración de justicia.
Aunque, lo más grave de todo, es que el propio gobernador Cuitláhuac García siga defendiendo la debilidad de una justicia que nos regresó, ni más ni menos, a los tiempos de sometimiento, lo que ha significado un retroceso tanto en la democracia, como a la intransigencia institucional en la entidad de Veracruz, donde hay signos de intolerancia cuando se observa claramente la serie de anomalías.
Por donde se observe, el gobernador de Veracruz muestra su molestia, pero igualmente la intolerancia al no reconocer la ignominia que se cometió con cientos de presos en aquella entidad. Lo hizo la CNDH, y también la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y si eso no le bastó, el mandatario federal le mandó un mensaje desde la mañanera en Palacio Nacional.
Ahora, magnifica el hecho y reparte culpas ignorando que, la determinación, fue tomada por un juez federal en el instante que el propio presidente López Obrador se ha dicho respetuoso, pero el gobernador no. Le cuesta mucho trabajo aceptarlo, sobre todo en conferencias de medios de comunicación y, especialmente, cuando lo cuestiona la prensa. Quizá lo que no soportó fue que, en todo este proceso, el senador Ricardo Monreal le ganó la partida, por decirlo de alguna manera, fue más calculador y conocedor del Derecho.
Fue muy explícita la manera punitiva como se actuó en Veracruz. A partir de ahí, el gobernador calculó negativamente la postura pese las recomendaciones, incluso, a las resoluciones de la corte. Si eso pasa y se sigue actuando con intransigencia, entonces realmente no entiendo cuál es la estrategia del jefe del ejecutivo estatal.
Y es que realmente no hay: se actúa con impulso y lastimosamente.
Frente a ello reconozco la labor de la CNDH, aunque también de la corte. Fue con ese fundamento que fortalecí la concepción de que, en aquel estado, hay injusticia con los mecanismos que se suponen deben garantizar los derechos y la presunción de inocencia. Ese es uno de los argumentos, no obstante, tuve la oportunidad de leer el resolutivo y entendí la dureza que, en todos lados, se ha reconocido, menos de manos del gobernador.
Así pues, me dí a la tarea de leer el documento y existen, a todas luces, violaciones a los derechos humanos, aunque, lo peor de todo o, lo más grave, es que se le encarceló sin pruebas que lo vincularon con los hechos; en otras palabras, no hay fundamento. Con esa premisa, resulta indispensable la coherencia que viene explícita en el resolutivo de amparo que concedió un juez federal a José Manuel del Río Virgen. En tal caso, tendrá que pasar el periodo de diez días por si la autoridad local interpone un recurso en contra de la sentencia.
Justamente todo esto se atribuye a una mala procuración de justicia. Asimismo, quedará una gran lección para Cuitláhuac García, quien debe entender que la lucha no es un capricho por interés político, sino la búsqueda de la verdad de aquellos que jamás quitaron el dedo del renglón. Ahora bien, si somos más críticos, en este asunto, el gobernador perdió y fue exhibido aún y cuando quiso cobijarse con un mensaje que emitió el presidente y que, más bien, fue una reacción para no mostrar los signos de ingobernabilidad en aquella entidad.
Qué irónico o paradójico, que ahora desde Palacio Nacional no respaldan la postura del gobernador de Veracruz. Tal vez no piensen solapar más lo indefendible, ni mucho menos los caprichos.