La empresa de aviación ABC aerolíneas, S.A. de C.V., mejor conocida como Interjet, está a punto de cumplir un año que dejó de operar como empresa de transporte aéreo.
Y durante todo este año se han suscitado un sinfín de historias alrededor de la ahora alicaída aerolínea. Recordemos que Interjet vio la luz en ya un lejano 2005, de la mano del exgobernador de Veracruz Miguel Alemán Velasco, hijo del expresidente Miguel Alemán Valdés. Todo con la venia del entonces presidente Vicente Fox Quesada, que en ese año se apresuró a regalar concesiones a diestra y siniestra como si fuesen caramelos.
Con los beneficios fiscales que le otorgaron a este tipo de aerolíneas -mal denominadas “bajo costo”- más las canonjías que conlleva ostentar un apellido con peso en la política, los Alemán incursionaron en una empresa sin tener el conocimiento suficiente para mantener su aerolínea a flote.
Quienes conocemos la aviación desde sus entrañas, sabemos que es una industria de alto riesgo, que tanto la baja en el costo del combustible como la alza, así como las caídas de los mercados bursátiles, o la subida de los mismos, son solo algunos ejemplos de los miles de factores que afectan en todos los aspectos la operación y viabilidad de una aerolínea.
En el medio existe un dicho, “el negocio de la aviación no es para hacerse ricos, sino para sentirse vivo”, esto es, las fluctuaciones son tan constantes que la adrenalina corre un día sí y el otro también, pues nunca se sabe que va a pasar a ciencia cierta.
La aviación fue un buen negocio mientras tuvieron la oportunidad de no pagar, o de diferir los pagos de impuestos, los derechos por servicios aeroportuarios, el combustible y un largo etcétera. Junto con su hijo Miguel Alemán Magnani, supieron aprovechar muy bien que Mexicana de Aviación saliera del mercado. Piso callos, pero hay que decirlo para quienes no lo sepan: Interjet le debe muchísimo a Mexicana.
Un caso muy específico: sobrecargos jubiladas se llevaron los manuales de Mexicana de Aviación, al grado de que Interjet sólo tuvo que cambiarles el logo, para tener sus propios manuales. Todos los procedimientos a bordo, el trato de las sobrecargos era idéntico al que se tenía en la aerolínea más antigua del país.
Interjet tuvo la gran oportunidad de afianzarse en el mercado, pues en el gusto del público fueron una aerolínea denominada de “bajo costo”, con servicio a bordo como si fuera tradicional, llegando a ser una competencia real para Aeroméxico. Y justo aquí, con este actor, comienza el declive de la aerolínea.
Podemos decir que el año de 2017 fue clave para Interjet. Aeroméxico, preocupado por el crecimiento exponencial de ABC aerolíneas, decide llevar a cabo un plan para desestabilizarla durante las temporadas altas. Ojo, este fenómeno sólo se dio en las temporadas altas de vuelo. Consistió en “robar” personal con la finalidad de colapsar las operaciones de Interjet, ¿cómo lo ejecutó?, auxiliados en su momento por el sindicato de sobrecargos ASSA de México y de la mano del Secretario de Conflictos, Emilio González Caro, quien se trasladaba a la Terminal 1 en búsqueda de sobrecargos deseosos de volar en la aerolínea del Caballero Águila.
Bajo la promesa de entrar “de inmediato y sin exámenes de por medio”, el “modus operandi” era contactar a los sobrecargos listos para irse de vuelo en la T1, abordarles, prometerles la contratación inmediata en Aeroméxico con la condición de dejar el “vuelo tirado” de Interjet, esto es, no presentarse a su vuelo por consiguiente, a falta del suficiente personal para poder cubrir estos, llegaron la andanada de cancelaciones, clientes furiosos y una empresa descolocada que no tuvo como reaccionar de manera rápida a tal golpe.
Sí a eso le sumamos las malas decisiones de Interjet; cambiar los confiables Airbus por los rusos Sukhoi, que adolecían de falta de refacciones entre otras cosas; una pésima administración, cambios de CEO y palos de ciegos, el resultado era más que evidente, la situación de la empresa no podía aguantar mucho.
Es por ello, que los Alemán, en la búsqueda de lavarse las manos y no hacerse responsable justo cuando la bomba de tiempo estallase, buscaron un empresario que diera la cara por ellos. Así es como llega a Interjet Alejandro Del Valle, hoy preso en el Reclusorio Sur de la Ciudad de México por un fraude genérico, relacionado con un crédito que solicitó a la financiera Crédito Real, a través de su empresa, para comprar las estaciones del sistema Radiópolis, una operación que involucraría a Carlos Cabal Peniche, que fungió como socio de Del Valle en la transacción de compra de estaciones de radio a la familia Alemán.
Por su parte, los trabajadores se vieron obligados a estallar una huelga después de meses de estar trabajando sin pago alguno, una vez que la empresa ya estaba bajada de vuelo por decisión de los Del Valle, padre e hijo. Los Del Valle, ahora “dueños” legalmente de la mayoría de las acciones de Interjet, han tratado por todos lados de salirse con la suya. Cuando los trabajadores estallaron la huelga, la validación de la misma ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje tardó demasiado debido a un recurso interpuesto por la empresa, pidiendo que se declarara como huelga “inválida”, argumentando que no había estallado al mismo tiempo en todo el país. Sin embargo, después de mes y medio, la JFCA decidió dar por válida la huelga de los trabajadores.
Después de un largo litigio en la JFCA, la Junta condenó a la aerolínea Interjet a pagarles a los trabajadores los sueldos devengados por ellos y que no fueron pagados a tiempo. Hay que subrayar que durante todo este tiempo en que la empresa dejó de volar, la narrativa mentirosa de los Del Valle ha sido una puesta en escena de una “intención de reestructura”, pues en el mes de abril, del presente año, declaró que se había reunido con los accionistas (o sea Del Valle hijo y su abogado) y aceptaron por “mayoría” entrar a un Concurso Mercantil.
La farsa continuó de manera malévola al asegurar que ya estaban en pláticas con el juez del Concurso Mercantil. Lo cierto es que la empresa sí está dentro de uno, pero iniciado en su contra por un tercero, por un acreedor que solicita al juez la quiebra de la misma para poder cobrar lo que le adeudan. Los Del Valle han utilizado este Concurso Mercantil para decir que están en todo momento “reestructurando la empresa”. Lo que sí han hecho es utilizar todo recurso jurídico que esté a la mano para dilatar el proceso que los condenaría al pago de los trabajadores, esto, sin sumar las demandas que existen por parte de los pasajeros en la PROFECO.
En medio de todas estas mentiras, la noche del 22 de noviembre del presente año emiten un comunicado de prensa anunciando el nombramiento de un “nuevo director”. A muchos nos queda claro que Luis Fernando Bertrand Rubio seguramente se aburría como ostra en el Aeropuerto Internacional de Toluca, del que era director, y llegó a Interjet para seguir con el teatro fantástico, lleno de cuentos puros … y puros cuentos.
No sólo es a los trabajadores a quienes se les está viendo la cara, también a los usuarios que dejaron sin el servicio de transportación. Lo preocupante es la omisión de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, ahora Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, responsable de vigilar el uso correcto de las concesiones que otorga el Estado a particulares. La bomba está muy lejos de estar desactivada. No puede dejarse sin atender, pues las ondas expansivas alcanzan más de una esfera del gobierno actual.