La bomba que dejará el sexenio de AMLO no solo será el desastre económico, de deudas, de polarización de inseguridad y de obras inservibles; gané la oposición o continúe Morena, el exceso de poder al ejército va a ser un problema real.
Se tendrá que regresar la Guardia Nacional a mandos civiles, reestructurar presupuestos para que estados y municipios puedan rehacer las policías que tanta falta hacen y, sobre todo, proteger a la institución cuya función primordial está en garantizar la soberanía nacional ante ataques del exterior y en brindar apoyo a la población en temas de desastres naturales, siempre apoyando a las policías en la lucha contra la delincuencia.
En otras palabras, dejar de prostituir con dinero y corrupción una de las principales instituciones de un país democrático.
El Ejército al servicio de un proyecto de nación
Desde el inicio de la presente administración han pretendido corromper a las Fuerzas Armadas con una sola intención, debilitar el andamiaje institucional. Todo comenzó al destruir el Estado Mayor Presidencial, una fuerza de élite preparada y capacitada para defender a la “institución presidencial”, no al presidente ni a su partido, sino a la institución.
Lamentablemente, el papel que ahora juega el Ejército es el de una policía particular digna de un régimen autocrático, que es la defensa de una persona en contra de la democracia.
Una vez destruido el Estado Mayor presidencial, el general secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, en el mensaje que dio en el desfile conmemorativo a la Revolución Mexicana del año pasado, expreso claramente el papel que ahora juega el Ejército, dijo lo que antes ningún militar se había atrevido a decir, decantarse por un partido político, el de Morena.
“Como mexicanos es necesario estar unidos en el proyecto de nación que está en marcha… Como mexicanos es necesario estar unidos en el proyecto de nación que está en marcha porque lejos de las diferencias de pensamiento que pidieran existir nos une la historia, el amor por la tierra que nos vio nacer”.
Luis Crescencio Sandoval
Los legisladores de oposición en el Senado de la República del PAN y del Grupo Plural hicieron un llamado de atención que nadie escuchó, pidieron la comparecencia ante el Senado del titular de la SEDENA, el General Luis Crescencio Sandoval, por las expresiones con las que habría incursionado en la vida política, algo que está vedado a las Fuerzas Armadas.
El General no asistió entonces ni tampoco lo hizo para explicar la reforma que se aprobó para adscribir a la Guardia Nacional a la SEDENA y extender de cinco a nueve años la presencia del Ejército en tareas de Seguridad Nacional.
A todo esto, el exsenador de Morena y exdirector del IMSS, Germán Martínez hizo la siguiente reflexión:
“Los fascismos, dijo Umberto Eco en 1995, se fundaban en varios conceptos que calzan perfecto con nuestro momento mexicano y su quehacer militar: la idea de un jefe carismático, la utopía de un destino histórico fatal, un nacionalismo exacerbado, una nación uniformada, un pueblo dividido, una repugnancia por la democracia parlamentaria, un culto a la tradición contra la modernidad, una acción sin reflexión, una condena a la crítica y al desacuerdo.”
Germán Martínez
Lo peor es que con las actuales reformas y el empoderamiento en el ámbito político electoral que se le está otorgando a las Fuerzas Armadas, existe la opacidad con la que se mueven, amparadas en un fuero que ha impedido que el General secretario comparezca y rinda cuentas.
Para el analista de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, Leonardo Núñez, el fuero militar implica que los soldados están sujetos a tribunales militares especiales que investigan y sancionan delitos relacionados con la disciplina castrense. Con la aprobación del paquete de reformas que adscribe a la Guardia Nacional a la Sedena, se extiende el fuero militar al personal de la Guardia Nacional y en lo que es un claro contra sentido se liquidó de tajo a la CNDH.
Al final, lo que se configura con el nuevo papel adjudicado a las Fuerzas Armadas y la propuesta de reforma electoral que pretende AMLO, aunado a la destrucción de los organismos autónomos que fueron contrapeso de gobiernos autoritarios, no es más que el control absoluto del poder, siguiendo el camino, que en su momento hicieron el PRI en sus inicios con Plutarco Elías Calles o gobiernos autocráticos, como el de Rusia de Putin, Venezuela de Chávez y Maduro y Nicaragua de Daniel Ortega. Todos llegaron a la presidencia por medio de elecciones democráticas y ya en el poder, se dedicaron a destruir las instituciones democráticas y a buscar el control absoluto de la Fuerzas Armadas y los órganos electorales.
Si después de 2024 no se regresa al Ejército a sus funciones como garante de la soberanía nacional, tendremos el estado militar y totalitario que se combatió por años.
Lo más prudente que pueda suceder con las Fuerzas Armadas después del 2024, es regresarles el respeto del pueblo, honrando lo que realmente son.
Twitter: @diaz_manuel