La humanidad está llegando a un punto que no alcanzo a comprender. Durante mi etapa escolar, con la filosofía y su historia entendí la importancia de aprender a pensar, así como lo necesario de utilizar correctamente las premisas para discernir entre las verdaderas y las falsas. No sé qué tanto daño hizo el sexenio de Felipe Calderón al quitar la filosofía en el nivel de bachillerato.

En 2009, con la reforma del gobierno de Felipe Calderón, se eliminaron del nivel bachillerato asignaturas como lógica, estética, ética, epistemología o filosofía mexicana. Desde entonces, a jóvenes entre los 16 y 18 años se les limitó la posibilidad de aprender a utilizar el pensamiento crítico, y hay que decirlo fuerte y claro, eso se nota cada vez más.

Y para muestra, pongo el botón: diversos medios de comunicación, así como distintos personajes de redes sociales han maximizado el impacto de los procedimientos de seguridad conocidos dentro del medio aeronáutico como “idas al aire”. Con esa actitud han creado una paranoia colectiva, al grado de crear una petición en la plataforma change.org para decir que existe “Peligro en el AICM”.

Voy a ser muy sincera, mi primera reacción fue el enojo, pero después me puse a pensar, ¿por qué juntar firmas?, ¿cuál es la finalidad? Azucena Uresti, que en estos días está en el ojo del huracán, entrevistó a una pasajera cuyo vuelo tuvo una “ida al aire”, cuando provenía del Aeropuerto Internacional del Bajío y se disponía el vuelo a aterrizar en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Y esto en parte es responsabilidad del desorden que se tiene dentro del Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM). Sin embargo, la nueva noticia es que después de mucho, el director Víctor Hernández renunció al cargo, y parece que quien toma las riendas pondrá orden. No obstante, las idas al aire seguirán presentándose, ya que son procedimientos de seguridad.

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En pro de hacer pública información cierta, científica y comprobable, hubiera sido deseable que Azucena Uresti, en lugar de entrevistar a una pasajera asustada, hubiera buscado la opinión de un piloto o un controlador. No creo que ella tenga problemas para que “le tomen la llamada”. Con una opinión calificada evita el pánico a volar. Y es que la pasajera en cuestión, en su propio hilo de Twitter, aseveró que a pesar de la explicación que había dado el capitán del vuelo ante este procedimiento de seguridad, ella sentía que su vida corría un peligro latente, pues “¡qué susto!”.

Esto es, aunque el capitán haya dado una explicación sobre el procedimiento, la pasajera en cuestión no lo creyó del todo, ¿por qué?, porque fue incapaz de distinguir entre pensamiento crítico y sentimientos.

Esto me hace pensar en esa generación completita que a pesar de los datos científicos y técnicos, creen más en teorías disparatadas, como que la tierra es plana, porque es imposible que nuestro planeta tierra sea redondo. Aunque científicamente les demuestren que están equivocados, ellos no cambiarán su sistema de creencias.

Por la falta de las materias suprimidas en la época de Felipe Calderón, estos ciudadanos no saben distinguir entre las premisas verdaderas y los sofismas; se lanzan en masa a opinar en redes sociales y a acrecentar teorías conspiranoicas, obviando la realidad, aunque esta se les ponga enfrente.

Aprovecho una vez más para decirles a todos los usuarios, que el transporte aéreo es uno de los más seguros del mundo, y que para que ocurra un accidente, tiene que haber una larga cadena de errores. Una manera eficiente de evitarla es precisamente “las idas al aire”. Cada que sucede una, se está rompiendo de manera segura, controlada y sustentada esa cadena defectuosa dentro de toda la operación de un vuelo.

Pueden sentirse tranquilos al volar, nuestra aviación mantiene muy buenos niveles de control de seguridad aérea, a pesar de todos los aspectos en contra que tiene que enfrentar. Sí, estamos “degradados” a la Categoría 2, pero esto no se debe a una falta de seguridad en la operación de los vuelos, sino más bien a procesos administrativos y a falta de inspectores dentro de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), problemas que se viene arrastrando desde hace muchas administraciones.

Así que, estimado lector, es muy probable que en estos días note y registre todas las “idas al aire” que se presenten. No porque sean más frecuentes, sino porque es un tema caliente, y mueven las redes sociales. Pero en cada “ida al aire”, o aborto de despegue, tengan la certeza y confianza que los pilotos están salvaguardando su vida. No tienen idea de las veces que practican estos procedimientos, para estar preparados; y es que suceden todos los días, en todos los aeropuertos del mundo. Sus causas son diversas: por clima, por tráficos en la pista -ya sea una aeronave o algún transporte terrestre-, así como por parvadas de aves.

No podemos permitir que la irracionalidad gane. La aviación es cuadrada y estricta en todos sus procedimientos, no se deja nada al azar. Por eso les pido encarecidamente no hacer eco a los comentarios alarmistas, a la solicitud de firmas, y a todo lo que se acumule en los días subsecuentes.

Celebro y le aplaudo al actual gobierno el regreso de las materias canceladas por Calderón. Son vitales para tener ciudadanos con pensamiento crítico; y retomo las palabras de quien fuera el director del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Guillermo Hurtado, para el periódico La Jornada:

“Las consecuencias de eliminar estas disciplinas, que promueven el pensamiento crítico, conllevan estragos terribles: personas alienadas, serviles a lo que les dicten otros –ya que serán esos otros quienes piensen por ellas– e incapaces de guiar su vida por sus propios razonamientos”, hoy lo estamos viendo y viviendo.