Sin pudor alguno, la señora Xóchitl Gálvez y algunos de las figuras que participaron en su campaña electoral, pretenden ya transformar en partido político a la “100% ciudadana” Marea Rosa, movimiento social en México marginal, compuesto por gente fundamentalmente antilopezobradorista; esa es su base, que si bien no está para pelear nada realmente fundamental, si lo está esa corriente política con los números necesarios para crear un partido político.
Que si dice Gustavo Madero, doliéndose con Xóchitl que no les fue tan bien por culpa del desprestigio de los partidos políticos. Eso lo sabían, ese cálculo lo tenían, y no se fue la señora X por la vía ‘independiente’, figura que prevé nuestra legislación electoral.
Pero veamos, lo que si no escapa de los cálculos de los personajes en cuestión, es que el antilopezobradorismo tiene una base dura, si bien muy limitada (en todo aspecto), sí da su base para la conformación de una asociación política nacional (APN) y su posterior estadío, un partido político nacional, y por sobre todo conocen el potencial y los números, ‘hablando en plata’, las obscenas partidas presupuestales que el Estado mexicano destina a estos entes de interés público, y los márgenes discrecionales que existen para el eventual desvío de esas jugosas cantidades de dinero, amén de tener la posibilidad de ganar algunos espacios de poder, esto en los pocos bastones con los que cuenta esa fuerza política (Aguascalientes, Guanajuato, Huixquilucan y no mucho más).
Hacia eso va pues, la famosa Marea Rosa, sus impulsores más visiblemente entusiastas (como es lógico) son las cabezas de último PRD, hoy con el registro perdido. El movimiento ‘apartidista’ que luchaba por la defensa del INE y por el “fin de la dictadura”, y que sus seguidores respondían a la prensa cualquier cantidad de barbaridades, exhibiendo que la clase socioeconómica en México no necesariamente va aparejada de una buena preparación en general, ya ni digamos de una mínima cultura política, que no sean los prejuicios ciegos y el grosero lastre secular que representa el clasismo en México.
En fin, al final del día, la oposición mexicana va hacia su desaparición, ya que un partido político nuevo de oposición, solo tendría como su primerísimo logro real la pulverización del voto opositor, entre los partidos ya existentes, esto es PAN, PRI y MC.