Después de tres audiencias diferidas, por fin ayer se celebró el primer acto judicial contra el Comité de Adquisiciones de la Universidad Autónoma de Sinaloa acusados de desempeño irregular de la función pública, en lo que ha sido una sesión maratónica con recesos prolongados.

Los involucrados son varios; Héctor Melesio Cuén Díaz, Soila Maribel Gaxiola, Manuel de Jesús Lara Salazar, Norma Alicia Aguilar Navarro, Óscar Orlando Guadrón, Jorge Pérez Rubio, Salvador Pérez Martínez e Ismael García Castro.

Los ojos de la sociedad sinaloense están volcados en la transparencia y rendición de cuentas que envuelven a la máxima casa de estudios.

Al rector Jesús Madueña Molina y al exrector Juan Eulogio Guerra Liera, se les acusa por el delito de ejercicio indebido de la función pública, esto por la famosa compra de más de 45 MDP en tortillas durante la pandemia para casas del estudiante sin estudiantes.

Primero que nada, el discurso de la persecución política queda invalidado. El juez Adán Salazar no cederá a presiones políticas, ni sociales, sean de la fiscalía o de las porras madueñistas. Se ha mostrado imparcial y con criterio de justicia al otorgar los recesos necesarios y evitar tomar decisiones apresuradas. El resultado de la audiencia ha sido postergado para este día jueves en una jornada que se ha prolongado por horas. Será la misma autoridad judicial quien defina el futuro inmediato del rector.

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Jesús Madueña se hace la víctima, y utiliza a una parte de la comunidad universitaria para hacerse acompañar y no mostrarse sólo. Error el aprovecharse de los universitarios obligándolos a movilizarse para defender con manifestaciones lo que no puede argumentar en tribunales. Madueña dejó que el agua le llegara hasta el cuello. Hoy todas sus acciones son contradictorias.

Apenas ayer acusaba a la fiscal Sara Bruna. Antes al juez, al gobernador y diputados. Busca cambiar una narrativa poco favorecedora para la situación legal en la que se encuentra. A quien sí debería acusar ni lo menciona. Es claro que Madueña le teme más al líder del PAS, tanto que, en un momento tan delicado en su carrera, decide acuerparse con perfiles distintos a sus verdaderos allegados.

Como dicen en el rancho, se pone el huarache antes de espinarse. Destituir a Gerardo Alapizco de la Secretaría General es un error doble del grupo en el poder de la UAS. Designar a Robespierre Lizárraga Otero en el cargo sin cumplir los requisitos para el puesto y que encima lleva un proceso judicial por abuso de autoridad, es una muestra de la salida desesperada. Asimismo, el rector demuestra que no confía en Alapizco. Una jugada que no ha hecho más que evidenciar los verdaderos intereses de quienes lideran la universidad, el control sin importar a quien se atropelle en el camino.

El mensaje que Jesús Madueña envía, es que sus amigos y aliados son totalmente prescindibles. Primero sus intereses. Las dudas al interior del grupo no tardarán en surgir y con ello el resquebrajamiento.

Es así como se defenestra a Alapizco y se menosprecia a quienes son sus amigos. Así paga la amistad y la lealtad el aún rector universitario.

Hace tiempo preguntaba ¿quién asesora a Madueña?

X: @vanessafelixmx