¿Quién ganó y quién perdió después del dramatismo que se vivió el viernes en el despacho oval?
La respuesta aún flota en el aire; los trumpistas siguen pensando que el presidente de los Estados Unidos lució imponente e hizo sentir el rigor de pisar la Casa Blanca a un personaje que desde el mismo momento en que bajó del auto que lo condujo a la que, quizá haya sido la peor cita de su vida, fue humillado por quien debía guardarle un respeto mínimo en honor a la anfitrionía, pero si algo estuvo ausente en esa polémica reunión llena de dramatismo, fue justamente alguien que hiciera valer las formas y la diplomacia que debían privar en el lugar.
Sin embargo, ya todos sabemos que la educación y lo políticamente correcto nunca han sido amigos del siempre polémico y caprichoso mandatario estadounidense.
En fin, el punto es que la reunión comenzó mal y culminó con un escándalo sin precedente que motivó situaciones inesperadas. Una de ellas, la principal creo yo, el hecho de que en automático mandatarios de prácticamente toda Europa salieran a expresar palabras de apoyo y solidaridad hacia con el presidente ucraniano que fue, insultado, denigrado, desacreditado, y apaleado por un inconsciente vicepresidente estadounidense JD Vance, quien hay que decirlo, en el pasado fue un férreo opositor de Trump pero cambió significativamente al grado de convertirse en un defensor y fiel partidario del movimiento trumpista “Make America Great Again”.
De hecho, en una muestra de lealtad, Vance fue uno de los varios posibles compañeros de fórmula y legisladores republicanos que estuvieron al lado de Trump en un tribunal de Nueva York durante su juicio penal por pagos de dinero por silencio. Esa lealtad lo tiene ahora sentado a un lado del presidente más poderoso y se le permite tener voz al grado de ofender y liarse casi a golpes con los invitados al Salón Oval.
El tema viene al caso porque, derivado de aquella lamentable escena que el mundo pudo ver en tiempo real gracias a la presencia de medios de comunicación que darían fe de la firma de un acuerdo histórico, se generó el cierre de filas de Europa en torno a Zelensky. Una situación que nadie pudo prever.
El primero en levantar la mano en defensa de Zelensky fue el premier británico, Keir Starmer, que de inmediato concertó una reunión de al menos 15 líderes europeos para reunirse el domingo en Londres a fin de abordar formas para reubicar la posición de Kiev en unas eventuales negociaciones de paz, en un momento de máxima tensión con Washington, que, en cabeza de Trump, ha buscado normalizar sus vínculos con Moscú.
El líder británico convocó para el 2 de marzo a las principales potencias militares de Europa para así garantizar que más países se sumen a la iniciativa de ofrecer tropas para una eventual fuerza de paz que preservaría la seguridad en el caso de que se llegase a un acuerdo para detener el conflicto.
Como resultado de la reunión, se pudo conocer que Europa dio un paso importante para reforzar su alianza en defensa de Ucrania con la intención de ser menos dependiente de Estados Unidos en materia de seguridad.
Liderados por el primer ministro británico, Keir Starmer, y con la presencia del presidente ucraniano, Volodymir Zelensky, los gobernantes europeos acordaron un plan de cuatro puntos para apoyar a Ucrania en la búsqueda de una salida al conflicto.
Tras reunirse por poco más de dos horas, Starmer explicó ante los medios que el acuerdo entre las naciones, incluyendo a Turquía y Canadá, apunta a:
-Mantener el flujo de ayuda militar a Ucrania mientras la guerra continúe y aumentar la presión económica sobre Rusia.
-Cualquier paz duradera debe garantizar la soberanía y seguridad de Ucrania, y Ucrania debe estar presente en cualquier negociación de paz.
-En caso de un acuerdo de paz, los líderes europeos trabajarán para disuadir cualquier futura invasión de Rusia en Ucrania.
-Se establecerá una “coalición de países” para defender a Ucrania y garantizar la paz en el país.
“Europa debe asumir la mayor parte del esfuerzo”, pero se necesita el apoyo de Estados Unidos, transmitió el primer ministro británico.
El líder europeo afirmó que aquellos países dispuestos intensificarán la planificación con urgencia antes de reafirmar el compromiso del Reino Unido de respaldar esto con “tropas sobre el terreno y aviones en el aire”.
En ese sentido, confirmó que permitirá a Ucrania utilizar 1.600 millones de libras (cerca de US$2.000 millones) para comprar más de 5.000 misiles de defensa antiaérea.
“Para ser claro, estamos de acuerdo con Donald Trump en la necesidad urgente de una paz duradera. Ahora debemos cumplir juntos”, recalcó, a la vez que reconoció que Europa se encuentra en “una encrucijada histórica”.
“No es momento para más palabrería: es hora de actuar y unirnos en torno a un nuevo plan para una paz justa y duradera”.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, dijo tras la reunión europea: “Sentimos el fuerte apoyo a Ucrania”.
“Estamos trabajando junto con Europa en crear un fundamento sólido para la cooperación con Estados Unidos en aras de crear una paz real y una seguridad garantizada”, dijo Zelensky.
Del lado trumpista, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, dijo que su país está dispuesto a colaborar con Ucrania, incluso tras el desastroso desencuentro con Zelensky en el despacho oval.
Pero el consejero de seguridad nacional, Mike Waltz, insinuó que la renuncia de Zelensky podría ser necesaria en cualquier acuerdo de alto el fuego.
¿Quién ganó y quién perdió?
Con información de medios
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