Irreverente

Les platico:

Este video pasaría como uno de tantos que llenan las redes... Pero no es así.

Míralo hasta el final y por ahí de la mitad comenzarás a darte cuenta del hechizante mensaje que entraña:

Las heridas solo sanan siendo honestos.

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Y si en mi Cajón de Sastre escuchas el “Claro de Luna”, de Claude Debussy, la magia habrá tocado a tu puerta. Tú sabrás si la abres o permaneces encerrado en ti mismo y con tus cosas.

La familia lo es ¡todo!

Aunque quisiéramos que el esplendor de la familia fuera eterno, nada queda por hacer cuando se ha ido.

Las redes sociales son el misterio, lo arcano; lo excéntrico, simbólico y lo divertido. Traen aparejado lo banal y lo trivial, pero eso a muchos muy poco les importa.

Quienes las cultivan como parte de sus vidas, de pronto descubren lujos indefinibles y una colección de títulos vacíos:

  • Influencers
  • Youtubers
  • Tiktokers
  • Socialités

Recitan los nombres de restaurantes de postín, como lo hacían en sus clases de catecismo.

Son tan “elegantes” que de pronto necesitan de tres nombres e igual número de apellidos para presentarse o ser presentados con propiedad.

Dominan el doblez de la cofia holandesa de las servilletas de lino que adornan sus mesas.

Practican así sus habilidades para ganarse a cualquiera.

El vehículo de su continuidad es el hechizo de la inmutabilidad. Es el privilegio de las herencias o los fideicomisos.

No son capaces de ser irresponsables una sola vez, o al menos eso creen.

En cambio, las familias son lo verdaderamente trascendente.

Son el ancla en medio de las balas perdidas.

Cajón de sastre:

Si no se te humedecen los ojos escuchando esta melancólica pieza es que tu INE es de otro planeta...