Son apenas las vísperas del proceso electoral más grande en la historia de México, también de lo que parece la campaña más larga, y las sorpresas ya son bastantes. Algunas de ellas sí que han sido algo impensable, situaciones que antes podrían rayar en el colmo del cinismo o muy lejanas de una realidad pensada, hoy se han convertido en el pan de cada día del circo político nacional.
En 2015, Pedro Kumamoto nos hizo soñar; nos hizo pensar que sí había futuro y que realmente los muros se caían... Nos hizo pensar que la vía independiente era una forma real de hacer política, lejos de los anquilosados partidos políticos y sobre todo, de la mano de un proyecto joven, fresco, real y cercano a la gente. Hoy 8 años después, quien fuese el destructor de los muros, se convirtió en constructor de los mismos. Después de haber tenido un intento fallido para una alcaldía y de haber cedido ante el sistema partidista, Kumamoto se alió con el partido del régimen y dio mucho qué pensar. ‘Kuma’ ha decepcionado no solo al escritor de estas palabras, lo ha hecho también con quienes confiaron en su proyecto.
El aún ministro de la corte y fiel y mayor fanático de Taylor Swift, Arturo Zaldívar, presentó su intención de renunciar a la Suprema Corte para, lo que pareciera, unirse al proyecto de nación que presentará Morena de la mano con su virtual candidata a la presidencia, Claudia Sheinbaum. Pero ¿por qué esto podría ser alarmante? Simple y llanamente porque la división de poderes es uno de los ejes torales de la República, poder diferenciar de las decisiones que se toman entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial nos hacen, de cierta forma, tener certeza de nuestros derechos, libertades, obligaciones y de nuestro ente ciudadano. Zaldívar, si bien congruente de forma al renunciar y expresar su interés o cercanía con un proyecto político (al final todos somos entes políticos); se ve de fondo un tanto ambicioso y avorazado por lo que podría ser un proyecto político personal del que tenemos que estar pendiente.
Como si de un programa dominical de Chabelo se tratara, el presidente López Obrador está catafixiando gubernaturas estatales por embajadas. Van varios ex gobernadores priistas que entregan en charola de plata sus estados al partido en el poder y después, casi por arte de magia y sin ninguna experiencia diplomática previa, son convertidos en embajadores de las más privilegiadas representaciones de México en el extranjero. Recién estrenado en España está Quirino y pronto Omar Fayad se irá a Suecia.
Pendientes habremos de estar de todo lo que falta por suceder pero ya casi nada podría, espero, sorprendernos. La joya de la corona de este proceso electoral, será la CDMX y habremos de ver qué tanto la oposición logra engranarse para dar un resultado que pueda posicionarlos en la capital y que tanto Morena soporta la división que se podría avizorar por el proceso para definir si el proyecto capitalino es encabezado por el policía o por la soñadora.
PD: Ojo con Acapulco. En el recién aprobado presupuesto de egresos de la Federación, no se ve ningún recurso extra para rescatar al valioso puerto de Guerrero y ni hablar de los municipios de alrededor. De nuevo es la sociedad civil organizada quien está aportando todo lo necesario para reconstruir al que fuera el mayor destino turístico del país.