En 20, 30 o 50 años, cuando muchos de nosotros ya no estemos aquí y se haga una evaluación histórica del sexenio de Andrés Manuel López Obrador se recordará el periodo entre el Quinto Informe de gobierno y el fin de su administración, el último día de septiembre de 2024, como la vuelta triunfal de AMLO.

Después de un cuarto de siglo de dominar el escenario político, el “Señor López” (Obrador) dejará un vacío prácticamente imposible de llenar, al menos durante el siguiente par de sexenios.

Aún con los pendientes que dejará su gobierno en un país con un contexto tan complicado como el mexicano, Andrés Manuel, en mi evaluación temprana, cumple esa máxima de los grandes hombres y mujeres de la historia, 70% cosas positivas y 30% de cosas negativas (AMLO quizás alcance la evaluación de 80% de positivos y 20% de negativos).

Con la entrega de las últimas obras magnas de su gobierno, comenzará la “vuelta triunfal” de López Obrador, quien se enfrentó no únicamente a una guerra constante por parte del poder mediático, sectores del poder económico y político, así como a la peor pandemia en un siglo y a la cada vez más inestable situación geopolítica en el planeta, con el conflicto en Ucrania incluido.

Cuando otros presidentes llegaban al Quinto Informe de Gobierno completamente disminuidos, el actual presidente llega en plenitud de poder, con unos índices de aprobación por las nubes y con una misión que se extenderá hasta el fin de su sexenio: el Plan C de la Reforma Judicial.

La vuelta triunfal del oriundo de Tabasco terminará hasta el último minuto de su sexenio, cuando entregará la banda presidencial a un personaje de Morena, sellando así un sexenio a años luz de los 10 anteriores, al menos.