Casi me da ternura la pretensión de la derecha de hacerse pasar por el afamado colectivo hacktivista, simbolizado por la sonriente máscara del bigotón Guy Fawkes (sin ponerse a pensar que los originales los echarían de cabeza), si no fuera por las macabras intenciones de su impostura: generar una falsa visión del gobierno, que justifique un futuro fraude electoral, que nos devuelva a los tiempos de esclavitud, crimen y saqueo.
La nefasta coalición de políticos corruptos y empresarios evasores de impuestos (más su lambiscona corte de “chayoteros” y bots), creen que vivimos en tiempos de Ruíz Cortines, cuando la gente se creía todo los que decían los medios; olvidan que en esta era de redes sociales todo se verifica.
El truco de usurpar la identidad de un enmascarado es más viejo que mi abuelita, lo hemos visto en innumerables historias del Santo, Batman, el sorprendente Hombre Araña, etc., pero en este caso se les cayó el teatrito, por la obviedad de su puesta en escena: Plantarle una máscara a Felipe “Borolas” Calderón, colocarlo frente a las cortinas de un bar de mala muerte, y ponerlo a hablar frente a una webcam, sin siquiera usar la aplicación que distorsiona la voz (al cabo el expresidente ya tiene voz aguardientosa).
Es peligrosa la estrategia que está detrás del discurso: generar la falsa percepción de rechazo a un gobierno que, con todos sus defectos, está del lado del pueblo, y es apoyado por la mayoría, para justificar el fraude electoral por el INE anunciado.
¿Qué son brujos o qué chingaos para anticipar una derrota que ni de lejos se percibe?
En el ridículo video, Calderón, caracterizado de hacktivista, de repente se pone a decir una serie de patrañas sin bases ni sentido: “El gobierno no aceptará la derrota el próximo 6 de junio, así que ayudaremos a defender su democracia” ¡¿What?! ¿Qué son brujos o qué chingaos para anticipar una derrota que ni de lejos se percibe? (El subtexto es: “Si el INE valida un fraude, oponerse a él es la represión de una dictadura”, lo cual carece de lógica, pues Morena les ha metido una goliza a los desacreditados partidos PAN y PRI, y a su gato PRD).
Obvio, los auténticos hacktivistas están bien informados, no dirían una bestialidad de semejante tamaño.
Otro exabrupto etílico: “Hola México. Somos Anonymus. Hemos venido de muy lejos (como si el Internet fuera una central camionera), después de ver los indignantes sucesos en la Línea 12 del metro, una gota que derramó el vaso (¿cuáles otras gotas había en el vaso antes de derramar la del metro? ¿Balconear a Lorenzo Córdova, Adrián de la Garza y Diego Fernández de Cevallos?). Por eso decidimos apoyarlos contra la actual dictadura (otra vez la mula al trigo, ¿cuál pinches dictadura? ¿Qué no han visto la libertad de expresión en las “mañaneras”? ¿A toda la gente echando desmadre por las noches? ¿Eso es propio de una “dictadura”? Chale).
Y lo que revela un auténtico delirium tremens: “Sabemos que hackers rusos atacarán los sistemas del INE” (información que, por supuesto, puede saber cualquiera en una sobredosis de Vodka Oso negro).
La velocidad con que varios medios comunicaron la fake news como cierta (particularmente los más “chayoteros”), solo pudo superar la velocidad con que Anonymus desmintió tal mamada (justificadamente indignados, por hacerlos ver como imbéciles). Anonymus Iberoamérica aclaró como de rayo que el supuesto Anonymus México antes se llamaba @infanteslocos y se dedicaba a difundir memes; informó que Anonymus México se disolvió en 2015, y que publicitaba refrescos y cervezas; cerrando con broche de oro: “No creamos multicuentas para esparcir ‘furia’ y odio, ni incitamos a ello para ganar seguidores. Fin del comunicado”.
Lo que Va Por México puede hacer ahora, es ponerle una máscara del “Místico” a Gilberto Lozano, para declarar en una transmisión en vivo que “López Obrador está planeando fusilar mujeres embarazadas que se opongan a su dictadura, con la ayuda del ejército venezolano”. Intentarán todo lo que ayude a generar una falsa percepción de rechazo a la 4T, para justificar el fraude que ya se está cocinando.
Me despido con un bonito refrán: “A palabras de borracho, oídos de cantinero”.