Después de tres temporadas en Netflix, “La Casa de las Flores” (serie creada por el cineasta tapatío Manolo Caro) concluye con un secreto celosamente guardado por Delia, el ama de llaves de la familia de la Mora, interpretada por la actriz Norma Angélica.
Con saltos en el tiempo, entre el melodrama telenovelero y la comedia, la serie de culto gay reveló a varios nuevos valores.
Hoy, los dejo en compañía de la gran actriz tabasqueña, Maya Mazariegos
El casting
Una amiga actriz, Rocío Vázquez, me avisó del casting para la tercera temporada de “La Casa de las Flores”, donde Delia, lo mismo que otros personajes, saldrían de jóvenes; como por ejemplo Isabel Burr, que hizo a Virginia de la Mora joven, que hacía Verónica Castro.
Yo creí que haría una participación muy pequeña, pero creció el personaje y me sorprendí mucho porque no era tan pequeña, sino que salí en dos capítulos.
Para hacer bien al personaje me aventé la primera temporada toda una madrugada.
En el casting me pidieron que improvisara; me dijeron que mi personaje venía de provincia en los años 70s (yo propuse que viniera de Veracruz), a pedir trabajo a una casa rica del Distrito Federal (“La Casa de las Flores”). Yo no sé cocinar, pero les dije cómo preparar una salsa con un chile de mi tierra, el chile mashito, que es el ingrediente secreto de mis comidas, que de verdad es de Tabasco, de donde vengo; les dio mucha risa y yo sabía que al final la decisión estaba entre otra actriz y yo, Manolo Caro me escogió a mí.
En esa época, en el 2018, ”Club de cuervos” y “La Casa de las Flores” eran las series más exitosas, cuando me quedé, me sorprendí mucho: “¿a poco yo voy a interpretar a Delia joven?”
Filmando en pandemia
La película se filmó a escondidas. Manolo Caro no quería que se supiera, era un secreto, un regalo de pandemia para los fans, para que se diviertan y se rían.
La complicación principal fue la pandemia. Con pruebas diarias de Covid-19 y un crew muy pequeño, de 30 personas, que para Netflix no es nada. Estuvimos encapsulados en los cubículos de comida, con cubrebocas, sin hablar con nadie, muy diferente al ambiente de la tercera temporada, cuando Rebeca Jones me veía en el comedor y gritaba: “¡Ahí está Mayita!”, y platicábamos y ensayábamos juntas.
En la película nos cuidaron mucho, y estuvo bien porque ibas con miedo al contagio de covid. Especialmente hubo muchos cuidados los días de llamado de la Sra. Angélica María.
Como todo era nuevo, se fueron adaptando sobre la marcha, por ejemplo, en mi prueba de cámara, que por cierto fui la primera en hacerla, con el maquillaje, que tardaba dos horas en hacerse, te decían con la mascarilla: “quítatela, póntela”, para no contagiar, al final usamos caretas que no te tocaran la cara, para no estropear el maquillaje.
Lo más importante es que nadie dio positivo.
El personaje
Delia joven es muy inocente y alegre, de muy joven la mandaron de Veracruz a la ciudad de México a trabajar; de inmediato dije: “esa soy yo”, pues vine a la ciudad de México a los 17 años, para triunfar como actriz, llena de ilusiones y esperanzas, así, como Delia llega a pedir trabajo de asistente doméstica a “La Casa de las Flores”. Aparte de características físicas requerían una actriz que no fuera tan delgada.
En la filmación, la actriz Norma Angélica, que interpreta a Delia en la actualidad, vio la hoja de llamados y le llamó a Manolo Caro para pedirle hablar conmigo. No te creas que nos vimos en una sala de juntas o algo así, o que nos fuimos una tarde a tomar un café al Starbuks. Fue ahí en el set de la cocina, aproximadamente 30 minutos recargadas en la barra, me pasó varios tips, me dijo que Delia escuchaba todo, que sabía todos los secretos, que era confidente de Virginia de la Mora (que hacía Verónica Castro) quien era de su misma edad, y que… ¡Ernesto de la Mora era su amor platónico! Yo me quedé muy sorprendida, y lo más triste es que ni siquiera pude abrazar a Normita, por la pandemia.
El director
Manolo Caro es un ser humano muy alegre, con una sonrisota, que pone muy buena vibra en el set.
Sí te dirige: se te acerca a ti, hace un verdadero trazo escénico, te da mucha libertad creativa y tiene muchas referencias, cinematográficas y musicales. Es muy divertido y culto.
“La novia de México”
Me llevé muy bien con todos mis compañeros, con Isabel Burr, con las niñas, fue un gusto conocer a Norma Angélica. Pero la sorpresa fue toparme con Angélica María, que sí es angelical.
Mi mamá, QEPD, fue su fan número uno, cuando supe que estaría me emocioné muchísimo, pero no me tocaban escenas con ella, porque ella estaba en el tiempo presente y yo en los ochenta (incluso grabamos escenas con una cámara VHS). Sin embargo coincidimos un día, fue algo mágico, súper bonito.
Me la topé afuera del tráiler de maquillaje, me le acerqué para hablar con ella y tomarme una foto, rápidamente, por que la cuidaban mucho, pues es población de riesgo. Me dijo “¡qué linda niña! ¡Quítate el cubrebocas, que no se ve bien!” y nos tomamos la foto, luego me dijo: “¿Ya probaste el pozole? Lo preparó Pablito”.
No estaba en plan de Diva. Es una estrella que no se cree estrella. Su actitud es una lección de humildad para quienes se creen mucho y no tienen la trayectoria de esta leyenda del espectáculo.
“Ser actriz es mi pasión”
Aunque soy millennial ya he hecho muchas cosas. Hago teatro desde los 14 años, estudié actuación en la Andrés Soler, escenografía en la ENAT, un curso en el SET de Luis Felipe Tovar y un montón de talleres y cursos, salí en cortos de las escuelas de cine y he trabajado en varias películas:
√ “Territorio Salvaje” (Manuel Pérez Ramírez, 2012)
√ “Cena para tres” (Juan Carlos Blanco, 2012)
√ “Posmodern Postmortem” (Mariana Reyes, 2012)
√ “La Familia Gang” (Armando Casas 2013)
√ “Internet Junkee” (Alexander Katzowics, 2013)
√ “Deceptive” (Douglas Elford Argent, USA, 2013)
Trabajé en la obra de teatro “Expreso al Paraíso”, de Jorge Celaya, que se presentó con éxito en el Teatro La Capilla, incluido en el libro de Bellas Artes: “Lo mejor en 10 años de Teatro en México”, donde interpreté a una salvadoreña que viaja en el tren “La Bestia”, prostituida por un policía, que matan los maras salvatruchas.
En esa obra, lamentablemente, trabajé con un actor maduro que afectó horrible mi carrera. Un personaje terrorífico.
#MeToo
Antonio Monroi se obsesionó conmigo. Es un hombre despreciable que me amenazó con “secuestrar y terminar con mi carrera porque nadie me conoce y a mí todos me adoran”, de todo esto tengo pruebas.
Me difamó y cerró puertas de trabajo. De pronto, dejaron de invitarme a actuar, ni siquiera en cortos de las escuelas de cine, donde trabajas gratis, como el CUEC.
Sin explicación, en aquella época me sacaron de la obra “Águila Real”, de Hugo Argüeyes, y de “Tacones en el armario”, de Mónica Soto Icaza. Me dije, “algo está sucediendo”.
Aunque esto pasó hace ocho años, es momento de actuar.
El movimiento #MeToo, y la denuncia de Ainara contra YosStop, aunque fuera tres años después, me animaron a ver feministas y a tomar una medida legal.
Me dañó laboralmente, psicológicamente, moralmente. Había días que no paraba de llorar porque me parecía muy injusto lo que me estaban haciendo. No es posible que a las mujeres se le falte así al respeto, que se le acose de ese modo. Que se difame y se aprovechen de la inexperiencia en la vida de una mujer. Por eso es importante denunciar, no importando el tiempo que haya transcurrido, debemos impedir la violencia contra las mujeres. Gracias al movimiento #MeToo que empezó en el 2017 las cosas han cambiado y lo agradezco.
“Los sueños se pueden lograr”
Actualmente estoy ensayando “El Museo de la locura”, de Andrés Campos, una comedia muy divertida basada en un cuento de Edgar Alan Poe, que se estrena por Zoom en agosto. Es sobre unos locos que toman el viejo hospital psiquiátrico de La Castañeda, donde hago varios personajes.
Yo quisiera que los directores y productores apostaran por rostros no tan conocidos y nos dieran oportunidades para trabajar, basados en nuestros talentos, por ejemplo, yo hablo inglés y siempre estoy disponible para actuar, porque soy actriz 24/7.
A la gente que está empezando les digo:
1. Que se preparen, no solo con 28 días de entrenamiento, sino con una carrera formal.
2. Que sean fuertes. Se necesita mucha resistencia. A veces hay que lidiar con la suerte, aceptar que no te vas a quedar, que nadie te conoce, pero siempre hay que acudir a los castings; si te gusta actuar, lo vas a hacer siempre.
Y algún día te vas a quedar con el personaje. ¡Porque los sueños se pueden lograr!