Definición de paranoia

También conocido como “trastorno delirante”. Es una enfermedad mental que se caracteriza por la aparición de ideas fijas, obsesivas y absurdas, basadas en hechos falsos, infundados o malinterpretados.

Quien la padece, normalmente tiene un “delirio de persecución”, creyendo que algo, alguien o un grupo de personas (o entes), quiere hacerle daño.

Confesiones de un paranoico

Durante varios años padecí una auténtica paranoia, que ahora tengo controlada (cuando mucho, ahora solo sospecho que me están cobrando 100 gramos de más al pesarme el jamón); en gran parte porque tengo una propensión natural hacia la desconfianza, que se acrecentó por un largo periodo de consumo de alcohol y marihuana.

En el año 2000, una vez ingerí una sobredosis de vitamina B, para mantenerme despierto toda una noche, pues tenía que entregar un guion al día siguiente (que ni siquiera había empezado a escribir), hizo corto circuito con mi bioquímica alterada y mis neuronas cerebrales estallaron, cual palomitas de maíz, por lo que, a la mañana siguiente, huía en un taxi de una pandilla imaginaria de travestis que, según mi mente alucinada, querían asesinarme (el taxista me bajó antes de llegar a mi destino, “porque lo ponía nervioso”).

Ese mismo año publicamos un chiste sobre Javier Alatorre, en “El Pasón” (página humorística de Milenio Diario) y un ilustrador nos advirtió: “Tengan cuidado, es íntimo amigo de Emilio Chuayffet”. Desde entonces, me parecía que todos los vehículos con placas del Estado de México, transportaban pistoleros que pretendían exterminarme.

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Lo curioso es que la mente de un paranoico toma elementos de la realidad para justificar sus fantasías. Por ejemplo, si los propietarios de dos vehículos, estacionados en los extremos de una calle, entraban a su coche al mismo tiempo, en mi mente “se estaban comunicando”.

En el fondo, detrás de la paranoia, se esconde un gran “delirio de grandeza”: el ego se desborda y uno se cree tan importante e imprescindible en el planeta que unos villanos quieren borrarlo del mapa.

La psicóloga me decía: “¿Sabes cuánto cuesta una bala? ¿Porqué alguien querría gastar en una para dispararte?”

Teorías conspirativas

En los tiempos actuales, la locura colectiva se ha apoderado de una parte de la sociedad que cree y apoya las llamadas teorías conspirativas, particularmente en Estados Unidos, como “Los Guardianes del Juramento”, los “Proud Boys” y el “QAnon”, grupos armados de derecha (muchos de ellos, simpatizantes de Donald Trump), que suponen la existencia de un “Estado Profundo” y “un Nuevo Orden Mundial”, que en secreto quiere imponer el comunismo, la homosexualidad, la esterilización de las masas, la cumbia, un chip controlador mediante vacunas, el tráfico sexual de menores o alguna jalada por el estilo. Algunos grupos suponen que los culpables son los asiáticos, otros los extraterrestres, los fantasmas, los delfines y hasta un grupo de élite de actores hollywoodenses.

Bueno, toda esa gente orate no le pide nada a un grupo de periodistas mexicanos, como Javier Tejado Dondé, quien recientemente publicó: “El subsecretario de seguridad, Ricardo Mejía Berdeja, ha solicitado información de los columnistas contra el Panaut (Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil)”, tipo teoría conspirativa (pues no aportó pruebas), y no lo hizo en el Semanario de lo Insólito, sino en el respetado periódico de circulación nacional: El Universal.

Cuando le preguntaron de dónde había sacado la información, cual persona cuerda, respondió: “lo sé por fuentes federales” (eso de “Fuentes Federales” me recordó la colonia “Fuentes Brotantes”).

Con todo, dio un nombre: Ricardo Mejía Berdeja (habría que preguntarle al subsecretario a quién le preguntó sobre esos periodistas, y para qué quería saber eso, o preguntarle a un periodista si es verdad que el subsecretario andaba indagando sobre los periodistas que publicaron algo sobre el Panaut). Pero el que se voló la barda fue Raymundo Riva Palacio, quien, en El Financiero, publicó: “Este gobierno democratizó el espionaje a periodistas”.

Extraña declaración, pues ya no se trata de un subsecretario que hace preguntas, sino que afirma que son agentes secretos quienes vigilan a los periodistas, haciendo un “espionaje democratizado” (quisiera saber cómo es eso, a la mejor hacen asambleas con todos los espías, donde un coordinador de la mesa, pregunta: “¿Quién vota por que el agente 007 vigile a Raymundo Riva Palacio?”).

El colmo fue la primera plana del Universal: “Espionaje a periodistas es para amedrentarlos”. No sé si se dieron cuenta de la insensatez de su encabezado, pues se supone que un agente secreto es secreto, no le dice al periodista: “Oye, estoy aquí escondido, vigilándote para amedrentarte”.

“Chayoteros” o alienados

De primera impresión, uno podría sospechar que esos periodistas están contratados por los poderosos y adinerados empresarios, políticos y delincuentes que hacen todo lo posible para descarrilar a la 4T, con “fake news” y diversas trampas, con la intención de devolverle a la derecha la presidencia de México, y así recuperar sus privilegios, pero como yo también soy un hermano paranoico, puedo pensar en la posibilidad de que se crean espiados. Entonces les diría: Compañeros paranoicos, controlen su respiración y razonen con lógica: ¿Porqué querrían espiarlos precisamente a ustedes? ¿Qué daño representan realmente al gobierno? ¿Son muy leídos? ¿Sus textos transmiten información muy valiosa y subversiva? ¿Sus textos influyen realmente en la gente? ¿Qué creen que descubrirían los espías sobre ustedes… en qué se gastan “el chayo” recibido? ¿En langostas, champán y limusinas? ¿Con quien andan? ¿Con alguna celebridad? ¿No? ¿Nada de eso? Entonces despreocúpense, no corren peligro, nadie los amedrenta, sigan su vida normal. En el mejor de los casos usen su imaginación para pedir la Beca Jóvenes Creadores, o para escribir guiones para Netflix. Sáquenle provecho a su mente enardecida.