Bienvenidos amantes de la gastronomía. Hoy es día de Nochebuena, la gente suele cenar con su familia y algo apasionante de estas fechas es esta tradición de pasar las recetas de familia, de generación a generación.

Gracias a que nuestra gastronomía es de lo más vasta, no hay un solo tipo de cena navideña; no somos como nuestros vecinos del norte, que son clásicos y que esta noche suelen cenar pavo con relleno, puré de papas o camote dulce, salsa de arándanos y… párenle de contar.

Nuestras cenas navideñas dependen de la región en la que vivamos, si es una gran ciudad, un pueblo en la montaña o una playa, el menú irá variando. Por supuesto, un clásico a todas luces es el pavo de navidad, y a veces las familias se preguntan ¿este año qué hacemos, pavo o pierna?, sobre todo cuando se habita el centro del país.

En cambio sí se vive en los estados del sur o cerca de la costa, nos podemos topar desde pozole, pasando por tamales, chilpachole de jaiba, pescado a la talla, o a la vizcaína, y en Mérida no puede faltar la cochinita pibil o el relleno negro.

Pero si usted es de los estados del norte, no se sorprenda si le ofrecen una carnita asada en la cena de navidad, o cabrito, incluso birria. Los norteños harán gala de los grandes cortes de carne, que pueden ir acompañados -para darle ese toque navideño- de la ya muy famosa ensalada de manzana.

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Hay que decirlo, cada familia tiene su receta secreta, desde la elección de la manzana, si es roja, verde o amarilla o una combinación, si se le agrega piña o no, si va con crema agria, crema batida o mayonesa, y el eterno dilema ¿con pasas o sin pasas?

También en los estados del centro del país podemos encontrar que se celebra con mixiotes de carnero en salsa picante, servido con nopales; además de los romeritos, el bacalao a la vizcaína y el lomo de cerdo, que puede ser en adobo o a la ciruela.

En mi caso, una receta que ha pasado de generación en generación es la “ensalada de navidad”. Es una receta que mi madre aprendió de mi abuela, que se hace con betabel, jícama, jugo de naranja y mandarina, a la que se le agregan cacahuates tostados sin sal. No es tan popular como la ensalada de manzana, pero sin duda alguna es una opción diferente, deliciosa y muy colorida.

Y hablando de opciones diferentes, muchas veces nuestro paladar está en búsqueda de nuevos sabores y experiencias, por eso es que algunas veces en mi familia se optaba por modificar por completo la cena de navideña, solo por el placer de degustar la comida en familia.

Tengo recuerdos de unos canelonis que hizo mi hermana en una navidad, así como cuando comimos arrachera, e iba acompañada de otra receta familiar que no puede faltar: las tortillas de harina, receta de la abuela que han pasado de generación en generación, y cuya preparación es ya de por sí motivo de fiesta.

Por eso, no importa qué cenen esta noche, si es una receta de familia que tiene varias generaciones en su haber, o incluso si son recetas nuevas; todas perdurarán en la memoria gustativa de su familia. Así sea arroz con mole, pollo al romero con papitas cambray o una ensalada de nopales, cualesquiera que sean los platillos, todos son un pretexto maravilloso para convivir con los seres queridos.

Y ¿por qué no?, recordar a los que ya no están y que dejaron su legado culinario esperando a ser ejecutado por uno o varios de sus descendientes, porque es justo así, mis estimados lectores, como acrecentamos nuestra gastronomía, la mejor del mundo, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad reconocido por la Unesco, ahí nada más.

Les deseo que esta noche se la pasen de lo mejor con sus seres queridos y que disfruten de la cena, que brinden y que se preparen para el recalentado, ese no debe faltar.

¡Bon appétit!

Cat Soumeillera en Twitter: @CSoumeillera