Algunos compartirán conmigo esta sensación, por decir lo menos, agridulce. Después de casi 13 años, por fin los trabajadores de la que fuera la primera línea aérea del país y la tercera o cuarta más antigua del mundo (hay debates sobre la fecha), estamos recibiendo el pago de una primera parte, que corresponde a la venta de la marca.

Hay varias cosas qué decir: el trámite de la dispersión comienza en la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA), un edificio al que acudí muchísimas veces cuando fui representante sindical, y que en ese momento era relativamente nuevo, pues en 2005 fue inaugurado por el entonces presidente Vicente Fox.

Llegar desde el sur de la ciudad, o de Morelos, Hidalgo y Estado de México al número 311 de Eje 4 Nte, en Santo Tomas, Azcapotzalco, de esta ciudad capital es una verdadera faena, por la zona pasan muchos tráileres y camiones de carga, lo que la vuelven todavía más caótica.

Lo positivo es que el trámite en la JFCA es sumamente ágil, hay un módulo a la entrada que recolecta los datos de tu identificación oficial. Yo de todas formas llevé dos identificaciones, por aquello de “no te entumas”. Posteriormente te dan una ficha para que pases con unas señoritas muy amables, quienes te registran y te indican a dónde te tienes que formar.

Nos están atendiendo en la Junta 3 Bis, la que corresponde a Asuntos Colectivos, y es ahí donde te dan tu “billete de depósito”, después de firmar un documento, que en realidad es una comparecencia, en la que se da fe de la recepción del documento, en virtud de los acuerdos previos, consignados en el Expediente IV-304/2010 -y acumulados IV-305/2010 y IV 307/2010- Compañía Mexicana de Aviación vs Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA) y otros.

Las columnas más leídas de hoy
Documento de conformidad con venta Mexicana de Aviación

En este documento yo manifiesto mí conformidad con los acuerdos alcanzados por mis representantes sindicales, así como con el listado exhibido por los sindicatos y agrupaciones de trabajadores el día 3 de agosto del año en curso.

¿Dije que es un momento agridulce? Pues dije bien. Todavía recuerdo que en algún momento fui llamada injustamente “mentirosa” por decir públicamente que existía este acuerdo sobre la venta de la marca y los bienes.

Los ataques fueron variopintos, llegando algunos a la virulencia, diciendo que no creerían nada hasta que saliera publicado en el Diario Oficial de la Federación, que todo era mentira para desincentivar a mis compañeros y que dejaran de pelear por lo que les correspondía.

Lo sé, y así lo he dicho en todos los espacios y foros que han querido escuchar mi punto de vista: este primer pago que hoy estamos recibiendo es apenas el 5% de lo que teníamos ganado en nuestros respectivos laudos; la segunda parte, que se dará a fin de mes, es otro 5%. Triste pero cierto, lo que los trabajadores vamos a recibir es un 10% de lo que en algún momento se reconoció que nos deben a los trabajadores.

Y aprovecho el espacio para aclarar, porque luego hay gente que comienza a inventar. En estos expedientes que se tramitaron ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, diferentes grupos de trabajadores trabamos embargos sobre los diferentes bienes, y evidentemente la marca comercial (bienes tangibles e intangibles).

Esa era la forma de “garantizar” que nos pagaran los laudos ganados, que en el caso de los sobrecargos jubilados era de 3 mil millones de pesos, y en el caso de los trabajadores en activo, la suma de los laudos ascendía a poco más de 7 mil millones de pesos. Unos laudos “preciosos”, por decirlo de alguna manera, pero que simple y sencillamente se volvieron “incobrables”.

Así que cuando hablamos de “la aceptación de los acuerdos”, nos referimos a la decisión de los trabajadores de “destrabar” esos embargos para que el gobierno federal pudiera comprar la marca y los bienes inmuebles de Compañía Mexicana de Aviación que estaban dentro de la llamada “masa concursal”.

Seguramente ustedes recordarán que esta acción se retrasó por más de seis meses debido a una serie de amparos interpuestos por algunos trabajadores que no estaban de acuerdo con la venta, ni con la forma de “dispersar” el dinero.

Momento agridulce es este, porque llega a mi memoria que también en esta etapa procesal fui atacada por opinar que, aunque existiera el derecho de interponerlos, esos amparos serían infructuosos y de resultados nefastos.

Una vez desechados los amparos, y que hemos aceptado los acuerdos para destrabar los embargos, estamos admitiendo que nuestros laudos ya pasaron a una mejor vida.

Hay quienes están preocupados por una demanda de tercería interpuesta en 2019 por los trabajadores activos en contra de los sobrecargos jubilados, pero hay que decirlo fuerte y claro: al destrabar los embargos, la demanda de tercería se queda sin materia, y seguirá la suerte del expediente principal: “se cae”, en términos llanos.

Ha llegado a mis oídos que andan afirmando que la demanda continúa y que habrá que estar al pendiente por si se paga algo más. Yo les digo a esas personas: no mientan por convivir, y menos si el verdadero interés es electoral y lo que buscan es tener próximos votantes.

Que en este trámite nos pidan la firma de la comparecencia es la aplicación de la sabiduría inveterada que reza: “más seguro, más marrao”. Y es que la representación de los trabajadores la tienen los sindicatos, así es que aunque no firmáramos de manera individual, el acuerdo ya se está ejecutando.

Una vez que firmas que estás de acuerdo, te hacen entrega de tu “billete”, el cual lo puedes cobrar o pedir que te lo depositen y este se verá reflejado al día siguiente en tu cuenta bancaria. Tienes que ir a la matriz del Banco del Bienestar, donde se acondicionó un área especial para atender a los trabajadores de Mexicana de Aviación.

Todo es muy ágil, todos los trabajadores son sumamente educados y amables; no saben cómo se agradece que el trato sea humano, aunque estén despachando a miles de trabajadores.

Ahora van algunos puntos de crítica constructiva: a mí en lo personal, que vivo al sur de la CDMX, la JFCA me queda literalmente al otro lado de la ciudad, y para terminar el trámite de ahí hay que trasladarse por el rumbo del Hospital de Ginecología y Obstetricia Número 4 del IMSS. Cerca de ahí está la sede del Banco del Bienestar, en Av. Río Magdalena No. 115, Colonia Tizapán San Ángel, Delegación Álvaro Obregón, C.P. 01090, Ciudad de México.

Hacerlo en transporte público es una verdadera odisea, además de poco recomendable por temas de seguridad. Y desafortunadamente no hay dónde estacionarse, si se acude en automóvil.

Las autoridades viales están siendo comprensivos y toleran que los autos permanezcan algunos minutos estacionados sobre la vialidad, a pesar de la existencia de las señalizaciones que lo prohíben.

Soy honesta, mi ADN me impide hacerlo si no está permitido; así que poco antes de llegar al banco hay algunos comercios con estacionamientos temporales, y aproveché el tiempo que amparó la compra de una botella de agua; por otra parte, enfrente de la JFCA hay un estacionamiento público, y aunque estaban un poco “rebasados” logísticamente por el número inusual de usuarios, preferí utilizarlo para no quedarme en doble fila.

Me dio mucho gusto saludar a varios compañeros que se me acercaron, y también leer los mensajes de otros que me llegaron después diciendo que me vieron haciendo el trámite, pero que les dio pena acercarse; y ya les contesté: sin pena, no muerdo.

Quiero destacar que la constante es el amor que los trabajadores le tenemos a Mexicana de Aviación, lo orgullosos que estamos de haber pertenecido a la empresa, y que no tenemos el más mínimo resabio por demostrarlo. Pude ver a muchos compañeros que iban con algún logotipo de la empresa, incluso hubo quienes iban uniformados. Es un fenómeno que no creo que sea común en esta época.

Si me equivoco háganmelo saber, reconozco que la emoción me gana, pero creo que la gran mayoría de trabajadores actualmente no saben lo que es, en verdad, tatuarse la camiseta y decir con la cabeza en alto y el pecho inflamado “yo pertenezco o pertenecí a _____” (pongan el nombre de la empresa de su elección). Nosotros siempre decimos con mucha pasión que somos de Mexicana de Aviación, y rematamos: “porque la Primera, siempre será la Primera”.

Tres temas pendientes, pero no por eso menos importantes: sé que con los compañeros del interior de la República ha sido un poco problemático el tema de la dispersión de recursos, porque no aparecen todos los nombres en las listas.

Además, quiero decirles que estamos atentos a los casos de los compañeros que tenían decretada pensión alimenticia, todo indica que a ellos se les empezará a pagar la próxima semana.

También están pendientes todos los compañeros que viven en el extranjero. Desde mi trinchera informativa, iré informando lo que llegue a mis manos.