El Himno Nacional en bisiestos
Al hablar del Himno Nacional Mexicano (HNM), partamos de tres realidades indudables. A. Tiene varios grados de dificultad por 1. Estar escrito en forma de marcha, o “Coro Marcial”, como registra la partitura de la primera versión de 1854. 2. Porque al llamado a la batalla, que se manifiesta con ritmo y vigor impecables, le siguen estrofas que deben dulcificarse porque son de carácter lírico y sentimental. 3. Su registro vocal va más allá de las posibilidades de una persona promedio. B. El mexicano en general carece de estudios musicales, de práctica coral o instrumental; y ya no digamos auditiva y armónica. C. Debido a los puntos anteriores, A Y B, la mayoría de las versiones del HNM son desastrosas, como fácilmente se puede verificar en los registros públicos.
He abordado el asunto del Himno Nacional Mexicano al menos en tres ocasiones; y reparo que, con gran coincidencia, en tres años bisiestos: 2024, 2020 y 2016; curiosa casualidad.
En 2016 “Háganme un toque de bandera operístico”, proponía sustituir el HNM por uno nuevo, más sentido, menos guerrero, y mientras se creaba, utilizar el “Toque de Bandera”. En 2020, volvía sobre el tema pero solicitaba que al momento de hacer honores al presidente de la república no se traslaparan el Toque de Bandera con el HNM, “El Día de la Bandera y su Toque apachurrado por el Himno Nacional”. Esta perspectiva cambió poco después al analizar el tipo de obras clásicas que, de manera deliberada, mezclan dos piezas de distinto orden y que, aunque choque rítmica y armónicamente, logran un producto sonoro de interés.
Y hace poco se trató del más reciente escándalo interpretativo del HNM en el cierre de precampaña de quien casi con toda seguridad será la primera mujer presidente de México, “Gran cierre de precampaña de Claudia Sheinbaum, ¡lástima de Himno Nacional!”. Y es que ese acto merecía algo más que un escándalo por las fallas de interpretación del Himno, los inventos de las intérpretes y las fallas técnicas que se volvieron tendencia en las redes sociales y los medios convencionales.
El desastre reciente
Propuse una lista de nueve puntos sobre el desaguisado de Regina Orozco y Eugenia León. Me faltó el décimo, que es perceptible aunque no alcance a justificar lo sucedido: la descompostura del micrófono de Eugenia León que la dejó muda y dejó cantando puras segundas “rancheritas” a Regina Orozco.
Esto escribí:
“Regina, en papel de maestra de ceremonias del acto político desde un principio (lo que solía hacer su amiga Jesusa Rodríguez con AMLO), llamó al estrado a Eugenia para entonar el Himno Nacional. 1. Micrófono en mano, apenas se alcanza a escuchar cómo una de ellas da el tono a boca cerrada (humming en inglés, ¿”jumeando”?). 2. Ambas empiezan la interpretación sin acompañamiento –arriesgada y “valiente” decisión-. 3. Desde la primera frase, “Mexicanos al grito de guerra”, se intuye que aquello no irá bien. 4. Dejemos de lado el ritmo, ¡se cambia la melodía!; y también la letra en un breve pasaje. 5. La única voz que se percibe es la de Regina Orozco, Eugenia León no deja escucharse a pesar de que articula la boca con cierta energía (hay lógica en ello, desde hace varios años ya ha perdido la voz). 6. Regina exagera la nota operística pues, de la voz de pecho, sube abrupta y sorpresivamente –quizá innecesariamente- al sonido aflautado de soprano. 7. Si pretendían cantar a dos voces, armonizando por momentos, fallaron terriblemente, pues sólo se oye la voz, los cambios melódicos, la ausencia de los tonos graves, la dificultad para articular los agudos, el agudo aflautado de Regina. 8. La afinación sufre. 9. Eugenia continúa todavía desgañitándose a mudas sin que logremos algo de su voz. ¡Qué desastre! Un minuto 45 segundos de pena, de embarazo total”.
La justificación de Orozco fue, 1. Que le falló el micrófono a Eugenia; alguien me pregunta si contrataron al mismo equipo técnico que la candidata de la oposición, pues en el mismo Monumento a la Revolución le había fallado el teleprómpter semanas antes. 2. Que se quedó ella, Regina, cantando sola y en segundas “rancheritas”; alguien comenta que si esto no es denigratorio contra las “rancheritas” de José Alfredo Jiménez, Cuco Sánchez, Rubén Fuentes, Manuel Esperón…; o que si no es irrespetuoso cantar el Himno en segundas “rancheritas” porque ya existe una armonización coral y orquestal y, por tanto, siendo dos cantantes tendrían que interpretar al unísono para hacer partícipe al público que también habría sido discriminado.
“Una tomada de pelo, una burla”, comentaron colegas tanto del canto clásico como del popular alternativo. Pero alguna colega y admiradora las defendió: “eso fue únicamente un mal día”. Es decir, la explicación de Regina no fue del todo convincente. Sobre su voz y su canto en “segunditas” no agregaré, cada cantante sabe, o debiera de tener conciencia de cómo anda la voz.
Recomendaciones para la próxima presidente de México
A partir de la anterior experiencia y tantas otras que han sido exhibidas por los tres primeros puntos tratados en este texto, sugiero a continuación un serie de acciones que debiera de materializar toda la sociedad mexicana, empezando por el próximo gobierno del país, para que al fin el HNM pueda ser cantado seria y dignamente. Por supuesto, el primer objetivo de este mensaje es Claudia Sheinbaum, quien como artista y músico tomará acciones destinadas a mejorar la interpretación del HNM por y para los mexicanos.
- Enseñar en las escuelas, de manera obligatoria, música a los infantes desde el preescolar y el nivel básico. Coros, instrumentos, entonación, solfeo, armonía básica.
- Ensayar una y otra vez desde la infancia para dominar las dificultades del Himno Nacional Mexicano; ritmo, carácter, letra, interpretación…
- Formar coros y orquestas estudiantiles por todo el país.
- Si ya no se realizan, volver a los concursos nacionales de la interpretación del HNM.
- Hacer concursos/audiciones para los solistas que deseen interpretar debidamente el Himno. Este punto debiera significar la realización de un examen previo a todos los cancioneros poco serios que desvirtúan el Himno en cuadriláteros, plazas, canchas…
- El punto anterior, para evitar la aplicación de la ley que castiga a quienes desvirtúen el Himno; eso dice la ley…
Lo más importante ante todo, es la seriedad y el profesionalismo con que se interprete el HNM; es lo menos que se puede exigir, ya no digamos “el amor”. Y pensé que no habría peor versión del Himno que la del pasado cierre de campaña de Claudia, pero sí, encontré una peor, la de la Cotorra Ronca Prianista y Guadaupana; no diré de quién se trata y tampoco daré publicidad a la más horrenda interpretación jamás realizada (en el mundillo roquero le dicen “Lora”).
A cambio de ello, es mejor escuchar la que se registra como la primera versión grabada, en 1890, por el famoso en su tiempo barítono hispano-americano Emilio de Gogorza. Una interpretación del todo operística, por supuesto: