En un acto sin precedente, los gobernadores con peores resultados son protegidos y hasta premiados y, en vez de ser llamados a rendir cuentas, Claudia Sheinbaum los coloca en cargos estratégicos obviamente con presupuesto e impunidad.

Esto pasa en un país donde el narco ha escalado las más altas esferas del poder, donde las víctimas de crímenes graves se cuentan por miles y la constante es el aumento de la violencia y todo tipo de atrocidades a lo largo del territorio nacional, sin ningún tipo de castigo ni para delincuentes ni para gobiernos que brillan por su corrupción e incapacidad.

Mientras Peña Nieto encarceló a más de 14 gobernadores, López Obrador y su movimiento optaron por convertirlos en embajadores, funcionarios o aliados políticos.

Respaldo absoluto

Ejemplos sobran: Cuitláhuac García, Alfredo Ramírez Bedolla, Evelyn Salgado, David Monreal, Alfonso Durazo, Ricardo Gallardo o Rubén Rocha Moya y el caos que hoy reina en Chiapas, Michoacán y otros estados.

La estrategia es clara, en lugar de enfrentar los fracasos, la 4T los maquilla y justifica. Bien señaló Raymundo Riva Palacio, incluso las decisiones de seguridad nacional son saboteadas por proteger intereses políticos, así el apoyo incondicional que López Beltrán brinda a ciertos gobernadores en detrimento de una verdadera estrategia de seguridad.

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Y no olvidemos a los conversos, aquellos políticos que traicionaron sus supuestos principios para sumarse al proyecto de la 4T, como Eruviel Ávila, Manuel Espino, el domesticado de Javier Corral y Alejandro Murat, quienes cambio obtuvieron cargos y privilegios o el caso del senador Yunes, que como pago o premio ya fue liberado de todas sus órdenes de aprehensión, todo por haber otorgado el voto que traicionó a México. En este gobierno, la traición no solo paga: se celebra.

En la 4T, fracasar no es un problema, es un mérito

En su gran mayoría los gobernadores de Morena y sus aliados han sido señalados o incluso están sujetos a investigación por la justicia de México y de Estados Unidos, ahí los casos de Alfonso Durazo, Rubén Rocha, David Monreal o ‘El Pollo’ Gallardo de San Luis Potosí, quien ya estuvo encarcelado por vínculos comprobados con el crimen organizado; o el padre de la gobernadora de Guerrero, Félix Salgado a quien se le ubica con los productores de amapola, precursor del fentanilo.

El caso más reciente

La jefa del ejecutivo federal salió irresponsable e incomprensiblemente a defender al exgobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, un personaje que sumió a Veracruz en la inseguridad y el rezago, que gobernaba desde los principales bares del estado e hizo clase de desfiguros públicos.

En la toma de posesión de la gobernadora zacatecana de Veracruz, Rocío Nahle -señalada por su corrupción y fracaso al frente de la Secretaría de Energía- la presidenta se desvivió por Cuitláhuac: “El día de hoy se despida Cuitláhuac como gobernador. No se preocupen, se va a ir a trabajar conmigo, ya luego les platico dónde. Se va al gobierno federal. Ya en su momento les vamos a informar en qué parte importante, estratégica, del gobierno va a colaborar”. Increíble.

Cuitláhuac no oculta su interés por colocarse como director de CENAGAS una posición donde nadie lo quiere por corrupto y, aunque no sabe absolutamente nada del sector, pues hay que premiarlo, y qué mejor que en un lugar donde pueda seguirse enriqueciendo y favoreciendo los negocios de la familia real.

Otro caso, que aparte de inexplicable resulta indignante, es el del Sinaloa, donde un gobernador casi, casi confeso por sus vínculos con el Cártel de Sinaloa, que desde las detenciones de los hijos del Chapo y el Mayo Zambada su estado está entre muertes, balaceras, robos y hasta explosiones, no ha perdido el respaldo del gobierno federal.

Es gravísimo, actúan como mafia. Es muy lamentable que Rubén Rocha conserve el respaldo de la presidenta, como lo afirmó el líder de los diputados morenistas, Ricardo Monreal durante la ceremonia del tercer informe de gobierno del Rocha.

Por cierto, Monreal, aparte de que tiene a buena parte de sus familiares hermanos hijos y demás en puestos clave de la administración pública y del legislativo, también ha sido señalado por sus vínculos con el crimen organizado y de que su rancho con pistas clandestinas se usa para el trasiego de la droga.

Premiar el fracaso y proteger a los peores

Un gobierno que premia la ineptitud y la corrupción pone al país en el peor de los escenarios a nivel nacional e internacional.

Al interior, estamos prácticamente en una “guerra civil” donde los grupos criminales que cuentan con protección policiaca y en complicidad con autoridades y grupos políticos, se disputan el territorio nacional con armas, dejando un número impresionante de muertos y una inseguridad generalizada.

Esta inocultable debilidad interna nos pone a merced de las locuras de Trump y en una situación donde difícilmente México tendrá oportunidad de enfrentar diplomáticamente sus ataques.

Premiar el fracaso, es enterrar a México en la miseria, el desorden, la desigualdad y la inseguridad. ¿Hasta cuándo?

X: @diaz_manuel