La incertidumbre por el panorama electoral venezolano en el que la deformada izquierda representada por Nicolás Maduro pretende mantenerse un periodo más en el poder mientras que el pueblo protesta y resiste mientras varios de ellos son detenidos y torturados ha exhibido al máximo la tensión entre magnates de las redes sociales y un presidente con poca legitimidad.

El hecho es que desde la jornada electoral, Elon Musk que es dueño de la plataforma x.com, antes Twitter, mostró su antipatía hacia Nicolás Maduro comparándole con un burro y apostando un viaje a Marte si es que le ganaba un desafío. Este lunes, el absurdo escaló. No porque Elon Musk no pueda cumplir su palabra sino porque dentro de los disparatados argumentos de Maduro para quedarse en el poder mientras se victimiza, ha alegado que WhatsApp entregó datos de usuarios al crimen mientras pedía a los ciudadanos que desinstalen la aplicación.

Poco o nada le ha valido el esfuerzo pues inclusive, en Estados Unidos, el país que es sede y jurisdicción de las principales empresas de tecnología, no hay fuerza civil o política que pueda prevenir ni limitar los alcances tecnológicos que avanzan a la velocidad de la luz.

Simplemente, el mismo lunes, un juez de EU dictaminó que Google violó la ley antimonopolio, gastando miles de millones de dólares para crear un monopolio ilegal y convertirse en el motor de búsqueda predeterminado del mundo, la primera gran victoria para las autoridades federales que enfrentan el dominio de mercado de las grandes tecnológicas. Al tiempo en que Chat GPT ha anunciado su propio buscador.

Lo interesante es que esa resolución abre el camino para un segundo juicio para determinar posibles soluciones, como una división de la empresa matriz de Google, Alphabet (GOOGL.O), que cambiaría el panorama del mundo de la publicidad en línea que Google ha dominado durante años, mientras que es una luz verde para los agresivos fiscales antimonopolio norteamericanos que persiguen a las grandes tecnológicas, un sector que ha sido criticado desde todo el espectro político.

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Recordemos que Donald Trump fue expulsado de Twitter cuando aquella empresa tenía valores democráticos sobre combatir la desinformación y utilizar la plataforma para el intercambio popular, cuando Trump comenzó a utilizar esa red para difundir mentiras falsas e incentivar al levantamiento civil así como al desconocimiento de los resultados electorales que no le favorecía, alegando un supuesto fraude.

El hecho es que las redes sociales son un poderoso ecosistema digital que une personas similares o que inhibe interacciones. ¿Acaso no es un hecho que Elon Musk, simpatizante de Donald Trump y anti progresía, podría utilizar su plataforma para reforzar las ideas políticas personales y censurar a los que piensan distinto? ¿No es también una realidad que los gobiernos deben limitarse a gobernar y que sus intentos por tener redes sociales gubernamentales son fracasados o de plano, inviables?

De juicios contra las grandes empresas mejor no hablamos. Aunque Nicolás Maduro haya optado por hacer videos con bulos y noticias falsas en contra de WhatsApp y Elon Musk, tan sólo Brasil se ha atrevido a condenar a una gigantesca de la tecnología y las redes sociales, en ese caso Meta (operadora de WhatsApp). Ninguna jurisdicción en América Latina está preparada para condenar por influir políticamente a las plataformas, pero la tendencia es clara. Aunque una red social no definiría una elección hasta el momento, si es suficiente la manipulación para diluir o fortalecer movimientos.

En el caso de Estados Unidos, la determinación de que Google es un monopolista fue tomada por el juez de distrito de EU Amit Mehta, de Washington, D.C al identificar que Google controla aproximadamente el 90% del mercado de búsquedas en línea y el 95% en teléfonos inteligentes. No es la última palabra. Esta resolución estará seguida de posibles apelaciones ante la Corte de Apelaciones de EU, Circuito del Distrito de Columbia, y la Corte Suprema de Estados Unidos y se estima que las disputas legales podrían extenderse hasta el próximo año o incluso hasta 2026.

A propósito de recesión

Las acciones de Alphabet cayeron un 4.5% el lunes en medio de una caída general de las acciones tecnológicas, ya que el mercado de valores más amplio se desplomó por temores de recesión. La publicidad de Google representó el 77% de las ventas totales de Alphabet en 2023. Alphabet dijo que planea apelar el fallo de Mehta. O sea, el negocio circular entre empresas tecnológicas y grandes industrias es un incentivo perverso que impediría a la justicia confirmar una sanción de ese tamaño para Google.

La resolución es tan importante e inédita que el fiscal general de EU, Merrick Garland, calificó el fallo como “una victoria histórica para el pueblo estadounidense” y agregó que “ninguna empresa, por grande o influyente que sea, está por encima de la ley”. Aunque si lograra ganar Donald Trump es un hecho que “X.com” será la nueva consentida y habría bastantes dudas sobre cómo es que el algoritmo de la plataforma se va adaptando para promover la candidatura del favorito de Trump.

Mientras el nuevo mejor aliado sea el empresariado de las redes sociales, los buscadores y las plataformas de Internet, vale la pena preguntarnos ¿cuál es el papel de los empresarios gigantes de la red en la conformación de los fenómenos de poder? Pues las protestas en Venezuela son tan reales como los presos políticos, los abusos y la falta de Estado de Derecho. Pero ¿Qué tanto influye el contenido de internet en el día con día? ¿El algoritmo nos puede convencer de apoyar lo que los dueños de la red apoyan? Si Internet no logra los suficientes votos para ganar una elección ¿Si logra generar la desconfianza suficiente para dejar de votar, apoyar o creer en un candidato? ¿Logra crear climas de inestabilidad? ¿Estatizar las redes sociales o regular hacia la neutralidad de la red?