En la Cámara de Diputados se está discutiendo la reducción de la jornada laboral que actualmente es de 48 horas semanales, para que se reduzca a 40 horas, por lo que se han desarrollado mesas de trabajo, un parlamento y diversas opiniones en los medios por parte de los actores (empresas, sindicatos y autoridades) que tienen interés en el tema.

Desafortunadamente no ha tenido mucha difusión en los medios, como pasó con las vacaciones dignas o la modificación a la subcontratación, pues solo hasta que se aprueba es noticia, siendo que estos temas les importan a millones de trabajadores y debería ser parte del debate nacional.

Han sido diversos los ángulos de análisis de la discusión, sin que ello implique necesariamente aportaciones nuevas a los temas cuando hay una reforma laboral, pues siempre se abordan en dos grandes bloques repetitivos desde el punto de vista empresarial y el discurso rancio del sector sindical oficial. Tal vez por eso resulta soso su seguimiento noticioso, pues a pesar de las grandes implicaciones que tienen estos cambios, los actores caen en una dinámica redundante que no busca convencer sino solo salir en la foto.

Los dos bloques patronales de discusión son: que estos cambios van a generar muchos despidos y que las empresas, sobre todo las pequeñas, no pueden con tantos cambios laborales. Pero esto mismo dijeron de la subcontratación, de las vacaciones dignas, de la reforma a la ley laboral de 2019, también mostraron estadísticas catastróficas y tsunamis del desempleo que nos tendría en un escenario desolador; pero nada de esto pasó, ni todas las empresas cerraron, ni salieron millones de trabajadores a las calles, ni el país se detuvo, todo era espantar con el petate del muerto.

Como temas satélites de la discusión patronal, también se ha dicho que de por si México tiene muy baja productividad, que al menos piden un calendario para aplicar de forma paulatina los cambios y que el sábado no se considere como descanso, que solo sean horas, para que quien lo labore no tenga que pagar séptimo día.

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No ha entendido el sector patronal que estos cambios vienen como una política integral ligada directamente a los compromisos firmados con EU en el T-MEC, que se suman al aumento de más de un dígito al salario mínimo, a la libertad sindical, entre otras. La verdad no sabemos porque siguen contratando a sus cabilderos patronales de siempre, los que creen que comprando legisladores pueden detener al tío Sam...

Los líderes sindicales oficiales, hoy disminuidos en contratos colectivos, sin representación obrera y con un tufo a charro viejo, tienen el mismo discurso de siempre, que éste es un tema de justicia laboral para los trabajadores, con voz chillante, como si estuvieran en un mitin en el edificio de la sede priista de Insurgentes, se inflan el pecho para pedir que por fin se dé la emancipación de la clase obrera.

El circo ya sin animales salvajes, puros domesticados, con malabaristas descoordinados, con payasos tristes, ya no emociona a nadie, los propios legisladores han recibido la orden y solo esperan el proceso para terminar la tarea encomendada: americanizar el derecho laboral.

NOTA

Patronal: el diputado Baldenebro, en otra de sus maromas, como lo pretendió hacer en la reforma de vacaciones dignas, trata de dinamitar la propuesta alargando su discusión y adoptando el argumento de que se debe dar una aplicación paulatina a esta reforma; no encuentra cómo cumplir los compromisos patronales que ha adquirido y siempre termina rojo como tomate, haciéndose de lado con el berrinche entripado. Con este tema no será distinto.

Sindical: estos líderes que en el debate se rasgan la camiseta por los obreros de México y la reducción de la jornada, todos firmaron y están impulsando en el Senado que se modifique la ley para que los trabajadores no tengan la libertad de decidir si pagan o no cuotas sindicales, lloran por no dejar de vivir a costilla de los trabajadores.

X: @riclandero

Vladimir Ricardo Landero Aramburu. Maestro en Derecho por la UNAM.