Estamos por concluir el mes de abril y el dato de inflación anual al tercer mes de 2022 fue de 7.45%, si bien un indicador alto, no es un tema solamente local sino de carácter global, tomando en consideración que Estados Unidos reportó un 8.5% al mismo periodo. Siendo nuestro principal socio comercial y la dependencia económica que tenemos con ellos, hace que las expectativas para este año en materia de inflación y crecimiento sean objetivas, limitar llegar al doble dígito en inflación y buscar que la economía mantenga una recuperación aun modesta, pero sin detenerse.
La pandemia ha disminuido notoriamente en casos de infección y fallecimientos, todavía no terminamos de salir de ese tema y luego el asunto del conflicto bélico, ha complicado de más la recuperación de las economías sin excepción. Desafortunadamente diversos opinólogos e incluso calificadoras de riesgo, no dan información objetiva y particularizan sus análisis de manera que pareciese que somos el único país con alta inflación y bajo crecimiento. O bien hacen comparaciones subjetivas para influir en la opinión pública.
Las tasas de referencia en México se ubican en niveles de 6.75% a 28 días y cetes a 28 días en 6.50%, esta información sirve como base para determinar las tasas a las que los bancos prestaran dinero. Esto es sí las tasas siguen subiendo, los bancos aplicaran mayores tasas de interés, lo cual desestimula el consumo y el crédito productivo, por lo que hay que generar estrategias diferenciadas y enfoque de negocios solido en la gestión y recuperación.
Desafortunadamente el proceso de recuperación judicial en México es un factor de corrupción, burocracia y apatía procesal. El poder judicial es intocable, resuelven sus asuntos de manera interna y sin claridad. Hasta la FIFA es más transparente en la sanción y evolución de sus árbitros. En el caso mexicano, se caracterizan por ser académicos o ex funcionarios cercanos al poder en turno, lo cual hace que se vuelva una estructura consolidada de intereses locales, a la que no le gusta la crítica, pero hacia afuera son muy paladines de la verborrea jurídica. Desee luego que hay Jueces y personal judicial comprometido, pero no es la mayoría y eso es lo preocupante.
Como he señalado en otras columnas, el esquema de gestión empresarial, se enfoca en las oligarquías tradicionales empresariales, no en las MIPYMES, no hay acompañamiento adecuado de las dependencias como Secretaria de Economía, la Secretaria de Hacienda y la interacción de la Banca de Desarrollo y el Sector Financiero Privado. Llevamos demasiado tiempo sin generar políticas publicas prácticas, que desarrollen el sector empresarial regional y haga eficiente los procesos judiciales a efecto de generar certidumbre en la inversión, ello influye en que solo tengamos un 30% de crédito con relación al PIB, en tanto Latinoamérica promedia un 65% y eso nos resta posicionamiento al ser la segunda economía en la región.
Por razones de mi trabajo en el sector financiero, tengo mas de 25 años recorriendo las diversas regiones de todo el país, identifico de manera personal las buenas y malas prácticas comerciales, algunas tan simples como el cobro de comisión adicional por el pago con tarjeta de débito o crédito, trasladando al consumidor costos de manera injusta, ahí la Profeco y la CNBV, brillan por su ausencia e ineptitud, pues no son temas que los motiven a generar claridad al consumidor y sana competencia en el sector financiero, no existen campañas de sensibilización de regularizar esos abusos y malas prácticas comerciales. Esas comisiones cobradas indebidamente, son del 3% al 5% del consumo, multiplicado a nivel nacional sobre la facturación es un costo adicional e inflacionario en el que autoridades y bancos hacen poco o nada.
Las expectativas de crecimiento económico van del 2% al 3% en este 2022, depende la fuente, pues la más alta la genera SHCP, a la baja Banco de México y diversos estudios del sector privado y organismos internacionales. El gobierno mexicano sigue en debate diario con el sector privado de gran tamaño y no ha sabido estimular a la MIPYME, que podría ser su brazo activo para generar riqueza. Es probable que el nuevo aeropuerto genere crecimiento en el mediano y largo plazo, no de manera inmediata, igual pasara con sus otros proyectos emblemáticos, pero eso requiere también de asociación y negociación con la gente que realmente decide la inversión y no con voceros o intelectuales de escritorio.
El desarrollo del Bajío, Occidente y la región noreste y fronteriza norte de México, se debe a la infraestructura carretera y de ferrocarril que genera sinergias en la exportación e importación comercial. Sin embargo, el sureste carece de esa infraestructura, pese a su belleza y que sus distancias en kilómetros parecen razonables, sin embargo los tiempos se duplican por ser carreteras de un solo carril y de limitado manejo para el transporte de carga. Si tuvieran la infraestructura del centro del país, su crecimiento sería sustancial. Pondré un ejemplo Villaflores Chiapas (150 mil habitantes) a Tuxtla Gutiérrez están a 98 kilómetros de distancia, se hace un tiempo en automóvil dos horas por las condiciones de la carretera. Situación similar en Veracruz, Tabasco, Oaxaca y el mismo Puebla. Ello limita su desarrollo y crecimiento con relación al resto del país.
Las concesiones al sector privado o las asociaciones en participación son buenas, si se hacen con equidad y sin abusos, como ha sido la característica del capitalismo de compadres, que nuevamente los opinólogos no analizan. Es decir, no hagamos cosas malas que parezcan buenas. Es necesaria la inversión privada, pero sin abusos como ha sido el caso del sector minero o eléctrico, lo que hagan bien y en equidad y con beneficio pactado parejo, adelante, lo que solo es para acá y nada para los demás, no funciona. Tenemos visión empresarial, hay que estimularla y en especial en regiones y sectores en donde podemos ser más competitivos y sumar esfuerzos para mejorar las condiciones económicas en el país.
Mario Sandoval en Twitter: @MarioSanFisan