La victoria:
Lo hecho por la maestra Delfina Gómez en el Estado de México es algo heroico. Una hija de un albañil y una costurera, que con esfuerzos logró estudiar pedagogía y dos posgrados, enfrentándose a lo más rancio de la blanquitud corrupta representada por el Grupo Atlacomulco.
Las frases y el habla tranquila, pedagógica de la maestra, por lo que fue atacada en la irregular elección del 2017, en la que la maestra se enfrentó al inexistente y fantasmagórico Alfredo del Mazo de tú a tú, se convirtieron en su principal activo ante la plasticidad y falsedad que transmitía “Ale” del Moral en cada uno de sus actos. A la ex dirigente del PRI le tocó enterrar a su partido antes de que cumpliera 100 años en el poder en el estado más poblado de la República Mexicana.
En un acto de miseria típico, los tres dirigentes de los partidos de la coalición de derechas abandonaron a Alejandra cuando concedió su derrota ante la maestra. Así son y así serán hasta el último de sus días. El alacrán siempre pica a la rana. Genios y figuras hasta sus sepulturas.
La derrota:
Si tu propósito es despilfarrar el legado de Andrés Manuel López Obrador, lo ocurrido en Coahuila es un manual efectivo: un candidato impopular (pese a su “triunfo” en encuestas), con vínculos con el viejo régimen, un par de partidos satélite que impusieron a sus candidatos, incluyendo un desganado y gris personaje autodenominado “Tigre” (no llegó ni a Tigre de Santa Julia) y otro con nombre Bolchevique pero tendencias neoliberales, contra la estructura que aún le queda al PRI-Gobierno.
La mesa estaba servida para dejar al PRI al borde de la muerte, con apenas una gubernatura, pero con este electroshock mantendrán su agonía al menos un sexenio más. La mesa estaba servida para que la coalición de izquierda, liderada por el partido creado por AMLO, impusiera un candidato o candidata joven, diferente, para hacer una campaña de contrastes contra las acusaciones de enriquecimiento y corrupción del candidato Manolo del PRI. En fin. La victoria tiene muchos padres, la derrota, ninguna.