Se acaban de realizar sendas actividades académicas sobre la nueva justicia laboral convocados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, así como el Consejo de la Judicatura Federal, en donde se revisaron los avances sobre la justicia laboral, con motivo de la reforma de 2019.

Lamentamos decirlo pero en México no ha cambiado nada, la justicia obrera y el derecho colectivo sigue caminado con pies de burócrata, alma patronal y corazón de líder obrero.

En honor a la verdad el personal y los edificios de los juzgados sí cambiaron, ahora son más amables y más modernos que las juntas de conciliación, pero los trabajadores esperaban una transformación de fondo, no cosmética. El anexo 23-A del T-MEC era algo serio, no buscaba solo batir agua.

La justicia en los tribunales

El 90% de los asuntos se litigan en los tribunales locales, la mayoría de los despidos y violaciones laborales, pero están sujetos a las judicaturas locales, a donde la independencia y autonomía al gobernador estatal es nula. No tiene presupuesto, no alcanzan a cubrir la demanda de los juicios, se tardan más de 8 meses en radicar una demanda y emplazar.

La justicia obrera sigue durmiendo el sueño de los justos.

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El derecho de huelga y el derecho colectivo

Toda la gran industria se legitimó con sindicatos de protección, de las centrales obrera charras, apoyados por criterios ilegales del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, pues se aprobaron con el voto de los que asistieron a la votación y no con la mayoría de los trabajadores de los padrones registrados. Los patrones y los líderes charros pudieron operar pera limitar el voto masivo y así lograron su documento de registro.

Lo mismo está pasando con los cambios de dirigencias sindicales, se apoya a los líderes charros, todos se están reeligiendo.

No dejemos de observar que la mayoría de las quejas laborales en torno al T-MEC se deben a que la autoridad legitimó y legalizó actos ilegales de sindicatos charros, donde los trabajadores se han podido organizar y denunciarlo. Pero han sido una decena de asuntos, las violaciones a los procesos a lo largo de todo el país han quedado impunes.

Esto mismo lo vemos reflejado en los emplazamientos de huelga, siguen aplicándose criterios patronales. Dos ejemplos: a) en la huelga de Audi el juez federal acordó que el voto se realizara fuera de las instalaciones de la empresa, en un auditorio de la universidad poblana como lo propuso la empresa, sacando a los trabajadores de las guardias de la puerta en la fábrica, cuando debió realizarse en la fuente de trabajo; b) en las huelgas universitarias, a donde los jueces reciben órdenes del gobierno local, se han negado a emplazar a huelga sin emitir acuerdo después de un mes de depositado el emplazamiento, cuando tienen 48 horas para acordarlo, pues los gobernadores no quieren huelgas en sus estados. Que reine la paz laboral, es el lema.

Subcontratación

Las violaciones laborales siguen siendo una regla. Existen más de 30,000 empresas registradas para hacer subcontratación legal en nuestro país. La inspección no alcanza a cubrir un mínimo del espectro laboral del toda la república y sin la intervención del gobierno, los trabajadores siguen siendo carne de cañón de los despachos patronales y fiscalistas, de sus estrategias abusivas y violatorias.

Nada que celebrar en sus foros de impartidores de justicia y cursos laborales, solo se ha podado el árbol de la justicia laboral para que se vea bonito, pero desde su raíz, el tronco sigue muerto para los trabajadores, no hay respeto en sus derechos individuales y colectivos.

De nada sirve que saquen libros de sus coloquios explicando cómo corre un término o la admisión de las pruebas, deberían organizarse para protestar por que abran más tribunales, que les den mayor presupuesto, más personal, real independencia.

X: @riclandero | Vladimir Ricardo Landero Aramburu. Maestro en derecho por la UNAM