Cuando Andrés Manuel aspiraba en primera ocasión a la presidencia, los principales mitos en campañas negras advertían que su proyecto buscaba instalar un modelo venezolano, en el que supuestamente habría expropiaciones y se perderían derechos en propiedad privada. Aunque el tiempo demostró que aquellas sembraban miedos infundados y que el andamiaje legal desarrollado por décadas ha contenido blindajes suficientes, los cambios planteados para crear el Fondo de Pensiones para el Bienestar así como las reformas para limitar el recurso de amparo y eliminar barreras legales para el otorgamiento de amnistía, reviven los peores miedos que retrasaron su triunfo presidencial.
Por un lado, la Ciudad de México se ha caracterizado por inclinarse hacia ampliar el sector que guarda la autonomía del voto, es decir, que no se integran en los votos duros partidistas, ni en los bloques que votan todo de la misma manera. Prueba de ello es que la alianza del PRI, PAN y PRD gobiernan en la mitad de las alcaldías, en lugares donde antes habían votado por Morena. Mientras el desempeño de Clara Brugada como candidata a la jefatura de gobierno se ha enfocado en atacar los casos de corrupción del cártel inmobiliario, que ciertamente, es una mafia de cuello blanco muy peligrosa para la Ciudad de México, la resonancia de las reformas federales han preocupado y aumentado el disgusto y tensión con las clases medias.
La idea de jubilarse con el 100% de sueldo es atractiva tan sólo para un sector poblacional, mientras que el mensaje sobre la apropiación de los recursos de las afores así como el desaseo en el proceso legislativo de aquella iniciativa, dejó material de sobra para que los antiguos constructores de las campañas de terror pudieran hacer de nuevo de las suyas. Ahora es peor: durante la votación del dictamen, legisladores de Morena se abstuvieron. Entre los pasillos de la Cámara de Diputados, lejos del volumen fanático de quienes defienden a capa y espada estas reformas, hay dudas. Abogados que son legisladores por Morena se sienten entre la espada y la pared, dudan de que existan suficientes recursos para financiar aquella idílica propuesta y al mismo tiempo, saben que está mal hecha.
Se dice que la Ciudad de México es una caja de resonancia respecto de la vida y los ánimos nacionales, pero la evidencia sugiere que los capitalinos cada vez se alejan más del modelo social que plantea el presidente. Ni hablar de los embates contra el recurso de amparo y la reforma a la ley que es leída como una revancha en contra del poder judicial por haber invalidado varias de las reformas clave que proponía el presidente.
López Obrador cometió el error de tomarlo de manera personal, como si la ministra presidenta Norma Piña o los integrantes del máximo tribunal constitucional fueran sus adversarios. La realidad, es que entre la inexperiencia de legisladores y la audacia para violentar el reglamento de debates del Congreso de la Unión, aquellas disposiciones violaban la Constitución ya sea por su forma o por su fondo, razón suficiente para ser invalidadas mediante juicios de amparo indirecto.
Ahora, las intenciones de otorgar amnistía con el supuesto incentivo de brindar información, deja inservible al criterio de oportunidad establecido en la ley que justamente ofrece beneficios a cambio de datos que permitan esclarecer crímenes. Reafirma el país de uno solo y fortalece las críticas del camino a la autocracia.
Todo lo anterior puede y seguramente cobrará factura en las elecciones que se viven este año. Aunque la sobriedad de Claudia Sheinbaum ha sido suficiente como para contar con una ventaja muy amplia, el castigo puede anticiparse en la Ciudad de México, que podría quedar en manos de Santiago Taboada como un acto de rechazo a la tendencia de monopolización y centralización del poder.
Más pensando en que la Ciudad de México ha inundado sus calles en mareas de gente en defensa de la Corte. Es así que los embates en contra del poder judicial pueden tener un impacto significativo en las elecciones en la Ciudad de México debido a varios factores interrelacionados:
- Percepción de la democracia y el Estado de derecho: las reformas lejos de fortalecer la independencia judicial, parecen construir caminos para la impunidad y para impedir que leyes inconstitucionales sean inaplicadas desde la primera oportunidad.
- Polarización política: las reformas recientemente discutidas y aprobadas son profundamente técnicas, lo que abre la puerta a que las campañas desinformativas diseminen mitos y advertencias que, aunque pueden ser imprecisas o falsas, convenzan a los votantes de apostar al voto diferenciado para tener contrapesos.
- Movilización de la oposición: las reformas que se perciben como una amenaza para la independencia judicial pueden movilizar a la oposición política y a la sociedad civil. Esto puede conducir a una mayor participación en las elecciones por parte de aquellos que se oponen a las medidas anti-judiciales, beneficiando a los candidatos y partidos que se alinean con esta posición. Más pensando en que está pendiente el debate por la prisión preventiva oficiosa, un concepto en el que la propia Corte Interamericana ha determinado ser una pena anticipada y una violación a los derechos humanos. Aquel sector de la sociedad civil que apoyó a Morena aspirando a terminar con este tipo de disposiciones, ha quedado en orfandad. Los antimilitaristas y anti prisión preventiva oficiosa se han quedado sin opción para votar.
Las reformas cobrarán factura a Clara Brugada, que a su vez, representa el estilo ideológico más cercano al del mismo López Obrador.
Mucho más cercana al de él que al de Claudia.
X: @ifridaita