En México la ínfima minoría apátrida que representa la hoy oposición no parece conocer los límites, entre estos grupúsculos observamos a un puñado de neoleoneses con el mal chiste de independizarse del resto de México.
Sí, los mismos que hace poco (durante la segunda mitad de este mismo sexenio) suplicaban, chillando a la Federación por su auxilio por carecer de agua, sí del vital liquido. Vimos a gente (literalmente) lavarse el trasero en las calles a manguerazo limpio, hasta que el entonces secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, intervino para coordinar y acelerar acciones para resolver esa terrible problemática, huelga decir que con éxito. Eso de “la República del Río Bravo” no es más que retorcer retazos de historia, porque ni siquiera Yucatán, que si fue República (así haya sido fugaz), con bandera e himno propios, toca ya un asunto que es una copia chafa de lo chafa de una pretendida “Catalunya” (Cataluña) independiente de España.
Creo que no está de sobra recordarle a esos malos mexicanos, adictos al dinero, que en un improbable caso de que ese disparate se consumara, nunca gozaría de la aceptación y el reconocimiento de la comunidad internacional, comenzando por nuestro vecino del norte, los Estados Unidos, amén de quedar al garete en otros tópicos, como el de las Fuerzas Armadas, el banco central, la electricidad y un interminable etcétera.
Otro detalle a notar, es que ese argumento de risa loca lo han esgrimido supuestos ciudadanos preparados, como por ejemplo un sobrino del magnate Ricardo Salinas Pliego, lo cual viene a recordarnos qué en México la meritocracia es sí y solo sí (prácticamente) el dinero, ya que la ignorancia supina que exhiben todos estos personajes da para ponerse a llorar, dado la nula cultura de buena parte de las élites mexicanas.