Claudia será una gran presidenta, estoy segura de ello, y también estoy convencida de que tendrá estilo y formas propias. Se diferenciará de AMLO en lo que considere prudente y homologará también en todo lo que pueda. La Dra. Sheinbaum es oficialmente la alumna más aventajada del presidente.

Hay que decir que la gran popularidad de López Obrador en el ocaso de su sexenio tendrá un papel fundamental en el ejercicio del poder durante el mandato de Claudia.

AMLO está sentando las bases completas de los siguientes seis años. Lo está haciendo con conciencia plena de que su retiro, no será tal. Andrés Manuel López Obrador no se retira, ni se retirará de la política al terminar su sexenio. Pasará a ocupar un papel distinto. Participará de manera pasiva. Esto sucederá le guste, o no.

Mientras viva, él será santo y seña del movimiento. Aún desde el rancho al que pretende retirarse, ahí, seguirá siendo el líder de la Cuarta Transformación. Claudia Sheinbaum gobernará y lo hará a su manera, pero deberá hacerlo sin distanciarse de la esencia del obradorismo.

Ojo, no estoy diciendo que López Obrador continuará gobernando desde el retiro, o que Claudia obedecerá órdenes a distancia. El presidente ha dicho que no será así y merece el beneficio de la duda. Pero cierto es, que su figura en este momento es tan grande que no pueden ser ignorados sus discursos, tampoco sus postulados y mucho menos, sus ideas.

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El futuro ex presidente tabasqueño será citado una y otra vez en los discursos a lo largo y ancho del país. Por activa o pasiva, continuará presente en la política nacional. Y entre muchas razones, es porque el relevo generacional le necesita como guía para la continuidad del movimiento.

Los nombres que este domingo fueron electos para dirigir Morena son netamente obradoristas. Es una jugada política que bien merece la pena analizar.

Lo primero es que todo el peso del partido recaerá en jóvenes menores de 40 años. Todos con más potencial que experiencia, y eso que la dirigente electa, Luisa María Alcalde Luján es titular de la Secretaría de Gobernación. De ese nivel es la nueva dirigencia morenista.

El otro nombre que acapara el análisis es el de Andrés Manuel López Beltrán. No es un improvisado y ha participado siempre en los proyectos con su padre. Buscará su camino en la política, pero es innegable que pasa a ser los ojos del ex presidente en el partido, las entrañas del movimiento. También el consejo de su padre tendrá valor en lo que serán los destinos del Movimiento de Regeneración Nacional.

Hay confianza plena en las juventudes y creo que este sexenio será clave para el futuro de la izquierda en México. Si esta hornada es capaz de consolidar el discurso y desdoblarlo en las generaciones siguientes, la 4T construirá un segundo piso más que sólido.

El reto es no perderse en la frivolidad del poder. Tiempos difíciles crean hombres fuertes y de esa lucha surgió López Obrador. Los buenos tiempos pueden crear perfiles débiles, que se olviden de la lucha social y se alejen del pueblo.

Pienso que Claudia Sheinbaum será una gran presidenta y que Luisa María Alcalde sabrá transmitir a la base morenista los logros de la 4T. Creo, incluso, que Claudia tendrá un partido mucho más fuerte de lo que lo tuvo AMLO.

Vanessa Félix en X: @vanessafelixmx