Y bueno. Ya de esta chica tenía conocimiento, justamente en pandemia la escuché. Mi hija adolescente estaba eclipsada con ella. Y sí, ahí estaba ella con una voz suave y dulce pero poderosa y unas letras en sus canciones francamente desgarradoras. Sin grandes poses ni cuerpos perfectos estaba ahí conectando con otros jóvenes, hablando de carencias y de engaños, de soledades y de vacíos. De todas esas cosas y esas emociones que perturban y merodean a los adolescentes. Billie Eilish sabe como deletrear los dolores de otros.
Y con un año de anticipación y grandes esfuerzos compré los boletos para llevar a mi hija a verla. El reto era enorme, y ni hablar del gasto: Salir de Querétaro en uno de esos camiones que ahora se estilan mucho por allá que trasladan a los fans a los grandes foros de la Ciudad de México.
Esta vez tocaba en la CDMX.
Algo pasa con Billie y la capital del país: Había cancelado ya hace dos años su primer concierto en el Palacio de los Deportes por el tema de la pandemia.
Y ahora aspiraba a algo mucho mayor: llenar el Foro Sol... Y lo llenó.
Nuestro traslado a la CDMX fue sin contratiempos. Pero, justamente al llegar al Foro Sol noté que, de pronto, siendo las 6:00 pm apenas había obscurecido bastante. Vi esas nubes negras que siempre he sabido descifrar de la Ciudad que me vio nacer y pensé: “Algo no anda bien”. De pronto el cielo se cayó… La gente buscaba sin mucho éxito refugiarse de la lluvia que después se volvió granizo y con tremendos truenos que azotaban todo el recinto.
Ahí estábamos todos pasmados: padres, madres, adolescentes y hasta niños temerosos por nuestra seguridad, por supuesto empapados hasta el alma.
Hubo de pronto rumores de que se cancelaría el concierto lo cual francamente esperaba porque me parecía una crueldad tener a la gente empapándose. Más o menos fueron 4 horas mojándonos…
Al final abrieron los accesos y pues no paraba de llover. Ya para esas alturas yo ya había perdido la dignidad. Son esos momentos que te mantienen humilde como dirían los jóvenes. Empapada y sin esperanza y también siendo ignorada por mi adolescente me senté en una de las gradas. Ya era por demás. De pronto parecía que arrancaría el concierto: luces que prendían y apagaban le daban esperanza a todos los fans. Pero Justo a las 10:00 pm una persona hablando en español con voz de animador de balneario nos dijo que Billie estaba ahí y que estaba muy contenta, pero que el concierto se cancelaba.
Al ver el descontento de la gente, después soltó un “no se desanimen, les va a cantar 5 canciones. Ella los quiere saludar”.
Y bueno lo que es de joven tener ídolos. Era algo que ya había perdido de vista, la euforia fue total. Salió Billie al escenario pero era imposible de ver, no servían las pantallas ni las luces así que para cientos de miles ella era un pequeño puntito en medio de un escenario.
En inglés dijo que verdaderamente estaba muy sorprendida por tal tormenta, la consideró fortísima (nosotros también) y dijo que por seguridad de todos tendría que cancelar el conocierto.
La verdad de las cosas es que era difícil imaginar que aquel escenario funcionara, las enormes bocinas imagino y todo el equipo de sonido estaba empapado.
Y ella cantó con su guitarra y su voz. No hizo falta nada más.
Yo quizá, o más bien estoy fuera de onda totalmente de lo que piensan y les gusta a los jóvenes, me parece que la presencia y de Billie hubiera funcionado perfecto en un escenario como la Arena México.
Pero Billie fue más atrevida y le apostó al Foro Sol, que francamente es un foro que no entiendo. Acústicamente no me parece impresionante y menos visualmente. Por eso insisto en que para el tamaño enorme de talento de esta joven, le hubiera venido mejor otro escenario.
Pero bueno, no fue así. Cantó cinco canciones y entre tanto vi a muchos padres abrazar a sus pequeñas hijas e hijos pues lloraban desolados porque el concierto no se llevaría a cabo. Y es que para una familia mexicana asistir a un concierto así es un gasto enorme, y ni qué decir de los que llegamos de fuera.
La verdad de las cosas es que supieron mantener el control de daños bastante bien, pues francamente se veía venir una tragedia. Y la gente, los fans de Billie, quiero decir, se comportaron a la altura de las circunstancias.
La manera en que esta chica conecta con ellos ya la quisiéramos los padres de los adolescentes.
Así que nadie reclamó. Escucharon sus 5 canciones y se despidió llevándosela una camioneta escoltada por una patrulla.
Ahí el mega escenario seguía solo, gélido y empapado y vi cientos de lágrimas rodar por las caras de sus fans. La frustración era grande. Había personas que habían pernoctado para estar hasta adelante. Me imagino se habrán ido con cierta paz de ahí al haber podido ver a su ídola.
Creo sin conocer mucho sobre Billie que de verdad quiso que las cosas salieran bien y tuvo el detalle de salir y regalarle a la gente cinco canciones. Ahí le demostró a muchos, y yo creo hasta a ella misma, que no siempre lo más grande es lo mejor.
Me imagino que de haberse realizado el concierto en la Arena México o en el Palacio de los Deportes otra historia sería.
Y aquí vengo, de regreso en el camión, aún empapada, esperando llegar a Querétaro y ya son las dos de la mañana.
Hago un atento llamado a mi querido gobernador Mauricio Kuri a que, por favor, ya hayan más incentivos para los artistas para cantar en el estado. Eso de estarse trasladando a la CDMX nada más para un concierto no está para algunas edades como la mía.
Billie antes de terminar su breve recital pidió que la gente guardara su boleto, sin especificar si es porque habría devolución de las entradas o porque organizaría un nuevo concierto.
Lo cierto es que ambas cosas deben de suceder y son justas.
Si bien ella no tuvo la culpa del clima, tampoco nosotros la tuvimos al confiar que disfrutaríamos de un buen concierto y ya ni hablar de los corazones rotos de cientos de jóvenes.
Yo por eso ya no voy a andar yendo a conciertos de jovencitos. Mi hija aún es pequeña y tampoco era como fácil dejarla ir sola y menos a la CDMX donde ya sabemos qué le pasa a una mujer sola.
Espero por supuesto que Ticketmaster no crea que por cinco canciones todos estamos muy felices.
Se agradece el gesto de la artista, pero alguien tiene que responder.
Pienso que reagendar el concierto es lo justo. Sobre todo por aquellos jóvenes que durante un año esperaron con ansia este día, por los que durmieron afuera del Foro Sol para verla. Se lo merecen.
Creo también qué también es una buena oportunidad para los artistas para replantearse qué escenarios eligen para cantar.
Y que , insisto, una ciudad tan grande como Querétaro ya debería de organizar más conciertos musicales.
Antes no venía nadie. Ahora ya van llegando más artistas lo cual se agradece por ejemplo un Alejandro Sáenz que es la primera vez que cantaba en tierras queretanas.
Y pues también queda para la reflexión este concierto para nuestros políticos. Sí… esos que hacen tiktoks buscando agradar a fuerza a los jóvenes.
No son tontos. Les gusta la honestidad y la transparencia. Por eso les gusta Billie.
Y la verdad un aplauso para todos los papás y mamás que acompañaron a sus hijos. Nos reconocíamos con la mirada y nos sonreíamos, como dándonos calma ante tal tempestad. Los hijos también deberían de darles un reconocimiento por ello.
Los papás también se cansaron, gastaron y se mojaron.
Hasta aquí mi reporte.