Al más viejo y puro estilo de Don Perpetuo del Rosal en Calzonzin inspector, o del dictador Porfirio Díaz en la historia de México, resulta que Alejandro Moreno, maquinó su tercera reelección y la obtuvo nada menos que con el 97 por ciento de los votos para permanecer por cuatro años más en la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI), o lo que ahora han dado en llamar, el (PDA) Partido De Alito.

Nadie puede negar que el PRI navega a contracorriente desde hace algo así como 25 años, a partir de que Vicente Fox de la mano del Partido Acción Nacional (PAN) ascendió como Jefe del Ejecutivo Federal terminando con 70 años de preminencia priista.

Pero tampoco nadie puede negar que la peor debacle, el caos, el infortunio y la mayor vergüenza política la ha tenido el PRI bajo la égida de Alejandro Moreno Cárdenas, siendo que ha transitado de ser uno de los tres principales institutos políticos en el país, a convertirse en un partido chico, ya prácticamente del nivel del Partido Verde Ecologista de México o incluso aún de dimensiones ínfimas, casi como el Partido del Trabajo.

En una publicación de El País, con fecha del 5 de julio, titulada “Alito Moreno devora al PRI: crónica de una reelección anunciada”, la periodista Elia Castillo Jiménez, cita una entrevista con Dulce María Sauri, quien refiere el contexto en que Moreno llegó a la presidencia priista y el caos a que ha conducido al partido.

“Los movimientos de Alito han sido rápidos, sin apenas tiempo de despertar las suspicacias inmediatas de los priistas más avispados, esos a los que les tintinean los colmillos. La primera jugada del dirigente fue la limpieza de la militancia, dicen sus críticos. Quien no estaba con él, estaba en su contra. Se deshizo de todos, unos se alejaron voluntariamente, la mayoría renunció. Para la elección de 2021 no hubo cargos de elección popular para ningún disidente a su Administración. Todos para fuera”, refiere Sauri.

Las columnas más leídas de hoy

“Antes de su llegada a la dirección, el PRI ya enfrentaba, en ese momento, la peor crisis de su historia. Un año antes, en 2018, perdió la elección presidencial y su mayoría en el Congreso. Con 47 de 500 diputados y 14 de 128 senadores; además sólo gobernaba 11 estados y sus jóvenes gobernadores ofertados como la sangre nueva del PRI atravesaban por graves acusaciones de corrupción. César Duarte en Chihuahua; Javier Duarte, en Veracruz y Roberto Borge en Quintana Roo.

“Con 95 años recién cumplidos (4 de marzo 2024), el PRI se encamina a su centenario en medio de un torbellino de dificultades sin precedentes. Hace cinco años nadie previó, ante la incipiente crisis que enfrentaba, que lo peor estaba por venir. A la limpieza de los militantes le siguieron las reformas encaminadas a la reelección”.

Y en el contexto del ‘éxito’ alcanzado recientemente por Alejandro Moreno Cárdenas, quien ganó la reelección para la dirigencia nacional del PRI con 440 votos a favor, -que representan el 97 por ciento de los sufragios-, lo cual le permitirá mantenerse al frente del otrora partidazo hasta 2028, no es ocioso preguntarse; ¿Qué tanto le deben los priistas a Alito Moreno para haberle extendido su mandato por cuatro años más?.

Y es que, hay que decir que tras consumarse la reelección del campechano como presidente del PRI, muy pocos militantes priistas han fijado postura, uno de ellos fue Manlio Fabio Beltrones, lo mismo que Enrique Ochoa y otro, el excandidato presidencial Francisco Labastida, quien de plano anunció que renunciará a su militancia, pues dijo que este organismo político ha dejado de cumplir con sus principios y es enemigo de la democracia.

“Definitivamente sí y voy a cumplir con mi palabra. Estoy esperando que termine el proceso jurídico y en ese momento renunciaré. Son varias razones para hacerlo. Primero el partido no es, ni con mucho el partido que debería ser, ha caído, se ha deteriorado, ha dejando de cumplir con sus principios. Hoy es un enemigo de la democracia y no atiende las necesidades sociales”, declaró en entrevista radiofónica.

El también exgobernador de Sonora y ex secretario de Estado comentó que el PRI es encabezado por un dirigente que debería estar en la cárcel, ya que ha sido acusado por actos de corrupción y enriquecimiento ilícito.

El que también alzó la voz fue el ex dirigente priista, Enrique Ochoa, quien calificó la gestión de Alejandro Moreno como la peor que ha tenido el partido político. Señaló que actualmente el PRI tiene un millón y medio de militantes y solamente gobierna en dos estados de toda la República Mexicana (en 2018 contaba con ocho millones de militantes y gobernaba en 12 estados del país).

Ochoa mencionó que el PRI tiene la representación parlamentaria más baja de su historia y criticó la expulsión de Manlio Fabio Beltrones en el grupo parlamentario del Senado de la República.

Porque resulta que Alito ha tenido la osadía de expulsar del grupo parlamentario del Senado de la República a quien se atreve a cuestionarlo, simplemente dice que porque fue la voluntad de la mayoría calificada de los senadores de la República electos, y dejan fuera de esa bancada a Manlio Fabio Beltrones, una figura señera del priismo, ex líder nacional del partido, ex dirigente del sector popular, ex líder de la Cámara de Senadores y la Cámara de Diputados, Gobernador de Sonora, y sin duda alguna una persona influyente en la clase política de la vieja guardia priista y de muchos otros sectores contemporáneos, sin mayor justificación, simplemente por el pecado de disentir, de expresar, de no estar de acuerdo con este tipo de actuaciones y por dejar claro que va a acudir a tribunales o está acudiendo a ellos y el pretexto es de que atenta contra la unidad del partido.

Así se las gasta el demócrata Alito Moreno o “Alito Morena”, como le quieran decir. Y esto porque se dice en los corrillos políticos del PRI, entre muchos quienes no están de acuerdo con esto, ni con el propio dirigente en sus acciones, que está destruyendo al PRI para cumplir la encomienda que le confirió el presidente Andrés Manuel López Obrador de hacer el trabajo sucio, de debilitar a la oposición y de desaparecer al otrora partidazo. También lo acusan de haber trabajado en contra del éxito en la campaña de la coalición Fuerza y Corazón por México y de su candidata Xochitl Gálvez.

Alito dice que todos los que están en contra de él están en contra de la unidad del partido y que son traidores y que son cínicos y que son culpables de lo que fue el partido, pero es de reiterar que ha sido bajo su dirección que el PRI ha sufrido las peores derrotas y el mayor desprestigio.

Ahora la principal duda es si el otrora partidazo resistirá cuatro años más bajo la égida de quien lo ha conducido a derrotas y fracasos históricos.

Opinión.salcosga23@gmail.com

@salvadorcosio1