¡Cuán desafortunada ha sido la declaración de AMLO en relación con la Estatua de la Libertad! En pleno 4 de julio, cuando los Estados Unidos celebraban el día de su independencia (día ensangrentado por los tiroteos en Illinois y Pennsylvania) el presidente de México, en su deseo de defender a un periodista extranjero que ha sido acusado de violar leyes federales, se lanzó en contra del gobierno estadounidense evidenciando su completa ausencia de sentido de la diplomacia.
En vez de andar proponiendo, sin el menor sentido histórico o diplomático, el retiro de monumentos extranjeros, México sí que debería erigir estatuas a los múltiples fracasos de AMLO en todas las materias evaluables. Enumeraré algunas de ellas.
- Una estatua al fracaso económico. A la luz de los análisis recientes, la economía mexicana será la única en la región latinoamericana que no recuperará el nivel de crecimiento previo a la pandemia. Ello ha sido el resultado de equivocadas políticas públicas, de una baja inversión extranjera y de la falta de incentivos para la creación de riqueza en nuestro país.
- Una estatua a la derrota en materia de seguridad. Como es bien sabido, el numero de asesinatos dolosos en México ha alcanzado niveles récord durante la presente administración. Como único indicador para mesurar los índices, ello indica que la estrategia de seguridad implementada por AMLO y su gobierno ha conducido a mayores niveles de violencia, sin haber conseguido, a la vez, disminuir el poder de los grupos criminales que campean a sus anchas en el territorio nacional.
- Una estatua al fracaso diplomático. AMLO, con aquel dicho de “la mejor política exterior es la interior” ha renunciado a colocar a nuestro país en el lugar que le corresponde como décimo quinta economía mundial. Así lo ha demostrado con su ausencia en foros internacionales de primer orden como el G-20 y la Cumbre de las Américas. Todo ello motivado, por vergonzoso que pudiese resaltar, por la defensa de tres tristes regímenes impresentables.
- Una estatua al revés en materia de combate contra la pobreza. A pesar de haberse autoproclamado 4T, y de haber abanderado el lema de “por el bien de todos, primero los pobres” la evidencia apunta hacia un incremento en el número de pobres en México durante la presidencia de AMLO (Coneval) Si bien es verdad que ello ha respondido, en buena medida, a las consecuencias de la pandemia, el gobierno federal se ha mostrado incapaz de poner en marcha verdaderas políticas de Estado dirigidas a reducir el número de pobres. AMLO se ha limitado a discursos incendiarios que nada han contribuido a la solución de la problemática.
- Una estatua a los instintos autoritarios del presidente. AMLO se ha lanzado contra periodistas opositores con lamentables despropósitos, tales como haber llamado “hitleriano” a Carlos Alazraki, buscando así una innecesaria confrontación con la comunidad judía; un escándalo mediático que ha alcanzado a medios internacionales como Deutsche Welle.
- Una estatua al inmovilismo educativo y sanitario. La pandemia de covid-19 puso de manifiesto las inaceptables deficiencias de nuestro sistema de salud. AMLO, por su parte, no ha resuelto el problema heredado por sus antecesores relacionado con la escasez de medicamentos y el paupérrimo estado de nuestros hospitales públicos. En materia educativa, el coqueteo del presidente con el SNTE y con los grupos subversivos han condenado a la educación pública a muchos años de estancamiento, lo que amenaza el desarrollo de México en el mediano plazo.
En suma, el presidente AMLO, lejos de defender a periodistas extranjeros y de proponer el derribo de estatuas en otros países, bien debería dedicar su tiempo e imaginación a encontrar soluciones para temas que SÍ afectan a todos los mexicanos. Aún podría hacerlo.