Creo sinceramente que algunos políticos deberían abstenerse de dar su opinión, en ciertos temas. Este es el caso de Ricardo Anaya Cortés, abogado por la UAQ, “bodeguero” (porque tiene naves industriales en Querétaro), político, militante del PAN, exdiputado local, exdiputado federal, dos veces presidente de Acción Nacional, excandidato a la presidencia de la república, y hoy en el autoexilio, viviendo en los Estados Unidos, porque se auto percibe como perseguido político. Todo, con solo 45 años de edad, que justamente cumplió el domingo pasado.

Y creo que es su juventud lo que le juega en contra. Varios medios de comunicación recogieron las declaraciones que realizó Anaya sobre la nueva Aerolínea del Estado Mexicano, cuya creación considera es un “error”, y que además “nos van a salir carísimas sus ocurrencias” (de Andrés Manuel López Obrador), como lo recoge el medio Infobae.

No lo quería dejar pasar, porque así es como se crean las leyendas urbanas, sobre todo la desinformación, y más en estos momentos donde los montajes y las fake news son el pan nuestro de cada día.

Dice la nota de Infobae sobre Ricardo Anaya: “de acuerdo con el exlegislador panista, es bien sabido que el gobierno ‘es un pésimo empresario’ y recordó que en el sexenio de Luis Echeverría se aceptó que incluso era propietario de un buen número de empresas y hasta de un Cabaret”.

Cuando gobernó Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), todavía no nacía el buen Ricardo. A mí sí me tocó nacer en las postrimerías de su sexenio. Pero ese es un mero dato autobiográfico. Su fecha de nacimiento no exime al otrora legislador de tener claros los periodos y fechas. Esto es importante, porque el responsable de estatizar las aerolíneas en este país no fue el presidente Echeverría; ese señor ya tiene suficientes esqueletos escondidos en el clóset, como para todavía achacarle tal medida administrativa.

El responsable de estatizar a la Compañía Mexicana de Aviación fue José Guillermo Abel López Portillo y Pacheco (“Jolopo”, para los cuates), y lo hizo el día 30 de noviembre del 1982, mediante un decreto de requisa que decía lo siguiente:

“Acuerdo mediante el cual el Gobierno Federal dispone la requisa de todos los bienes de la empresa denominada Compañía Mexicana de Aviación, S.A. de C.V.”

Me llama muchísimo la atención que cuando Mexicana se vio envuelta en un fraude maquinado en 2010 por Gastón Azcárraga, prominente empresario aliado a las élites del PAN -y antes al PRI-, el gobierno de Calderón no tuvo empacho alguno en aseverar que era “imposible” requisar la aerolínea al ser un ente “privado”.

Quiero compartirles una joya que viene dentro del documento de decreto, con el cual se “estatizó” a Mexicana de Aviación. En el cuarto considerando exponen lo siguiente:

“Que el artículo 112 de la Ley de Vías Generales de Comunicación otorga al Ejecutivo a mi cargo la facultad de requisar los medios de comunicación, servicios conexos, bienes muebles e inmuebles que operan las empresas concesionarias y de disponer de todo ello en la forma que lo estimen conveniente.”

¿Dónde estaba -en aquel lejano agosto de 2010- el prominente abogado Ricardo Anaya? Estaba como diputado plurinominal local en Querétaro, y era el coordinador del grupo parlamentario del PAN, en la LVI legislatura, o sea llegó gracias a un dedazo y no por la voluntad del voto popular.

Lo pregunto porque para el 2011 fue nombrado por el propio Felipe Calderón como subsecretario de planeación turística, dentro de la Secretaría de Turismo federal, y estando ahí debió de percatarse de lo que significó la pérdida de Mexicana de Aviación para el ingreso del turismo nacional e internacional ¿o no?

No nada más se perdieron más de 8,500 empleos directos y más de 130 mil indirectos en todo el país, la afectación también repercutió en la captación de turistas.

Entonces veamos, en 1982 el presidente López Portillo estatiza a Mexicana en aras de no perder conectividad aérea: y es que la requisa fue motivada porque el 11 de noviembre de 1982, el sindicato de tierra, el SNTTTASS, llevó a cabo una huelga, y para darla por terminada, el gobierno pensó que lo mejor era requisarla bajo el siguiente argumento:

“Dicho movimiento ha paralizado parte de los servicios de transporte aéreo nacional e internacional de pasajeros y de carga, auxiliares y conexos en el área que comprende la concesión que opera la citada Compañía, lo que está poniendo en peligro la economía nacional, cosa que el Estado tiene la responsabilidad de evitar mediante las medidas que previene la Ley.”

Pero en el 2010, ese argumento de “poner en peligro la economía nacional”, al gobierno de Felipe Calderón le importó un poco menos de tres cacahuates. En el caso más reciente, no hubo ninguna huelga o conflicto laboral que llevase al cese de operaciones de la antigua Mexicana de Aviación, fue más bien que a los entonces administradores del país, les estorbaba Mexicana para sus planes, y tenían que “bajarla de vuelo” al precio que fuera.

No importó que durante meses el país estuvo incomunicado en varias rutas; no fue sino hasta ya entrados el 2011 -casi 2012-, que el gobierno saliente empezó a repartir, con verdadero gusto y placer, las rutas y slots que le pertenecían a la aerolínea más antigua del país.

Vamos a los datos precisos: tras la salida de Mexicana de Aviación del mercado, los boletos de avión se dispararon hasta en 200%, esto es, las tarifas nacionales se encarecieron alrededor del 60% y las internacionales entre un 70% hasta un 200%. No olvidemos que en aquellos ayeres, Mexicana de Aviación era la principal línea aérea que comunicaba al país con los Estados Unidos.

Una nota del medio Expansión que hoy se puede consultar en internet, refiere que la salida del mercado de Mexicana “dejó pérdidas por alrededor de 800 millones de pesos (mdp) en 2010 para las 4,500 agencias de viajes que operan en el país.” Eso sin contar con que siete aerolíneas extranjeras hicieron su agosto, pues acapararon el mercado, y con ello se vulneró la soberanía aérea.

Ahora, me detengo en otro mito genial: “el gobierno es un pésimo empresario”, esto lo repiten una y otra vez, hasta el cansancio, como si por el hecho de repetirlo ad nauseam se convirtiese en verdad. Pongamos atención en lo siguiente: ya vimos que el 30 de noviembre del 1982 es requisada Mexicana de Aviación por el gobierno para darle fin a una huelga que sostenía el sindicato de tierra.

¿Saben cuántos años estuvo a manos del gobierno?, seis años; en realidad solamente adquirieron el 54% de acciones, el resto era capital mixto, y para 1989 a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, ahora del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, fue vendida a Grupo Falcón por 140 millones de dólares. Sin embargo, seis años después este grupo de empresarios tuvo que ser rescatado (1995) a través de la formación de CINTRA. Lo más absurdo, es que en Grupo Falcón se encontraba Enrique Azcárraga Andrade; sí, así como lo leen, la familia de hoteleros dueños de Grupo Posadas ya habían estado antes en Mexicana.

CINTRA fue la controladora que tuvo que crear el gobierno de Ernesto Zedillo para no perder la conectividad del país, pues en ella estaban tanto Mexicana como Aeroméxico, así que el mito de que los empresarios privados sí saben administrar es solo eso.

Así que no, Ricardo… Así no… Como podemos ver, no fue Luis Echeverría quien estatizó a Mexicana de Aviación, sino López Portillo, y vamos a decirlo sin cortapisas, lo hizo para pasar por encima de un movimiento obrero y desactivarlo por completo. Posteriormente Carlos Salinas se puso a vender las empresas del país, entre ellas las líneas aéreas, y Mexicana fue adquirida por un grupo de empresarios que no tenían relación alguna con la aviación.

La consecuencia fue que todavía no llegaban a los seis años al frente de la nueva Mexicana, y el gobierno tuvo que entrarle al quite de nueva cuenta, ahora con el Fobaproa, que después se convertiría en el IPAB, y que seguimos pagando los ciudadanos hoy en día.

La intención de tener una línea aérea no es un mero capricho, se trata de fortalecer la soberanía aeronáutica. Hoy en nuestro país el pasaje se mueve por aerolíneas extrajeras; según los últimos datos de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) el 72% de los pasajeros llega a México por líneas aéreas extrajeras, el resto lo hace por las mexicanas.

Si a estas alturas no entendemos que “de eso va” la creación de la nueva Mexicana de Aviación, estamos más que perdidos, y terminaremos repitiendo bulos como el dicho por Ricardo Anaya.