Por El Pordiosero
El grupo de Adrián Osnaya Torales en el Servicio de Inhaloterapia del Hospital Regional “Lic. Adolfo López Mateos” del ISSSTE, no sólo traficaba con medicamentos de alta especialidad, sino que además lo convirtieron en un tugurio en el que en horario laboral ingerían bebidas alcohólicas y jugaban baraja. La complicidad de autoridades y dirigentes sindicales les garantizaban impunidad.
En la primera de las fotografías que acompañan este trabajo, sentados en la mesa están Osnaya Torales, Salvador Mendoza Zamora y Nesly Aranza Juárez Alvarado, ingiriendo cervezas, dentro de su horario laboral, práctica en la que participaba todo el grupo. En la segunda gráfica se ve una botella de bebidas alcohólicas en una caja de medicamentos.
Mendoza Zamora -trabajador de base con número de empleado 308187- sustituyó a Osnaya Torales como encargado del Servicio de Inhaloterapia, la tarde del lunes 10 de julio, horas después que en agendapropia.mx dimos a conocer pruebas de que en sus redes sociales este ofertaba medicamento y equipo de alta especialidad que robó de ese hospital. El movimiento fue ordenado por el subdirector médico, Luis Alberto Castañón.
La sustitución tenía la intención de evitar que el escándalo escalara. Previamente el subdirector médico se habría reunido en una comida con Osnaya y con el ex secretario general de la sección XXXIX del Sindicato Nacional de Trabajadores del ISSSTE (SNTISSSTE), Alberto Ricardo “El Barney” Ortega Campos -actual presidente de la comisión nacional de auxilios, en la que se tiene documentado un faltante de casi 300 millones de pesos, cometido durante la gestión de Erick Francisco García Salamanca Varela y su papá Francisco García Culebro-.
El subdirector médico y “El Barney” Ortega Campos son aliados para decirlo eufemísticamente. En febrero del año pasado ambos sostuvieron una reunión con Hilario Ramírez Chávez, para sondear la posibilidad de apoyarlo en su candidatura a la presidencia del SNTISSSTE, aún cuando al final se decidieron por integrarse al grupo de Norma Liliana Rodríguez Argüelles en una negociación de su grupo político que le garantizó la presidencia de la comisión de auxilios y el manejo de un fondo de casi 900 millones de pesos.
“El Barney” Ortega Campos fue quien impulsó a Osnaya Torales para que ocupara la jefatura del Servicio de Inhaloterapia en ese hospital en 2016 -un año después sustituyó a María del Refugio González Chávez, actual secretaria de ropa de trabajo en la dirigencia sindical nacional en la secretaría general seccional-.
El caso es que Mendoza Zamora es uno de los que ayudaban a Osnaya Torales en el robo de material y equipo de alta especialidad. Participaban también Tania del Valle Rivas -número de empleada 373093, con plaza de base A8 otorgada violentando los reglamentos de bolsa de trabajo y escalafón y considerada la segunda al mando en el servicio-, Héctor Eduardo Ávila Santiago número de empleado 802336, interino y pese a lo cual gozó de dos meses de incapacidad recientemente-, Guillermo de Jesús Albor Martínez -número de empleado 802338, interino y quien también acaba de gozar de incapacidad- y Nesly Aranza Juárez Alvarado -número de empleada 805598-.
Según esto, en los ilícitos igualmente estaba involucrado Miguel Ángel Barroso -número de empleado 373092-, al parecer cuñado de Osnaya Torales.
Apenas el pasado miércoles 26 de julio, el director del Hospital, doctor Félix Octavio Martínez Alcalá, decidió designar a Sara Rojas Rico como encargada del Servicio de Inhaloterapia, con lo que asestó un primer golpe al subdirector Castañón.
La nueva encargada ocupó, durante 12 años, la jefatura de ese servicio. De inmediato ordenó una revisión, encontrándose, según esto, con medicamento oculto en ductos, por lo que se decidió el levantamiento de un acta para dejar constancia.
Sólo que el grupo de Osnaya Torales se apresta para dar la batalla y evitar la pérdida del negocio. Entre otras cosas, el secretario general seccional, Ricardo González Alfaro, buscaría el apoyo de la presidenta del SNTISSSTE, para que sea la intermediaria con la doctora Carolina Rojas.
Osnaya Torales y sus cómplices, tuvieron quince días para desaparecer pruebas que pudieran incriminarlos.
El reto para el director del hospital y la nueva encargada del servicio es llegar al fondo del asunto y presentar las denuncias penales y administrativas en contra de los responsables del robo de medicamento y equipo de alta especialidad. Las pruebas que muestran el robo de medicamento y equipo que se vendía en redes sociales por Osnaya Torales, son irrefutables.
Es claro que el grupo político al que pertenecen Ortega Campos y González Alfaro y la dirigencia del SNTISSSTE, van a intentar frenar cualquier indagatoria. Para la señora Rodriguez Argüelles, sería demoledor que el presidente de la comisión de auxilios y el secretario general de una de las secciones más importantes, fueran sujetos a un proceso penal, debido a que se le cuestiona la protección que ha dado a la familia García Culebro.
Una decisión indispensable que el doctor Martínez Alcalá deberá tomar, será la sustitución del doctor Castañón en la Subdirección Médica, a fin de evitar que actúe en beneficio del grupo que sustraía medicamento y equipo de alta especialidad, del cual forma parte. ¿Tendrá la fuerza política y el carácter para enfrentar el grupo político que desde hace años maneja al hospital?
Se trata de un grupo con poderío político y económico, con capacidad para doblar incluso al director general del ISSSTE, Pedro Zenteno Santaella, más concentrado en garantizar su posición en el gabinete de la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, que en combatir la corrupción.
El director del hospital López Mateos debe tener en cuenta que está en juego no sólo su prestigio, sino también la gobernabilidad del nosocomio e incluso posiblemente su permanencia en el cargo.
El doctor Martínez Alcalá perdería autoridad entre los trabajadores de no emprender acciones penales y administrativas en contra de los traficantes de medicamento y equipo de alta especialidad. El riesgo es que se convierta en el hazmerreir.
El mayor peligro es que la corrupción se consolide en ese hospital, en perjuicio de la ya muy deteriorada imagen que entre los derechohabientes tiene. Y hablamos de uno de los hospitales emblemáticos del ISSSTE, lo que no es poca cosa.
Colaboración especial para SDPnoticias de agendapropia.mx, portal especializado en asuntos sindicales