Era un sábado de visita de estado para Sinaloa. La gira del presidente López Obrador en compañía de Claudia Sheinbaum la próxima presidenta abarcaría varios estados. De la visita se supo desde el martes. Conocían la agenda perfectamente. ¿Quiénes? Pues quien quiera que estuviera interesado.
El viernes por la tarde el embajador Ken Salazar dio una serie de declaraciones concernientes a la detención de par de personajes del Cártel de Sinaloa. Este sábado, lo que discurría normal cambió con la divulgación de una carta con presunta declaración de Ismael Zambada.
Las redes ardieron de inmediato. La comentocracia carroñera se convirtió de inmediato en experta en investigaciones periciales. Sin perder el tiempo politizaron temas que son de seguridad bilateral. También atropellaron el duelo de familias con tal de sacar raja política de un tema que merece una investigación profunda y transparente.
La sola mención del gobernador Rocha Moya en la carta, sirvió para que la comentocracia carroñera dirigiera sus ataques al mandatario sinaloense. Lo peor: con una facilidad pasmosa etiquetaron a Sinaloa de ser un “narcoestado”. Sin miramientos, sin pruebas, sin elementos, solo una mención bastó para soltar la ira y el escarnio.
De un plumazo, todos los comentarios irresponsables desde la más rancia oposición ensuciaron a todo un pueblo que es trabajador, honesto y, sobre todo, bueno. No solo señalaron al gobernador de la entidad. Señalaron a toda una sociedad, como si viviera supeditada a un poder faccioso. Tildaron de “normal” que las decisiones del estado pasen por arreglos facciosos y que los sinaloenses vivimos así el día a día. Una verdadera vergüenza.
Fueron un par de horas de ataques sin cesar. Las notas periodísticas circularon y la competencia por quien “vendía” más, no se hizo esperar. La prensa esa que auspicia los ataques contra el presidente inundaba las redes con publicaciones. Crearon el foro perfecto para el escarnio.
Pero AMLO y Claudia llegaron a Sinaloa. Ya habían dado las primeras declaraciones en Los Cabos. En ellas, el mandatario nacional pidió esperar para escuchar al Dr. Rocha y también esperar más información.
Una vez en Culiacán, presidente y presidenta, fueron recibidos con gran cariño en el aeropuerto. Otros apostados en las principales avenidas esperando para saludarles. Porque “amor, con amor se paga”. Y en el estado de los once ríos, hay amor para el presidente. También para la presidenta electa.
El evento era para inaugurar el Hospital Bienestar Dr. Bernardo J. Gastélum. Pero fue el escenario perfecto para la respuesta lapidaria de los máximos representantes de la 4T que ahí se encontraban.
El primero fue el gobernador Rubén Rocha Moya. Salió bravo, como toro de lidia, pero parsimonioso como aquel se sabe con la razón. El mandatario nos regaló una de esas participaciones que suele dar cuando se necesitan. Experimentado, forjado en la grilla y muy hábil en el arte del discurso y la política. Fue muy claro. No hay complicidad con delincuentes. Y no sólo eso, sino pidió que lo investiguen desde la más alta esfera. Que la FGR atraiga el caso.
Al final, se dio tiempo para defender a su gobierno, y a las y los sinaloenses. Nuestro estado no depende de ninguna manera por grupos delincuenciales. Ser de Sinaloa no nos hace “traficantes”. Tampoco ser de Badiraguato.
En su intervención, López Obrador dio espaldarazo al gobernador. “Toda la confianza al maestro Rocha”. Le reconoció el haber aclarado inmediatamente la situación. Lo felicitó por dar la cara. Y como si supiera de donde vienen los ataques, dijo “no van a parar”. Tampoco que fuera casual que la carta saliera justo el día que él visitaría Sinaloa. “Mas claro, ni el agua”.
“Quien quiera estigmatizar a este bello estado, que se quede con su historia, porque hombres y mujeres de Sinaloa son buenos mexicanos y mexicanas, hombres y mujeres de trabajo”, dijo Claudia Sheinbaum, en una frase para enmarcar y que los sinaloenses agradeceremos. Fue la primera en recordar que el gobernador no estaba en el estado ese día. En un claro gesto de apoyo para el Dr. Rocha.
Finalizado el evento, la horda de comentócratas carroñeros hizo mutis. Callaron porque definitivamente la forma es fondo. Y la forma en la que el maestro Rocha atajó el asunto, es prácticamente incuestionable. El tema sin duda seguirá dando de qué hablar.
Pero aprovecho para pedir que quiten ese estigma de una buena vez. Vergüenza debería dar a quienes desde su ignorancia escriben y dicen que Sinaloa es una entidad controlada por el narco. Porque la problemática no se niega ni se oculta que de Sinaloa son muchos de los grandes capos. Pero de eso, a magnificar y mitificar el asunto al grado que lo hacen. Es quitarle la esperanza a la juventud de lograr una carrera profesional y superarse. Es arrebatar la calidad de la gastronomía local. Es desdeñar la alegre tambora y ensuciar los maravillosos paisajes que la geografía nos regala. Es horadar la medalla de plata de Marco Verde…
Vanessa Félix en X: @vanessafelixmx