El gobernador sinaloense admitió haber llegado desvelado de su viaje relámpago para apoyar a los Cañeros en Venezuela durante la Serie del Caribe de béisbol. La fiscalía le notificó al ejecutivo y legislativo del procedimiento en contra del ex alcalde mazatleco. No había más que hacer, en el argot beisbolero, era prácticamente “out” por regla para el “Químico”. Ya todos sabían lo que sucedería si las investigaciones prosperaban.

Luis Guillermo Benítez Torres ganó el 2018 la alcaldía de Mazatlán con amplio margen. Pensó que no le debía nada a nadie. Ni a López Obrador. Gobernó con displicencia y soberbia. El paisanaje del ex gobernador sinaloense, le sirvió para maquillar su desgobierno. Construyó poco y nada en términos políticos. Se dedicó a pensar su siguiente cargo y descuidó al puerto. El 2021 logró la reelección como presidente municipal. No hizo equipo con los grupos locales. El “Químico” Benítez se embriagó de poder. Creyó que “la Perla del Pacífico” era su feudo personal. La consideró una ‘concesión’ política para él y… se equivocó. Hoy enfrenta las consecuencias de los errores concatenados.

El tema de Luis Guillermo “Químico” Benítez Torres ocupará la de ocho columnas. Por fin sucedió. Lo escribí en octubre y recién en mi entrega de ayer anunciaba que ese tema debía tener un desenlace en estos días. El ex alcalde mazatleco y el ahora también ex secretario de turismo, ha salido del gabinete estatal para atender su proceso legal como un ciudadano más.

No hacía falta una bola mágica, había que voltear a ver los tiempos de Fiscalía. De la propia FGE nos contaban casi como anécdota, que herméticamente la fiscal anticorrupción invertía horas extras en una diligencia ‘reservada’. Ahora es fácil entender qué caso le tenía ocupada.

Evitar las comparaciones con el caso de Jesús Estrada Ferreiro es imposible. Hay paralelismos y también contrastes. Son similares, pero no iguales y por supuesto que primero hay que voltear a ver las maneras del gobernador Rocha Moya en torno a los casos.

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En ambos casos, el mandatario sinaloense concede la presunción de inocencia. Solo uno de ellos tuvo cargo en el gabinete estatal tras su salida del ayuntamiento. Con uno ha tenido rotos los canales de comunicación, con otro ha habido dialogo y cordialidad. En alusión a los dos casos dijo que no metería las manos por nadie. Sin embargo, ha tenido que atajar una bala política por uno de ellos.

Sin duda, la circunstancia tiene mucho que ver en el actuar del gobernador Rocha, pero deja muy en claro que el piso es parejo, que debe mantenerse imparcial, y que, sobre todo, el buen juez por su casa empieza. No va solapar a nadie.

Ahora bien, para el análisis político –porque del resto se encarga la autoridad competente- queda buscar las aristas del tema. Vámonos a los hechos.

En términos políticos, ambos creyeron que tenían un poder que estaba por encima de todo, subestimaron al pueblo y al sistema de procuración de justicia. Faltaba solo la señal del gobernador de no solapar a nadie para que el andamiaje legal de los poderes autónomos y del pueblo comenzara a operar en contra de quienes se ganaron el desencanto de las y los sinaloenses.

¿Entonces la intervención del gobernador Rocha Moya les habría valido a los ex alcaldes para evitar los procesos legales? No lo sé. Lo que sí puedo afirmar, es que el sexenio actual no será recordado por solapar presuntos actos de corrupción y que, si el Ejecutivo debe asumir un costo, que este sea facturado por la clase política de su propio partido y no sea una factura más cara y complicada, emitida por el pueblo. Debe ser más asequible ‘pelearse’ con Estrada o con el “Químico”, que con la sociedad sinaloense en pleno.

Ambos casos sentarán un precedente en la política de Sinaloa. Dos personajes, que fueron alcaldes de los dos municipios más grandes del Estado. Ambos desaforados en el mismo periodo. Los dos imputados por el mismo delito. Uno y otro, con un estilo soberbio y frívolo para gobernar. Les une el color de su partido, el mismo de la mayoría legislativa que les condenó.

Ahora sí, pienso que es momento de darle vuelta a la página. Este tema dará de qué hablar, pero en los juzgados. Por lo político, tanto Estrada como Benítez, deberán permanecer en el sigilo, atendiendo sus asuntos legales. Si se dicen morenistas y amigos del presidente López Obrador, deberán evitar el escándalo que dañe a su partido, sobre todo en tiempos con aires de sucesión.

Vanessa Félix | Twitter: @vanessafelixmx