Es urgente ajustar la política social actual debido a que fue diseñada bajo un escenario en el que la pandemia no estaba considerada. Ante la actual crisis, es necesario ampliar la cobertura de la política social bajo un enfoque de igualdad de oportunidades. Para ello, el primer paso es analizar la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos del Hogar (ENIGH), que recoge información a nivel nacional sobre los patrones de gasto de los y las mexicanas, así como de la cantidad y fuente de sus ingresos. Según lo que respondieron los encuestados, los hogares mexicanos reciben en promedio $53 mil 798 pesos al trimestre, o $17 mil 933 pesos al mes.

La gran parte de lo que perciben los y las mexicanas proviene de los llamados “ingresos corrientes” que son aquellos que vienen de salarios, transferencias gubernamentales, remesas, renta de inmuebles o propiedades, etc. Sólo 6% de los ingresos de las familias provienen de productos financieros (como crédito y cajas de ahorro) y capital (rentas derivadas de la inversión de capital).

Por otro lado, los gastos suman $47 mil 396 pesos por trimestre, o $15 mil 799 pesos al mes. El 83% del gasto fue corriente (pagos en efectivo o con tarjetas de débito), mientras que el 17% restante se dirigió a las erogaciones financieras (pago de préstamos o de tarjetas de crédito). Estas cifras hablan de que los mexicanos mantienen su patrón de bajo consumo a través de tarjetas de crédito. Es importante enfatizar este hecho, pues la bancarización puede traer beneficios a las familias y ha sido un reto para nuestro país desde hace varios años.

Entre las consecuencias de la pandemia se distinguen en primer lugar, la reducción en el ingreso de las familias, debido a la pérdida de empleo. Al mismo tiempo, hubo una disminución notoria en el gasto dedicado a transporte y comunicaciones. La ENIGH también reveló que las transferencias por beneficios de programas gubernamentales representan una fuente de ingreso importante, sobre todo para los hogares más vulnerables. Entre más bajo el estrato económico, mayor el monto y proporción del ingreso que vino de apoyos de programas sociales.

Los hogares más pobres recibieron un promedio de $608 pesos al mes, equivalente a 6.3% de sus ingresos corrientes, lo que demuestra la importancia de las políticas de transferencia directa que se han implementado en estos años.

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La desigualdad sigue siendo un gran reto para nuestro país, pues los hogares de estrato socioeconómico alto perciben más de 3 veces el ingreso que percibe el estrato bajo. Además, persiste la desigualdad entre los estados y regiones de la República, pues las familias en los estados del sur siguen percibiendo casi la mitad del ingreso que las de los estados del norte.

Gráfica 1: Entidades con mayores y menores ingresos, desagregados por ámbito urbano y rural.

INEGI

Dados los resultados de la ENIGH, podemos hablar de las siguientes necesidades y retos para el país:

  • Combatir la desigualdad de ingreso entre estados de la República
  • Seguir apoyando los programas que refuerzan los ingresos de los hogares más pobres.
  • Continuar impulsando los aumentos al salario mínimo, como se ha hecho durante este sexenio, pues la mayoría de los y las mexicanas dependen de sus ingresos laborales.