A Rubén Rocha Moya lo besó el diablo, como quien dice, lo chupó la bruja, porque después de la carta de “el Mayo” Zambada, al menos durante el juicio del líder del Cártel de Sinaloa, no podrá pisar suelo estadounidense; menos aún volver a utilizar el avión de su amigo Jesús Vizcarra o cualquier otro avión privado, no vaya a ser que se desvíe, sin querer aterrice en El Paso, Texas, y le caigan los “sheriffess” al estilo americano.

Ni modo, mi gober, a viajar en aviones de línea y vacacionar en territorio nacional. No es tan grave; usted también puede ir a cualquier lugar del mundo, claro, sin escalas en Estados Unidos. Acostumbrese a estar vigilado y mucho más cerca de lo que imagina.

¿De qué va esta nueva temporada de la saga Narcos? Repasemos los episodios recientes de esta narcoserie. El viernes, el embajador Ken Salazar dio una inusual conferencia de prensa, en la que fue particularmente enfático en que el gobierno de su país no tuvo nada que ver con el traslado de “el Mayo” Zambada. Varios pensamos que algo iba a pasar, y pasó.

El sábado, el abogado de “el Mayo”, Frank Pérez, difundió una carta en la cual, entre varias cosas, dijo que fue secuestrado al dirigirse a una entrevista con el diputado Héctor Cuen Ojeda y el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya. ¿Le tendieron una trampa? ¿Lo engañaron como a un chino? Vaya usted a saber.

Ese mismo sábado, el gobernador de Sinaloa se deslindó de la carta de “el Mayo”. Dijo que se encontraba en Estados Unidos con su familia. De inmediato, y desde el lugar de los hechos, Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum dieron su respaldo a Rubén Rocha, mientras que sus compañeros gobernadores hicieron lo propio. Gran respaldo político al desplante torero de Rocha de entregar el pecho, pero que de nada vale ante las autoridades estadounidenses.

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El domingo, la Fiscalía General de la República, ajena a este tema hasta el momento, publicó un comunicado barroco y torpe diciendo que investigará el caso de “el Mayo”. El lunes por la tarde, la Fiscalía de Sinaloa difundió un video del ataque a Héctor Cuén que echa por tierra una parte crucial de los dichos del líder del Cártel de Sinaloa.

La carta del capo suena verosímil, no escucho mentira en la respuesta del gobernador, pero no les creo. Como dicen, es bueno creer, pero es mejor no creer. Los hechos y el tiempo revelarán la verdad. Tengo buenos recuerdos y referencias de Rocha Moya. En 1999, el PRD me comisionó para hacer encuestas en Sinaloa; obvio, Rocha Moya iba abajo en las tendencias, pero gozaba de buena imagen. Como senador, me dicen que tuvo un buen desempeño y era uno de los morenistas más accesibles.

No importan mis impresiones, tampoco el espaldarazo de la plana mayor morenista. Rocha Moya quedó marcado y atrapado en una red de intereses y cálculos que poco tienen que ver con la justicia.

La primera maraña es la estrategia de “el Mayo” Zambada. Nada será al azar. Viejo y enfermo, el capo no tiene nada que perder, pero no perderá solo. Valorará qué decir y qué llevarse a la tumba. Sabremos si en su juicio reitera lo dicho en su carta y, lo más importante, qué dirá y qué se callará sobre la información y las relaciones que lo mantuvieron a salvo durante casi medio siglo.

La segunda maraña está en los cálculos de las autoridades estadounidenses para administrar la información proporcionada por “el Mayo”, el momento de usarla y cómo usarla. “El Mayo” es oro molido para el gobierno estadounidense.

No tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que las agencias norteamericanas estuvieron metidas hasta las manitas en la captura de “el Mayo”. Si fueron capaces de hacer que “el Chapito” entregara a su padrino, las agencias estadounidenses saben qué mandatarios y políticos mexicanos son cómplices del narco.

Mientras el gobierno mexicano nada más mirando y enternándose de los acontecimiento por los noticiarios y las redes sociales.

¿Y Claudia Sheinbaum? Pues primero aguantar vara y después, ya veremos según los hechos y las circunstancias.

Repitamos lo obvio: el principal mercado de drogas se encuentra en Estados Unidos, y los principales capos son estadounidenses. El consumo de drogas ha sido el mecanismo de control social más efectivo por más de un siglo, pero eso ya es otro capitulo. Eso pienso yo. ¿Usted qué opina? La política es de bronce.