Bienvenidos amantes de la gastronomía. Este miércoles, como cada año, se celebró en nuestro país el “Día de la Madres”, que llega religiosamente el décimo día del mes mayo, y se festeja aunque “caiga” a media semana, como fue esta ocasión.
Para la gran mayoría de nosotros, no hay mejor comida que la de nuestra mamá; nadie le gana, ni el chef con más estrellas Michelin en el mundo; la comida de mamá siempre es la más deliciosa. Es muy conocida la tradición de pasar, de generación en generación, un sinfín de recetas que resisten el paso de los años y siguen vigentes hasta nuestros días.
Podemos decir que la gastronomía mexicana tiene mucho de mamá. Algunas porque sus tatarabuelas o bisabuelas aprendieron el arte de estar entre cazuelas y ollas, guiadas por monjas que les dieron a conocer los secretos más maravillosos de la cocina.
En cada casa hay una receta perfecta para hacer, por ejemplo, unos sencillos “chilaquiles”, ya sea con salsa hecha con tomates verdes o con jitomates rojos; hay quien le pone epazote a la salsa en lugar de cilantro, unos son asados, otros se cuecen, y también los hay en crudo. Conozco los que se sofríen en manteca de cerdo y los que van en aceite, pero todos, por supuesto, llevan el ingrediente secreto: la sazón de mamá.
¿A ustedes les pasa? Que existen lugares que suelen recordarnos a ella. Si tenemos el privilegio de tenerla a nuestro lado, seguramente en algún momento de la vida fueron a desayunar, comer o cenar a un restaurante, pero cuando vas a ese lugar especial, ya sin ella, los sabores evocan su presencia.
En mi caso son muchos, pero dejaré la experiencia en dos, porque son lugares que a la fecha siguen operando. Cuando yo era niña, mi madre solía visitar a una tía que vivía en la colonia Del Valle; a mí me encantaba ir pues tenía una hija de mi edad con quien podía jugar, y un lugar recurrente para ir a comer en esos inolvidables sábados era una pizzería, antes de que las franquicias dieran entrada a las pizzerías de cadena.
“Juliu’s Pizzas” es un clásico enclavado en el corazón de esa colonia; en el número 60 de la calle de Pilares, esquina con Rafael Alducin, podemos encontrar este restaurante que hoy tiene 41 años de existencia. No es muy grande y está decorado con paneles de madera que lo hacen más cálido, y un poco a modo de bar norteamericano.
La de ese local, fue una de las primeras pizzas que probé en mi infancia, acompañada de un inigualable y delicioso “Orage Crush”. La oferta era -y sigue siendo- para todos los paladares: desde la clásica con queso, champiñones, hasta las que llevan ingredientes más sofisticados como los ostiones ahumados, una verdadera delicia.
El siguiente lugar que les voy a compartir, es otro clásico; era uno de los lugares favoritos de mi madre para ir a comer en domingo. Me refiero al “Restaurante Adonis”, sito en Homero No. 424 Col. Polanco.
Su especialidad es la comida libanesa, y la verdad comer ahí es como entrar al cuento de Las Mil y una noches, pues todo el ambiente morisco te envuelve mientras pides de entrada un Baba Ganoush, que es un puré de berenjena, acompañado del clásico Tabulé, una especie de ensalada hecha a base de perejil (en mi casa a mi mamá le gustaba hacerlo con menta), poco bulgur que es una pasta de trigo muy chiquitina, acompañada de jitomate rojo picado finamente, cebolla, y en el Adonis le ponen hierbabuena; por supuesto el jocoque seco con aceite de oliva acompañado de pan árabe.
Generalmente pedíamos el “Plato libanés”, ya que viene servido con varias especialidades como hummus, baba ganoush, tabule, jocoque seco, kibbe bola, kibbe crudo (mi favorito), hojas de parra, tacos de col y calabaza rellena.
Y no hablemos de los postres, que son de otra dimensión, porque son tantos y tan exquisitos: el dedo de novia, el blakava, maamoul con nuez, burma de pistache acompañados de un café turco, simplemente una maravilla.
¿Ustedes, qué lugares le recuerdan a la autora de sus días? ¿todavía existe o ya desapareció? Si son madres ¿a qué restaurantes han llevado a sus hijos para dejarles en la memoria gustativa el recuerdo de su madre?, ¿No lo han hecho todavía?, pues no esperen más… Los leo.
¡Bon appétit!
Cat Soumeillera en Twitter: @CSoumeillera