Si 6 mil elementos de la Guardia Nacional serán comisionados para proteger las instalaciones del Metro de la CDMX significa que existe la sospecha, seguramente fundada en investigaciones policiacas y peritajes técnicos, de que tantos “accidentes” en tan pocos días no pueden ser casualidad ni tampoco atribuibles todos a problemas de mantenimiento.
Sabotaje. Esta es la palabra clave.
Se planteó como una hipótesis después de la tragedia del sábado 7 de enero, pero ahora, varios días después, parece una certeza.
¿Autores intelectuales? ¿Autores materiales? La policía capitalina, que ha demostrado su eficacia en otros casos, destacadamente en el atentado contra Ciro Gómez Leyva, tendrá que entregar resultados y señalar a los culpables.
No puedo especular ni responsabilizar a políticos enemigos de Claudia Sheinbaum se estar detrás de los “accidentes”, pero no lo descarto.
Tampoco sé si en todo este enredo criminal esté metido el sindicato del Metro, que tiene muy mala fama.
Lo único cierto es que dos gobiernos, quizá los dos más importantes de México, el federal y el de la capital del país, están convencidos de que hay perversidad política o sindical en el origen de tantos problemas que desde el sábado estamos viendo que se presentan a diario en el mencionado sistema de transporte colectivo.
La convicción de que hay sabotaje es lo único que puede justificar la presencia de la Guardia Nacional. Seguramente no se reducirá a patrullar los andenes, sino también a vigilar y proteger los centros operativos desde los que se manejan y controlan los trenes.
Leo en la página de internet de Reforma una nota sobre la mañanera de hoy en la que, por el tono del título, los editores de ese periódico cuestionan al presidente López Obrador por haber elogiado a Claudia Sheinbaum frente a Marcelo Ebrard. Con una afirmación así lo que se pretende es convertir en politiquería barata lo que fue una elemental muestra de solidaridad del presidente de México a la jefa de gobierno que está siendo muy agredida en redes sociales y medios de comunicación.
Andrés Manuel ha sido solidario con Marcelo cuando el canciller lo ha necesitado, como hace años, aquella vez en que el entonces presidente Fox ordenó el cese de Ebrard como jefe de la policía capitalina. Hoy no es el titular de la SRE quien necesitaba apoyo porque nadie lo está molestando, ni con el pétalo de una rosa.
A quien se está agrediendo, y muy fuertemente, es a Claudia, y el mensaje del presidente López Obrador es una simple expresión de aprecio a la amiga, compañera de lucha de tantos años que está sufriendo las más vulgares calumnias solo porque alguien tuvo la miserable idea de orquestar una serie de sabotajes mayores y menores en el metro de la Ciudad más grande en nuestro país.
Escuché hace rato parte de una entrevista que Ciro Gómez Leyva le hizo al líder del metro, Fernando Espino. Este hombre se expresó en forma tan agresiva contra Sheinbaum que mi primer pensamiento fue: “se puso el saco y le quedó a la medida”. No lo estoy acusando, pero no venía al caso una reacción tan virulenta.